El SISTEMA ELECTORAL: el británico es un sistema electoral indirecto que elige a los diputados de 650 distritos: el partido que gana en más distritos es el que elige automáticamente a su líder como primer ministro. La población promedio de cada zona es de 98 mil votantes. Esto significa que la estrategia de los partidos suele concentrarse en distritos “marginales” donde hay diferencias de menos de cinco mil votos. Theresa May concentró el 57 por ciento de sus 70 visitas a zonas laboristas del norte del país que votaron a favor del Brexit en el referendo del año pasado: su esperanza es que olvidasen su pertenencia histórica laborista y su rechazo visceral a los conservadores que desindustrializaron el norte por el voto patriótico antieuropeo. Corbyn dividió sus 76 visitas entre zonas en las que tenía una fuerte presencia y los distritos marginales, una señal de menor confianza en la solidez del voto propio.
VOTANTES: Casi 47 millones de personas están registrados para votar. Importante para los laboristas, que son mucho más populares entre los menores de 35 años, es que casi dos millones de este grupo etario se registraron para votar. El problema es cuántos de los jóvenes registrados termina votando en un país en el que el voto no es obligatorio. Según una encuesta, el 63 por ciento de los registrados dijeron que votarían, un porcentaje similar al que fue a las urnas en el referendo del Brexit el año pasado. Pero en la elección de 2015 un 60 por ciento de los jóvenes dijo que iba a votar: solo el 43 por ciento los hizo.
¿QUIÉN NO PUEDE VOTAR? Pueden votar ciudadanos británicos, irlandeses o de la Mancomunidad de Naciones (52 países de las ex colonias británicas) que viven en el Reino Unido, y británicos que hace menos de 15 años vivan en el extranjero. No pueden votar los miembros de la Cámara de los Lores porque los británicos eligen a sus representantes en la Cámara de los Comunes. Los condenados a prisión también pierden el derecho al voto al igual que los que fueron hallados culpables de prácticas corruptas o ilegales en relación a una elección.
ECONOMIA: La caída en picada que vaticinaron muchos si ganaba el Brexit no se produjo, pero la economía británica está empezando a sentir el impacto a medida que se acerca a las negociaciones con la Unión Europea. Si en los últimos tres meses de 2016 el Reino Unido fue una de las tres economías que más crecieron del G7, en el primer trimestre de este año pasó al fondo de la tabla con un incremento del PIB del 0,2 por ciento. En abril la inflación subió a un 2,7 por la caída de la libra y la dependencia británica de las importaciones, sobre todo en alimentos. Otras señales: el salario real está cayendo, al igual que los precios de la propiedad.
MALVINAS: Las islas Malvinas no han figurado mucho en estas elecciones. Con los dos atentados durante la campaña, el terrorismo islámico, o el Brexit, o la economía o el estado de los servicios públicos han sido mucho más relevantes. En el único momento en que surgió el tema fue durante la entrevista del célebre periodista Jeremy Paxman a Jeremy Corbyn hace 10 días. Paxman le preguntó por qué no había dicho que había que sacar a los argentinos que habían invadido territorio británico en 1982. Corbyn respondió que los argentinos no tendrían que haber invadido, pero que era mejor una solución negociada en las Naciones Unidas que evitara “la pérdida de vidas de jóvenes soldados argentinos y británicos”. Paxman insistió recordándole que él había dicho que la guerra era una conspiración política urdida por Margaret Thatcher. La respuesta de Corbyn fue que Thatcher había aprovechado políticamente la guerra y que él siempre había buscado una solución. En la prensa conservadora salieron un par de notas con reacciones de veteranos de la guerra al respecto, pero poco más.
FINANCIAMIENTO POLÍTICO: a medida que se achicó la diferencia entre conservadores y laboristas, los multimillonarios se pusieron: más de un millón de libras en la última semana de campaña. Los Hedge Funds, o Fondos de Alto Riesgo, estuvieron a la cabeza con más de 300 mil libras. El máximo donante conservador fue el productor de hits teatrales como “El fantasma de la Opera”, John Gore, quien aportó más de un millón de libras a los cofres conservadores en el curso de la campaña. Los sindicatos fueron los que más aportaron al laborismo: unas 850 mil libras. El resto provino de las contribuciones de sus militantes y simpatizantes.
TODO SEA POR EL VOTO: en general se vota en escuelas, pero esta elección ha mostrado algunos lugares no tradicionales para ejercer el voto. Entre los más peculiares centros de votación se encuentra un gimansio, un molino de viento, un vagón de ferrocarril de museo y un…. cementerio, todos reunidos en el hashtag #unusualpollingstations.