"Este proyecto le saca muchos metros cuadrados de espacio verde al parque y los convierte en una zanja con un fondo de cemento que además no es solución para las inundaciones", dijeron a Página 12 vecinos y vecinas del barrio de Saavedra que rechazan la iniciativa impulsada por el Gobierno porteño como "el primer arroyo a cielo abierto" en Parque Saavedra. Aunque se presenta como "regeneración del arroyo Medrano", la obra no prevé la apertura del tramo entubado sino la construcción de un canal artificial junto a él, por lo que las agrupaciones vecinales denuncian que el objetivo es cambiar el paisaje del parque "como un gancho para futuros desarrollos inmobiliarios". Tras recibir el rechazo de la Junta Comunal, incluidos dos votos de comuneros de Juntos por el Cambio, a fines de junio la iniciativa deberá pasar por audiencia pública.
“Regeneración del arroyo Medrano en Parque Saavedra” es el nombre oficial de la obra impulsada por el Ejecutivo de Horacio Rodríguez Larreta. El tramo del Medrano que corre bajo el parque, entubado desde la década de los '40, permanecerá sin embargo intacto y lo que se busca construir es un canal artificial de alrededor de 500 metros de largo por 6 de ancho que atravesará el espacio verde de punta a punta, desde el cruce de García del Río y Pinto hasta la altura de Vilela y Melián.
"No es la traza ni el agua real, por lo que no hay ninguna regeneración, el arroyo está tan contaminado que es imposible abrirlo o regenerarlo", señala a este diario Martín González, integrante de "El Parque Saavedra no se toca", agrupación vecinal que lleva adelante una campaña contra el proyecto oficial. "La única relación que puede llegar a tener con el arroyo es que el agua que junten en algún momento la van a tirar en el entubado", agrega.
En efecto, una de los argumentos que presenta el Gobierno es que, a través de la construcción de acequias, el nuevo canal serviría como reservorio para paliar las inundaciones que se producen en la zona. González, en cambio, asegura que la obra "no es una solución para el problema de las inundaciones, ellos intentan venderlo así pero el caudal de agua que podría juntar no soluciona nada desde ningún punto de vista. Hay obras prometidas que sí serían solución y nunca se cumplieron".
Una de las obras exigidas por las agrupaciones es la creación de un segundo reservorio en el Parque Sarmiento "en terrenos ya definidos del exdriving Golf, incluido en el Plan Director de Ordenamiento Hidráulico de 2006", según detallaron en un comunicado desde la Biblioteca Popular Cornelio Saavedra de ese barrio. Como informó este diario en abril del año pasado, parte de esos predios fueron concesionados al club de rugby Belgrano Athletic.
Según los vecinos y vecinas, ese reservorio "tendría mayor potencial de depósito de agua" que el nuevo canal del Parque Saavedra, que implicaría alrededor de 50 mil metros cúbicos de agua versus 200 mil del propuesto en Parque Sarmiento. Las agrupaciones sostienen, además, que en ese caso "no se provocarían las enormes alteraciones que se plantearían en un área de uso intenso y valorada como el Parque Saavedra".
"Al trazado del proyecto que va a tener agua constante se le agregan desniveles y barrancas, porque la lógica es que el parque tire el agua hacia ahí. Por eso, además de sacar muchos metros de espacio verde que se convierten en una zanja con fondo de cemento, el proyecto cambia la habitabilidad del parque. Su fisonomía se convertiría en otra cosa", indica González en este sentido.
Acompañado por la modificación del Código Urbanístico que, al igual que en otros barrios de la ciudad, hizo que "donde había casas bajas empiece a haber torres", el vecino de Saavedra asegura que en el fondo el proyecto oficial es "una modificación paisajística para hablar del 'primer arroyo a cielo abierto', que no es más que un gancho para futuros desarrollos inmobiliarios".
Según comentan los vecinos y vecinos, con la pandemia el parque se transformó en un centro de encuentro para la comunidad en el que abundan prácticas culturales y deportivas. La masividad de la defensa del parque también se reflejó en los votos de la Junta Comunal N°12, que rechazó la iniciativa por cuatro votos contra tres. De los cuatro rechazos, dos fueron de comuneros del Frente de Todos (FdT) y los otros dos del propio oficialismo. "Es un arroyo artificial que agrega cemento al parque", dijo entonces Pablo Ortiz Maldonado, comunero del FdT, que agregó que “la Ley de Comunas dice que toda obra que se hace en un parque tiene que pasar por la Junta Comunal".
Así y todo, el GCBA sigue adelante con el proyecto y el próximo lunes 27 de junio a las 12.30, a través de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), llevará adelante la audiencia pública no vinculante con la que buscará otorgar certificado de aptitud ambiental a la iniciativa. La inscripción a la audiencia finaliza este martes y durante este fin de semana los vecinos y vecinas realizarán un festival de convocatoria en el parque, aunque prevén que la instancia participativa "será un mero trámite a cumplir y no se tomarán en cuenta las opiniones". Es que los antecedentes no ayudan al Gobierno porteño. Según advierte Martínez, desde que se presentó el proyecto de forma oficial solo se convocaron dos encuentros presenciales en el parque y otros tres virtuales en los que no se escuchó la postura de los vecinos y vecinas.
"La comunidad no fue partícipe del proyecto ni consultada, fue informada de forma bastante precaria. Te muestran un par de fotos y no responden de forma consistente: a veces te dicen que la profundidad va a ser de un metro veinte, a veces de centímetros, a veces de un metro", señala el vecino. Después de esos cinco encuentros la comunicación se cortó por completo, hasta que la Junta Comunal convocó al Consejo Consultivo para informar el proyecto de forma virtual. Según Martínez, "ese día asistimos cincuenta vecinos. Nos cerraron los micrófonos, el chat y no nos dejaron preguntar".