A dos semanas de anunciar que no se iba del club con el torneo iniciado, Leandro Somoza asumió que su trabajo en el club no ofrecía ninguna respuesta y renunció. El técnico volcó culpas en la falta de refuerzos. “No iba por el mismo camino lo institucional y lo deportivo y por eso tomé la decisión de dar un paso al costado", anunció ayer. La dirigencia asume un nuevo fracaso de proyecto deportivo y ante la gravedad de la crisis el que dio la cara no fue el presidente Rodolfo Di Pollina sino el manager Raúl Gordillo: “Es una decisión entendible pero apresurada”, reconoció. Germán Rivarola dirige mañana ante Godoy Cruz, entre tanto intentarán convencer a Pablo “Vitamina” Sánchez para que tome el mando de un equipo a la deriva desde hace tiempo.

Somoza asumió responsabilidades implícitas en su muy mal paso por Central: renunció a diez días de comenzar el torneo. Lo hizo por falta de refuerzos en un mercado de pases que todavía tiene por delante casi dos meses. Las negociaciones se dan en un escenario de previsible dificultad, entre falta de presupuesto y de proyecto deportivo. Y sorprendió a todos su decisión en Arroyito porque días atrás el propio Somoza despejó dudas en su futuro: “No soy de irme así de un día para el otro”.

El problema de Somoza es que en diez partidos cosechó solo dos victoria, tres empates y cinco derrotas. Para peor, en todos los partidos el equipo se mostró tan inexpresivo como falto de ideas. “Las decisiones fueron mías por lo que vi y lo que sentí. No me arrepiento de nada. Es un desgaste de hace dos meses que estoy acá. La sensación es rara porque no me gusta salir así, pero era una situación que no daba para más. Venía reclamando una coherencia y un orden que no estuvieron nunca presentes. Les entregó a los dirigentes tres nombres por puesto y no llegó nadie”, se excusó Somoza.

La irresponsabilidad del entrenador no es mayor que el de la dirigencia. Central hace años que está en crisis con su fútbol profesional. A pesar de contratar jugadores compulsivamente nunca pudo construir un proyecto. Tampoco lo fue el proceso de Cristian González, quien solo tuvo como objetivo dar lugar a los juveniles para evitar erogaciones en refuerzos. Pero ayer la cara la dio Gordillo, en su calidad de manager, lo que marca la ausencia de un liderazgo de gestión reconocible en la dirigencia.

 “La decisión de Somoza es entendible, pero apresurada. Nos tomó por sorpresa. Nos citó para una reunión y lo que menos esperábamos era encontrarnos con esta situación, más allá de que venía manifestando el tema de los refuerzos”, explicó el manager luego de la reunión ayer al mediodía en Arroyo Seco donde el entrenador dio a conocer su renuncia. 

Los directivos intentaron por más de una hora persuadir a Somoza, incluso dando detalles de algunas negociaciones avanzadas por refuerzos. Nada llevó a la reflexión al entrenador. Somoza no creía que podía hacer nada para lograr que Central juegue mejor y es claro que los refuerzos no serán la solución. El equipo reclama por un entrenador con capacidad de construir una propuesta de juego y en Somoza eso nunca asomó.

La dirigencia intentará traer a Vitamina Sánchez, a quien fueron a buscar días atrás pero sin mayor convicción. La improvisión en la gestión deportiva del equipo no abre grandes expectativas. La alternativa es la vuelta de Leo Fernández. Pero mañana ante Godoy Cruz dirige Germán Rivarola.