“Tengo una sensación muy rara con el chango Cárdenas, estábamos en el mismo escuadrón de abastecimiento, fumaba mucho, y unos dos meses antes le había dicho, 'el pucho te va a matar', y él me dijo, “ya sé que no voy a volver a Catamarca a ver a mi vieja, pero no va a ser por esto”, y ese día lo mataron, cuenta a Catamarca/12 el granadero sobreviviente Diego Bermúdez, nacido en Las Flores, provincia de Buenos Aires.
Cárdenas murió de un disparo en la frente, mientras manejaba un trolebús. Según relató el historiador catamarqueño, Marcelo Díaz, herido por una bala de Infantería, Cárdenas logró tirar el trole en contra de la Casa de Gobierno.
Laudino Córdoba muere por esquirlas de ametralladora entrando a Casa de Gobierno. Los restos de ambos yacen en el cementerio de Catamarca, donde por mucho tiempo fueron olvidados.
Los historiadores han podido encontrar muy pocos datos sobre la corta vida de estos dos héroes. Marcelo Díaz consiguió localizar las tumbas. En tanto, el investigador bonaerese, Héctor Daniel, se encuentra trabajando en la etapa final de un libro donde se adentra en las biografías de muchas de las víctimas de la masacre del 16 de junio de 1955, donde fueron asesinadas 308 personas.
Catamarca/12 también pudo dialogar con Pedro Bustamante, hijo de Pedro Teófilo Bustamante, el tercer granadero catamarqueño que se encontraba ese día en Plaza de Mayo. Fue luego Bustamante el encargado de custodiar los cuerpos de sus compañeros de regreso a sus pagos.
“Mi abuela y sus hermanas se habían vestido todas de luto para esperarlo”, cuenta el hijo de Bustamante, quien murió hace 5 años. Y agrega: “A Cárdenas y Córdoba lo sepultan cerca del 20 de junio y ahí termina todo, nunca más se habla más nada. Están en el más oscuros anonimato”.
Se sabe que Laudino Córdoba vivía junto a su madre en Santa Marta, mientras que Cárdenas en Valle Viejo.
Eran de la clase 34. Cárdenas y Córdoba hoy tendrían 87 años como Bermúdez, quien recuerda la secuencia fatal que desencadenó la masacre:
“En un momento del combate, cuando viene un tanque que se nos había descompuesto en el trayecto, hace un disparo hacia un nido de obús, que estaba dirección al puerto. Después le disparó al Ministerio de Marina. Cuando ese tanque dispara los dos cañonazos, dejan de disparar del Ministerio de Marina y todos paramos. En ese momento se llena la plaza de gente. Estaba todo tranquilo y cuando vuelven a venir aviones pensamos que eran aliados, pero picaron ametrallando. La gente que había caía como mosca, entre los disparos de los aviones y las bombas que se esparcían”, recuerda el sobreviviente.
“En ese momento recuerdo a otro catamarqueño que decía ‘no miren, no miren’, frente a nuestro teníamos una mujer con las piernas desparramadas, cortada por la pelvis”.
Desde Concordia, Bermúdez relata los hechos como si hubiera pasado ayer. “Estábamos haciendo el servicio militar. Una serie de sentimientos encontrados, uno siempre quería salir rápido, pero después de haber pasado esto, uno sabía que no se iba a volver a encontrarse con esos compañeros”, y recuerda que más adelante, se encuentra con el hombre a cargo de aquel tanque, el sargento ayudante Tomás González, quien confesó: “Cuando fuimos tenía orden de no disparar con los cañones, pero yo no podía permitir que siguieran matando a mis soldaditos”.
Cárdenas y Córdoba no fueron los únicos catamarqueños muertos en esa masacre. El general Tomás Ricardo Ramón Vergara Ruzo fue alcanzado por una bomba en la esquina de Balcarce e Hipólito Yrigoyen.
Según la crónica de Clarín del 18 de junio de 1955: “Tomás Ricardo Ramón Vergara Ruzo. General de Ejército, fue muerto por estallido de una bomba en la esquina de Balcarce e Hipólito Yrigoyen, cuando dirigía al Ministerio de Ejército para ponerse a las órdenes de sus superiores, el chofer Antonio Misischia falleció también en esas circunstancias. El general Vergara Ruzo se desempenaba como representante del Estado en la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina, en el cargo de director suplente”.
En la última sesión del 2021, la Cámara de Diputados dio sanción definitiva a un proyecto para construir un monumento en homenaje a Ramón Antonio Cárdenas, Laudino Córdoba y Pedro Teófilo Bustamante, “quienes lucharon en defensa del orden constitucional, el 16 de junio de 1955 en el ataque conocido como bombardeo a Plaza de Mayo”.