Unas 420 mujeres fueron asesinadas durante este primer semestre en Colombia, mientras que en el mismo período de 2021 se registraron otros 375 femicidios. Las cifras enlazan los últimos reportes del Banco Mundial, que ubicaron al país como el segundo con mayor desigualdad en Latinoamérica y el Caribe, sobre todo entre las mujeres, les estudiantes de las barriadas y las comunidades afrodescendientes y rurales. Francia Márquez Mina, la abogada feminista, activista afrodescendiente, defensora del ambiente y los derechos humanos, y candidata a vicepresidenta en la fórmula con Gustavo Petro, incluirá el abordaje de esos conflictos en un plan de gobierno participativo, popular, y con mirada interseccional, de cara al balotaje de este domingo, cuando la fórmula de Pacto Histórico enfrente al empresario Rodolfo Hernández y a su candidata a vice, Marelen Castillo.
“Escuchar a los jóvenes es parte del diálogo social para el cambio. Las nuevas y actuales generaciones tienen derecho a una educación de calidad, gratuita, que no los asfixie con deudas, que se articule con el sector productivo para crear oportunidades para todes, eso es #VivirSabroso”, publicó Francia esta semana en su cuenta de Twitter. “Este 19 de junio todos y todas a votar para que la educación sea por fin un derecho y no un negocio.”
Quiere romper barreras y reivindicar a las esferas marginadas en su país, advierte la agencia Cimac; comenzó a luchar por el medio ambiente desde su adoletscencia y decidió estudiar Derecho para defender su territorio, reconoce CNN; no tolera "la injusticia, el maltrato, el machismo, el racismo, entonces soy fuerte y, pues, es la única forma de poder romper las barreras en nuestro país”, dijo a Página12 este jueves. Aboga contra la desigualdad económica de las mujeres y apoyó la despenalización del aborto y el avance de las mayorías relegadas, describe el periódico El Colombiano. “Crecí con esas visiones del colonialismo, el racismo, las violencias armadas, las violencias estructurales -dijo a France 24-, pero también con la resistencia de mi mamá, de mi abuela, que no aprendió ni una letra, pero que siempre nos enseñó que lo importante es cuidar la vida, ver el territorio como una herencia ancestral.”
Prometió construir desde las luchas sociales, acompañada por mujeres y diversidades, para pensar una proyección educativa y de infraestructura, y una economía sustentable, antiextractivista, capaz de generar un modelo de producción agroecológico que posibilite la soberanía alimentaria. A las desigualdades les antepondrá resistencia o, como arenga en su grito de campaña, “¡El pueblo no se rinde, carajo!”.