Ocho años estuvo Tolcachir sin pisar un escenario, ausencia que se debió, sobre todo, a su vida eventualmente nómada. Nerium Park, de Josep María Miró, con dirección de Corina Fiorillo, comedia romántica que deviene en thriller, fue su regreso este año. Volverá en agosto. “Como me gusta viajar y tengo que hacerlo no me había comprometido con ninguna obra, porque no soy negocio para nadie. Mi realidad era ésta y Corina y Paula (Ransenberg, que actúa con él) dijeron ‘dale’. Estuvo muy lindo y tengo muchas ganas de seguir”, dice. “Actuar me cambia la cabeza. Como actor no dirijo nada. Me pongo el chip de la actuación, de la propuesta, de jugar con mis compañeros y disfruto mucho. Como director tenés la concentración disociada: la luz, el frío, el actor, el texto, la producción, llueve… la del actor es una concentración más dirigida. Como placer es más divertido actuar. Pero dirigir es más exigente, tiene otro tipo de placer. Sufro más dirigiendo”, compara. Además, expresa que la actuación le viene “muy bien” para descansar de su rol más transitado. “Aprendo de mi director, vivencio cosas que me sirven para dirigir. Lo ideal es ir cambiando. Me gusta aprender, tener maestros, chuparles la sangre”, concluye.