El perito criminólogo e informático Emilio Nicolás Rosales declaró por video llamada ayer en el juicio por el femicidio de la docente Sandra Palomo. El testigo analizó tomas de las cámaras del supermercado Vea, en cuyo subsuelo fue asesinada la víctima, y dijo que dos personas que ingresaron al local comercial tienen similitudes con las fisonomías de Tomás Giménez, quien además fue detenido por falso testimonio, y con el imputado Ian Esteban Caro, pero no pudo afirmar que se trate de ellos.
Además de Caro, en este proceso se juzga a Ricardo Nahuel Bonifacio, Damián Caxal y Hugo Carrizo, los dos últimos menores de edad al momento del hecho. Los cuatro están acusados por participación secundaria en el asesinato.
Rosales, que es oficial de Gendarmería, intervino en este proceso como perito de parte, a solicitud de la querella, que le había encomendado que identificara a personas que podrían estar involucradas en el caso y para ello le aportaron videos del supermercado y fotos de los imputados, de otros adolescentes y jóvenes de quienes la familia tenía sospechas. El perito dijo que en dos cámaras, ubicadas en la entrada y en la línea de cajas, observó a personas con rasgos fisonómicos similares a los de Tomás Giménez (mencionado por su apellido ficticio, Correa), y a Caro.
"Justamente la persona que podría ser Correa en el mejor de los casos, llama la atención porque no efectúa compra. Ingresa y sale del local". El otro joven, que podría ser "Caro se encuentra en línea de cajas mirando hacia un costado en varias oportunidades", sostuvo Rosales.
La madre de Giménez, María Bovadilla, aseguró a Salta/12 que el adolescente que aparece en la imagen no es su hijo, señaló que el corte de pelo y la ropa son distintos; afirmó que quieren involucrar en la causa a su hijo, y reprochó que no se lo haya investigado en el momento del crimen, cometido el 31 de agosto de 2019. "No tiene nada que ver". "Esto no es un juego, es la muerte de una persona", subrayó, y añadió que si supiera que su hijo estuvo involucrado en este crimen lo entregaría a la policía.
Consultado por la fiscala Mónica Poma respecto a la fecha y horario de los videos, el perito dijo que no puede responder porque no tiene certeza de que el tiempo de las cámaras haya estado sincronizado con el real.
Dijo que también identificó al adolescente considerado por la Fiscalía como autor del crimen, L.C., pero "no era objeto de la búsqueda que le encargó la querella". "Tenía entendido que ya estaba involucrado en la causa", señaló.
Los defensores de Caro, Orfeo Maggio, y de Carrizo, Ricardo Belbruno, pidieron que el gendarme fuera careado con el policía Matías Tolaba, de Homicidios, y Héctor Barboza, criminalista del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF). "Ninguno de los peritos del CIF, ni de la policía arribó a las mismas conclusiones y no dijeron haber visto a Ian Caro en un video", comentó Maggio. El resto de las defensas acompañó el pedido, la Fiscalía se opuso y finalmente el Tribunal resolvió no hacer lugar.
Las conclusiones del perito de Gendarmería coinciden con un informe del criminalista Carlos Párraga, que también intervino por pedido de la querella, y analizó las cámaras de seguridad del supermercado desde la mañana del 31 de agosto de 2019 hasta la salida de la camioneta de la víctima. Párraga dijo dijo que observó a dos varones jóvenes o adolescentes que ingresaron al salón sin comprar nada. Y señaló "el ingreso de un masculino con características similares a Tomás Correa", así como a "un masculino con características físicas similares a Ian Caro".
Mientras que en otra imagen, observó "ingresar a un masculino quien podría corresponderse por sus características físicas a quien se llamaría 'Nadir Farah'", otro joven mencionado en este proceso como amigo de un hijo de la víctima.
Párraga había recomendado que se realizara un análisis a través del software de reconocimiento facial Morpho Face, programa con el que cuenta la Policía Federal, para corroborar o descartar la identidad de "los individuos sospechosos" visualizados en las cámaras del interior del supermercado. Esta pericia se hizo, los resultados ya fueron remitidos al Tribunal, resta que se den a conocer.
Que se investigue al viudo
"Lo que vine a aportar es por el esposo, por lo que sé, por lo que vi", señaló el testigo de identidad reservada al declarar ayer. Describió al viudo como una persona celosa y controladora, que manipulaba a Sandra Palomo.
