La creación de una Empresa Nacional Agroalimentaria puede ser una estructura clave en la construcción de una Argentina productiva y sustentable, que vincule ciencia-tecnología-sociedad para garantizar los alimentos en todas las mesas argentinas. A la vez, para lograr el desarrollo territorial con igualdad, superando las dicotomías campo-industria. Y también para colaborar en la distribución de las riquezas que genera el trabajo y la producción al accionar sobre la tierra.
Un primer punto a tomar en cuenta es el concepto de agroalimento en lugar de alimento. Esto resulta importante, ya que el concepto integra al conjunto de actividades relacionadas a la producción, transformación y distribución, articulando distintas actividades o rubros: el sector agrario, la industria, la distribución y el consumidor final. Agrupa, además, el conjunto de operaciones de transformación, conservación, preparación y acondicionamiento de los productos de origen agropecuario efectuadas en unidades de producción industrial. Incluye, funcionalmente, actividades de primera y segunda transformación, según sus insumos provengan directamente del sector primario o bien de otras empresas agroindustriales. De este modo, la cadena agroalimentaria constituye una esquematización de la secuencia: producción-transformación-distribución-consumo.
El siguiente punto importante es la definición política de modelo de desarrollo sobre el cual debe asentarse, que debe ser nacional, federal, inclusivo y soberano. Estos cuatro conceptos determinan la estructura, la expansión y la relación que deberán constituir a la Empresa Nacional de Agroalimentos.
Desarrollo desigual
Argentina cuenta en toda su extensión continental y marítima con una diversidad y riqueza productiva que se ha desarrollado desigualmente, producto de la imposición de un modelo de desarrollo contrario a los cuatro conceptos mencionados.
De esa manera, las políticas públicas ejecutadas por gobiernos de corte conservador o neoliberal -que predominaron en estos 200 años por sobre los gobiernos de corte nacional y popular-, produjeron un mayor crecimiento y desarrollo de la región central o pampa húmeda en relación con el resto de las regiones. También son responsables de que una pequeña parte de la población se enriquezca, mientras la mayoría de la población lucha por no caer en la pobreza.
Desde los equipos técnicos del Centro de Estudios Agrarios proponemos la idea de una Empresa Nacional Agroalimentaria basada en la construcción de un modelo productivo y sustentable, que desde la Bioeconomía, la Bioética y la Bioindustrialización, proteja la Biosfera y su Biodiversidad, y que principalmente ponga en el centro a la mujer y al hombre, a la sociedad. Es decir, un modelo productivo-inclusivo-federal que en la unión de la ciencia-tecnología y sociedad, encuentre las respuestas sociales y ambientales.
Determinantes para la creación de la empresa
Son dos las determinantes para que la Empresa Nacional Agroalimentaria funcione. Primero, que resuelva las necesidades de los argentinos en cada localidad del país. Segundo, que redistribuya riqueza e invierta en desarrollar la comunidad organizada local.
Para lo primero, se propone proyectar polos de producción primaria vinculados con polos agrobioindustriales, con una red de distribución y abastecimiento, basado en cubrir las necesidades de consumo local e intercambiando mercancías con otras regiones, agregando valor local, integrando actividades y cadenas complementarias.
De esta manera, se lograría dinamizar las economías locales, conectándolas nacional y globalmente por medio de la virtualización, uniendo cada punto por una plataforma de inclusión y vinculación agroalimentaria, que incluya la comercialización y el intercambio tipo e-commerce. Ello supondría organizar la red productiva integrada desde la comunidad local a lo provincial y lo nacional, e incluso, lo global.
En relación al segundo factor determinante, se propone generar un fondo de inversión y desarrollo para financiar proyectos productivos agroalimentarios. Una acción posible es recuperar lo que fue el Fondo Solidario Sojero, generado con parte de lo recaudado por los derechos de exportación, y direccionarlo al sector agroalimentario en producción-agrobioindustrialización-distribución-abastecimiento.
Esto permitiría obtener financiamiento para materializar la idea de la Empresa Nacional Agroalimentaria, promoviendo proyectos locales en cuatro líneas directrices:
1.Producción y trabajo
2. Arraigo y desarrollo.
3. Innovación tecnológica.
4. Sustentabilidad y bioeconomía.
Las nuevas tecnologías aplicadas permiten desarrollar actividades agroalimentarias en zonas que antes resultaron inhóspitas, y además, de manera sustentable. Esto permite pensar en producir leche, carne bovina, pasturas en regiones como La Rioja. Es una provincia que hoy es ejemplo de un Estado presente en estas materias con 14 empresas agroalimentarias público-privadas.
La importancia de desarrollar este modelo productivo no sólo radica en la producción local, la disminución del transporte con sus costos económicos y ambientales, sino que también permite liberar saldos exportables de mercancías que, producidas en la región central, logran competitividad global.
* Médico Veterinario Director del Centro de Estudios Agrarios (CEA).
** Médica veterinaria, Maestranda en Desarrollo Regional y Políticas Públicas de Flacso, y codirectora del Centro de Estudios Agrarios (CEA).