La exembajadora argentina en el Reino Unido, Alicia Castro, advirtió los riesgos que corre la vida de Julian Assange si se concreta la deportación a los Estados Unidos que fue confirmada este viernes, en el marco de la causa donde el fundador de WikiLeaks es investigado por espionaje.
El gobierno británico confirmó este viernes que Assange será extraditado a Estados Unidos, donde se lo acusa de haber difundido documentos confidenciales y podría recibir una sentencia de hasta 175 años de prisión.
"En virtud de la ley de 2003 sobre la extradición, la ministra firmará una orden si no hay ningún motivo que la prohíba", dijo un portavoz del Ministerio de Interior, al confirmar que titular de la cartera, Priti Patel, había firmado el decreto para trasladar al periodista, que tiene 15 días para apelar esta decisión.
Por su parte, el portal WikiLeaks calificó de "día oscuro para la libertad de prensa y la democracia británica" la decisión de Reino Unido. En comunicación con AM750, Alicia Castro, exembajadora en Reino Unido y referente de Soberanxs, calificó a la decisión del gobierno británico como un "hecho gravísimo" y advirtió que la vida de Assange corre peligro.
"La extradición de Assange es cruel y sádica. El objetivo es adular a los Estados Unidos y asustar a los periodistas. El mensaje es claro, los periodistas que no respeten las normas van a ser destruidos", expresó Castro.
La exembajadora definió a Assange como un héroe de la verdad y recordó que con Wikileaks, se dedicó a revelar información sobre los crímenes de guerra de los Estados Unidos, el espionaje global y la corrupción mundial.
Entre otras revelaciones, Castro recordó que fueron Assange y Wikileaks quienes dieron a conocer el video donde se ve a soldados estadounidenses asesinando a civiles en Irak un helicóptero de combate en julio de 2007. "Así comenzó la persecución contra Assange. Le inventaron todo tipo de acusaciones porque no había motivos para perseguirlo", señaló.
La acusación contra Assange
La justicia estadounidense quiere juzgar a Assange por difundir a partir de 2010 más de 700.000 documentos secretos sobre las actividades diplomáticas y militares estadounidenses, en particular en Irak y Afganistán.
Se lo acusa de espionaje y, de ser declarado culpable, puede ser condenado a 175 años de cárcel. Desde los Estados Unidos afirman que el australiano de 50 años puso en peligro la vida de numerosos informantes al publicar documentos clasificados.