Los gremios aeronáuticos, con excepción de los aeronavegantes, acordaron ayer iniciar un plan de lucha contra la política aerocomercial del gobierno. Comenzará con rondas informativas con los jefes de bloque de las cámaras de diputados y senadores y con gobernadores para explicarles la situación que atraviesa la línea de bandera y el mercado en su conjunto. Es un paso previo a una serie de presentaciones judiciales y medidas de mayor peso que podrían aplicarse para tratar de evitar que se continúe degradando la actividad y se pierdan más puestos de trabajo. Los sindicatos apuntan a la pérdida de controles del espacio áereo y al error de apostar al arribo de empresas de low cost (bajo costo) como impulsoras de la actividad y del desarrollo de las provincias. “Queremos que entiendan que esto es pan para hoy y hambre para mañana”, señaló a este diario Pablo Biró, secretario general de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).
“Esto sí es histórico. Estamos más que contentos. No pasó ni siquiera en el 2001”, sostuvo Biró desde la mesa en la que todavía quedaban sus pares de los otros cuatro sindicatos que dieron un paso fundamental de cara a la conformación de un frente gremial. Hace una semana Biró, junto a Ricardo Cirielli, de la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (APTA); Edgardo Llano, de la Asociación Personal Aeronáutico (APA); Rubén Fernández, de Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA), y Genaro Trucco, de Unión de Aviadores de Líneas Aereas (UALA) acordaron iniciar este frente.
Estos gremios ya habían compartido algunas contiendas en los noventa. Sin embargo, ayer por primera vez los cinco consejos directivos, unos 50 asistentes, se dieron cita en la sede da APTA para analizar la situación y posibles medidas a adoptar. Los temores que despierta la política aerocomercial llevaron a que secretarios enfrentados históricamente, como Llano y Cirielli, compartieran mesa y acordaran sumar sus fortalezas. El que decidió mantenerse fuera del convite fue Juan Pablo Brey, de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), a quien acusan de anteponer aspiraciones personales antes que ser parte del frente sindical.
Los cinco secretarios generales expusieron sobre la situación y alertaron respecto de la degradación de la seguridad y el servicio que generará la apertura irrestricta del negocio a firmas low cost. Un ejemplo es que esta semana la compañía Latam informó que comenzará a cobrar la comida y la bebida en vuelos de cabotaje para competir con las low cost. Se sumará también el cobro de un adicional por el equipaje que se despache a la bodega del avión. Desde Aerolíneas también había circulado la posibilidad de que se cobren adicionales para no perder mercado frente a las compañías de bajo costo.
El mes próximo el Gobierno llevará cabo una nueva audiencia pública para repartir más rutas entre empresas interesadas. Ya se encuentran listadas 14 compañías para ser parte del negocio. Los gremios pretenden comenzar con sus reuniones antes de eso, para evitar que se siga degradando el mercado. “Una vez que otorgas una ruta o se cierra un acuerdo con otro país para código compartido, no se puede deshacer con un cambio de gobierno. El daño ya está hecho”, advirtió Biró.
Las acciones comenzarán con reuniones con los jefes de bloque en el Congreso, tanto de la oposición como del oficialismo. “No queremos que nos tilden de opositores. Seguramente hay legisladores que no conocen bien el daño que se está infringiendo al mercado aerocomercial”, agregó Biró. “Lo que buscamos con esto es cuidar al usuario argentino, que no sea engañado con falsas promesas de que van a tener precios baratos y mejores condiciones de seguridad”, se sumó Cirielli.
Las empresas low cost suelen solicitar a las gobernaciones subsidios e inversiones en infraestructura bajo la promesa de que llegarán vuelos a esas jurisdicciones. De esta manera van conformando el negocio con apoyo de dineros públicos y una vez consolidadas imponen sus tarifas, lejos de los actuales precios promocionales, alertan los gremialistas. Al mismo tiempo, le generan competencia a Aerolíneas Argentinas, ya que el 95 por ciento de las rutas que solicitaron coinciden con los destinos más rentables de la empresa de bandera.