Aseguró que la relación entre la víctima y su marido, Enrique Rauber, "tenía altibajos". "Era muy celoso, por supuesto, no lo demostraba mucho", afirmó. Pidió que este hecho "se tenga en cuenta", además solicitó al Tribunal el esclarecimiento del crimen, y que se sepa la verdad. "Ella no tuvo que terminar de esa manera en un crimen tan horrible ocurrido en esta ciudad", señaló y pidió justicia para que ninguna otra mujer vuelva a ser víctima de femicidio.
"Queremos saber el móvil de este crimen tan horrendo. Que se investigue, que salga a la luz, quien tenga que caer que caiga. Que se investigue al viudo hasta las últimas consecuencias", insistió.
El testigo relató que la madre de Sandra Palomo, que vivió mucho tiempo con la pareja, le refirió que ante la víctima, Rauber "siempre estaba muy tirado, se lo veía muy enfermo, pero cuando ella salía, la perseguía, la tenía acosándola para que no salga, ella tenía que hacer cosas para él, para la familia, para conservar el núcleo familiar".
Contó que en un viaje Rauber "no la dejaba (a Sandra) bajar sola de la camioneta, a cargar agua o al baño", a tal punto que su hijo menor le pedía: "Papá, dejala que vaya, se va a ir al baño", y que la misma Sandra "decía que no la dejaba ni ir al baño". "Era celoso, lo demostró ahí con más nitidez, o se mostró más compulsivo, con el tema de los celos y pertenencia", sostuvo.
Respecto al viudo, indicó que en ese viaje "tenía en claro los pueblos, las distancias, contaba los kilómetros de un pueblo a otro", por lo que consideró que tenía momentos de lucidez. También dijo que Rauber era gendarme antes que médico y que en otro momento al encontrarse con otro gendarme "se acordaba de lo que hacían, de los rangos, distancias entre escuadrones".
Según contó el testigo, Sandra quería viajar a España con una amiga para visitar a su hermana que vive allí y le había comentado a su familia que por su estado físico quería descansar y tomarse 20 o 30 días. "Sé que él no lo tomó bien a ese viaje", manifestó respecto al marido. Indicó que la madre de la víctima dijo que él "estaba enfurecido o malo".
También relató que una tía de la víctima, dijo que Sandra "estaba buscando la separación. Estaba indecisa de eso capaz o se sentía presionada por su esposo".
El testigo dijo que después del crimen toda la familia de la víctima "estaba muy quebrada, dolida", mientras que el viudo "estaba muy entero, distendido, me llamó mucho la atención esa actitud". Dijo que incluso se reía a carcajadas. “No lo vi quebrarse, ni derramar una lágrima, no sé qué clase de persona puede hacer eso, él sobrellevaba muy livianamente el hecho (...) ¿Cómo puede estar así una persona (cuando) acaba de ocurrirle algo tan aberrante a su esposa? Lo vi muy suelto, no vi expresiones de dolor en su cara (...) Hizo chistes, me cayó tan mal", relató.
"Cuando uno de los hijos fue a contar algo que encontró respecto a los hechos, él saltó un peldaño como de 40 centímetros (...), lo saltó y fue a ver qué novedades había”, añadió. Resaltó que el viudo no preguntó por Sandra, y en cambio, "la camioneta es lo que le interesaba”. Señaló que eso pasó dos o tres días después del femicidio.
Este hombre también sostuvo que el viudo se mostraba con Sandra "muy decaído y enfermo", pero luego del femicidio, "estaba de ánimo para todos, lo veía preparar cosas que nunca hizo". Ejemplificó contando que antes veía que Sandra "le daba la pastilla en la boca y el agua" y a veces al viudo se le caían. También dijo que ella solía marcarle el teléfono porque supuestamente él no podía, sin embargo, luego lo vio haciendo esto de forma autónoma.
Indicó que familiares de Sandra vieron al viudo "caminando en la calle, erguido, bien parado y que se dirigió a sacar plata en el cajero con tarjeta". "La hermana que vino de Europa lo vio caminando por las calles con pocas dificultades", sostuvo. Las hermanas de la víctima ya relataron que Sandra solía cargar al viudo incluso hasta el baño porque supuestamente no podía movilizarse solo. Además señaló que el viudo era "obsesivo con el tema del dinero" y sabe por la madre de Sandra que él manejaba efectivo.
Entre otros datos aportados, el testigo dijo que la madre de Sandra contó que, "tres días antes del hecho" vio al jardinero con otras dos personas jóvenes y flacas encapuchadas que estuvieron charlando con el marido de la víctima en la vereda. Este hecho fue señalado por una de las hermanas de la víctima.
Asimismo, el testigo puso en duda que L.C. haya matado a Palomo solo, teniendo en cuenta su "contextura”, que era pequeña.