Mañana vuelve la revista Fierro a los kioscos. Será, como los últimos diez años, de la mano de PáginaI12, pero, a la vez, no será la misma Fierro que los lectores conocían ya de memoria. El impasse tomado desde marzo a esta parte dio tiempo y aire para repensar y renovar muchos aspectos de la revista. Por eso, aunque para muchos la publicación que comprarán mañana es una continuación de los últimos tiempos, para otros es una “tercera época” que nace pegadita a la segunda. Los cambios son notorios: frecuencia trimestral, rediseño del logo y sus páginas interiores, que además aumentan (96, contra las 72 de antes), un eslogan nuevo y nombres que hablan de una renovación estética enorme en sus páginas, que se abren a los más jóvenes. Además, el sumario incluye varias mujeres (Delius, Natalia Novia, Muriel Bellini, Lola Lorente), una noticia recibida con entusiasmo en las redes sociales por los lectores que percibían que estas aparecían sólo en ocasiones especiales.
Más allá de la renovación, hay varios nombres conocidos para el lectores de los últimos años: Max Cachimba, Diego Parés, Lucas Varela, El Tomi, Pipi Spósito, Eduardo Maicas, Diego Agrimbau, Gustavo Sala, Juan Soto, Lucas Nine y el Polaco Scalerandi son una base que mantendrá cierto margen de identidad a la publicación. A ellos se suma la figura de Quique Alcatena, que por primera vez en décadas de carrera publicará en la revista señera de la historieta argentina. De los nuevos nombres, es el único al que se puede llamar “consagrado”. Los otros son todos jóvenes pujantes. Algunos ya tienen cierto recorrido armado, como Ariel López V. (con premios en su haber, y encargado de la portada de la revista y el rediseño del logo) o Mr. Ed (Ed Carosia, cofundador de la aclamada editorial española Mamut). Otros vienen demostrando hace rato sus capacidades, pero aún no habían llegado a las páginas de Fierro, como Otto, Matías San Juan o Pedro Mancini. Y hay otros jovencísimos que están rompiendo los moldes y promoviendo una renovación estética radical en el ambiente local, como Iván Riskin. Pero el sumario no se limita a estos nombres, pues hay otros como Maxi Luchini, Feli Punch o Pernicone que también serán de la partida.
El conjunto de incorporaciones logra un panorama notablemente más abarcativo de la actualidad de la historieta nacional. Sin embargo, la revista cambió el eslogan de “La historieta argentina” por el más austero “La historieta”, pues empezará a publicar con regularidad también autores extranjeros (esta vez, Lorente), explicaron sus responsables.
Además de historieta, la revista incluye “El nudo puño de mono”, un relato prácticamente olvidado de Haroldo Conti, publicado originalmente en la revista Leoplán y que es un antecedente de otro cuento de Conti, “Marcado”. “El nudo puño de mono” está ilustrado por Soto y lo acompaña un artículo de Oscar Taffetani que lo contextualiza.
“Yo estoy súper contento de participar, imaginate que no conocí la primera Fierro y a la segunda llegué con 15 años”, señala Iván Riskin. El jovencísimo dibujante cuenta que cuando su abuelo –un lector del diario de la primera hora– le acercó la revista, “flasheó” con Max Cachimba. Quienes conocen el trabajo de Riskin no se sentirán muy sorprendidos con la afirmación y entenderán, también, su aparición en la revista. Si Cachimba identifica a las dos primeras etapas de la publicación y participa en esta, es natural que los jóvenes influidos por su obra también se hagan un lugar en ella, aunque luego tomaran derroteros o estéticas aparentemente disímiles. “Estar en la Fierro significa tratar de hacer algo que me gustaría comprar como lector”, plantea Riskin, quien aplaude la renovación. “En el sumario ves jóvenes que no habían participado antes y que ya no son, o no somos, la clásica historieta nacional ni temática ni estilísticamente, tenemos otras formas de contar, de narrar”, analiza.
Bellini vive su entrada a la revista como un reconocimiento. “Es darte cuenta que funciona lo que pensabas que era tu propia naturaleza”, ensaya una comparación. “Que mis colegas más admirados me choquen los cinco es el mayor de los reconocimientos al culo en la silla cada mañana, que vale laburar y compartir, periodistas de otros países me escribieron para felicitarme porque se habían enterado que volvía la Fierro y yo estaba allí”, cuenta y posiciona a la publicación como “un símbolo de legitimación visual a la altura de la Heavy Metal o la Raw”. Bellini aporta una página potente, dedicada a las charlas que mantuvo con su madre mientras esta atravesaba una etapa de demencia senil.
Ed Carosia no es un recién llegado ni al universo de la ilustración ni al de la historieta. En la Argentina se lo conoce poco fuera de los círculos especializados porque hizo carrera en Barcelona. Su aparición también habla de una apertura de la mirada estética en la revista. Para él, en cambio, es una suerte de cuenta pendiente. “En mi adolescencia, la Fierro era una especie de enorme centro cultural en constante construcción al que iba a pasear y aprender de los grandes”, explica mientras enumera esas lecturas de pibe: Carlos Nine, José Muñoz, Carlos Sampayo, Max Cachimba). “Era la selección argentina del dibujo jugando el Mundial... Que hoy me hayan invitado a sumarme a esta nueva etapa me parece una irresponsabilidad enorme de su parte que me entusiasma un montón, ¡aunque sea medio tronco!”, bromea.
La conclusión, si hace falta alguna, la aporta Bellini: “Es importante en una revista visual el renovar, soltar y pescar nuevamente, mirar qué ocurre en el presente para sostener el renombre histórico. Lograr que la gente gire su cabeza para este lado y que el murmullo sea ‘Fierro se fue al carajo’. ¿Será un semanario satírico de izquierdas? ¿Una Meathaus porteña? ¿Una Mome, con pequeña historias hermosamente dibujadas, para coleccionar? ¿O una Smoke Signal con dibujantes fuera de serie que sabés que empapelarás tu cuarto con las páginas? Por suerte hay muchos artistas increíbles por todo el país y todo que contar. Elige tu propia aventura”.