Desde Brasilia
El Poder (partido) Judicial garantizó la probable impunidad de Michel Temer en el juicio por supuesto financiamiento ilegal de la campaña electoral de 2014. Cuatro de los siete miembros del Tribunal Superior Electoral (TSE) anunciaron ayer su casi seguro voto por la exculpación del imputado durante la tercera audiencia del proceso que tiene en vilo a un gobierno tambaleante que no termina de caer, y ya nadie se anima a garantizar si esto finalmente ocurrirá.
El juez Gilmar Mendes, titular del TSE y ligado al ex presidente Fernando Henrique Cardoso, tuvo a su cargo la argumentación a favor de Temer cuando comparó a este proceso con el que condenó a Cristo hace dos milenios, e instó a sus colegas a que no se dejen llevar por el clamor de la vox populi que los puede inducir, dijo, a una “saña cazadora” enemiga de la “estabilidad” del régimen.
Enseguida Mendes equiparó al mandatario Temer con un presidente democráticamente electo para luego recomendar a sus colegas que extiendan un salvoconducto a un gobierno surgido del “mandato popular”, soslayando que ese mandato fue concedido por los 54,5 millones de electores que escogieron a Dilma Rousseff, derrocada el 12 de mayo de 2016.
Si el TSE lo hallara culpable, Temer podría ser separado del cargo el cual sería cubierto en elecciones indirectas, y Rousseff perdería sus derechos políticos por ocho años imposibilitada de presentarse como candidata en los comicios del año que viene.
En su parecer para salvar la continuidad del gobierno, Gilmar Mendes propuso desconocer el valor probatorio de las confesiones de Marcelo Odebrecht, condenado a 19 años de prisión en la causa Lava Jato, y de otros ejecutivos de su empresa constructora que se acogieron a la delación premiada para mitigar sus penas por estafar a Petrobras y , según la acusación de la Procuraduría Electoral, haber financiado a la fórmula Dilma Rousseff-Michel Temer, vencedora en el ballottage de octubre de 2014.
En un de sus declaraciones ante la Fiscalía Marcelo Odebrecht relató un encuentro nocturno con Temer y sus asesores, ocurrido en 2014 en la residencia oficial de Brasilia, durante el cual se pactó el aporte ilegal del equivalente a unos 3 millones de dólares para el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
En otra delación, dos ejecutivos de la Odebrecht, contaron con detalles una reunión ocurrida en 2010 en las oficinas del entonces presidente del PMDB Temer, en San Pablo, que selló un soborno de 40 millones de dólares a cambio de un contrato de 845 millones de dólares en Petrobras, donde ese partido controlaba varias direcciones estratégicas.
Pues bien para el ministro del TSE, Gilmar Mendes, un declarado antipetista, esas confesiones deben ser excluidas del caudal probatorio contra el mandatario, una posición que recibió el respaldo de sus colegas Napoleao Maia, Tarcisio Neto y Admar Gonzaga. Estos dos últimos jueces, Neto y Gonzaga, fueron designados por Temer hace dos meses y pese a esa nominación que pone en duda la imparcialidad ambos, ninguno de los dos excusó de participar en el juicio.
Con estos cuatro magistrados en contra de las confesiones quedó prácticamente sellado el resultado de la votación prevista para hoy en el Plenario compuesto de 7 miembros.
“Si se descartan las delaciones difícilmente se pueda condenar a Temer, la posición asumida por algunos ministros no parece ser la más adecuada en un juicio tan importante (..) esta falta de imparcialidad afecta la credibilidad de la Justicia” observó Rubens Glezer, profesor de Derecho en la Fundación Getulio Vargas.
La postura a favor de Temer motivó una acalorada polémica entre Mendes con el juez instructor del caso, Herman Benjamin, quien sostuvo que en la campaña de 2014 hubo “abuso de poder político y económico” a favor de la fórmula Rousseff-Temer, en su exposición finalizada poco antes de las 21 horas cuando la sesión ingresó en un cuarto intermedio.
Benjamin expresó su perplejidad al constatar como Gilmar Mendes propuso que sea apartada del cargo Dilma Rousseff cuando era presidenta por haber violado la legislación electoral y ahora aboga por la exculpación de su sucesor en el Palacio del Planalto.
“Yo tomé su parecer (de 2015) como una Biblia” le dijo entre indignado e irónico el juez Benjamin a Mendes, dejando en evidencia que la crisis política que debilitó al campo conservador también permea en el partido de los jueces.
Si en 2016 la clase judicial respaldó homogéneamente la destitución de Rousseff ahora no muestra igual espíritu de cuerpo para prolongar la vida del moribundo Temer que ya no cuenta con el aval de parte del Supremo Tribunal Federal ni de la Procuraduría General de la República.
Que Temer probablemente sobreviva al proceso en el Tribunal Superior Electoral no significa que su poder real haya mejorado sustancialmente dado que son cada día más pronunciadas las fisuras en la alianza de partidos y grupos de poder conservadores que lo colocaron en el gobierno.
Esta sangría se hizo patente ayer cuando el bloque oficialista en el Senado no logró cerrar filas para aprobar la reforma laboral demandada por entidades patronales y banqueros, lo que fue conmemorado por el jefe del bloque del PT, Lindbergh Farias.
“Logramos postergar la reforma laboral, cada semana que ganamos el gobierno se hace más inviable, tal vez Temer logra salvarse en el Tribunal Electoral pero ahora viene la investigación en la Procuraduría” por el escándalo de corrupción con el frigorífico JBS, comentó Farias.