Revlon, la compañía estadounidense de cosmética y belleza de 90 años de antiguedad, solicitó este jueves la protección por bancarrota conocida como Capítulo 11 en Estados Unidos, en un juzgado de Nueva York, a partir de una multimillonaria deuda, las interrupciones en su red de cadena de suministro, y los costos crecientes.

La multinacional, propiedad de Ron Perelman, se encuentra agobiada por una deuda de 3.700 millones de dólares, informó AP News. La empresa espera recibir la suma de 575 millones en financiamiento de sus prestamistas existentes para poder mantener sus operaciones diarias en funcionamiento.

A través del procedimiento de bancarrota, se le permite a la multinacional continuar funcionando mientras reestructura su pasivo. Por el momento, declaró poseer unos activos de 2.300 millones de dólares, insuficientes frente a sus deudas.

De acuerdo con varios medios extranjeros, ninguna de las subsidiarias operativas internacionales de Revlon está incluida en el procedimiento, excepto Canadá y el Reino Unido. La presentación se realizó en el Tribunal de Quiebras de EE. UU. para el Distrito Sur de Nueva York.

Los números de la compañía de cosmética comenzaron a verse en rojo desde que sus ventas se vieron afectadas por la pandemia del coronavirus. Otros factores que la llevaron a una abrupta caída fueron sus problemas en la cadena de suministro, la fuerte inflación, y la feroz competencia en el mercado por parte de marcas nuevas más activas en las redes sociales y con referentes de estilo.

Revlon, cuyas marcas desde Almay hasta Elizabeth Arden han sido un pilar en las góndolas de las tiendas durante décadas, ha luchado durante años por seguir el ritmo de los gustos de belleza cambiantes y la competencia más dura.