Florencia Marinaro hace un culto de la amabilidad y el diálogo. Desde el movimiento feminista llegó a ministra de Igualdad y Género, un cargo que ocupa desde diciembre pasado. Recorre la provincia para enfatizar en "la territorialidad, la institucionalidad y la descentralización" de las políticas de género. "Nuestro objetivo es irnos del gobierno el 10 de diciembre de 2023 con los 365 municipios y comunas con convenio. Y no es solamente firmar el convenio, sino que es ir a visitar los lugares, hablar con los intendentes y presidentes comunales, que reconozcan al Ministerio como uno de los lugares donde van a demandar y donde piden políticas públicas", dice en una parte de la extensa charla con Rosario/12. El 24 de junio del año pasado, el gobernador Omar Perotti le tomó juramento a Celia Arena como primera ministra, que en diciembre fue designada en Gobierno, y la cartera quedó a cargo de Marinaro, que ya formaba parte del equipo. "Eso lo construimos nosotras durante dos años, porque no estaban en la cabeza de las autoridades locales relacionarse con las áreas de género, pero el rango de Ministerio nos jerarquiza y nos da otros diálogos políticos e institucionales", afirma, como parte del balance del primer año del Ministerio. 

--¿Cuáles son las líneas de trabajo que hoy prioriza el Ministerio?

--Le decía el otro día Celia Arena que estamos en la etapa de cosechar todo lo que hicimos estos dos años y se ve en procesos colectivos como es el trabajo con organizaciones, el trabajo comunitario que se está consolidando, formando o institucionalizando. Hay líneas que no las profundizamos mucho en estos dos años, una es la línea de cuidados que la lanzamos el año pasado y hoy es una de las más importantes, con un mapeo, un registro, una mesa interministerial, consolidada, con líneas específicas, como va a ser los lactarios en los parques industriales. Y una nueva línea, que es la línea masculinidades, anunciada por el gobernador en la apertura de sesiones. Creo que la coyuntura social y política nos puso en discusión los cuidados, las masculinidades y la autonomía económica de las mujeres y las disidencias, que eso lo trabajamos con líneas específicas con el Ministerio de Trabajo y de la Producción. Esto  es una respuesta mucho más integral a la coyuntura política y social, que estamos viviendo.

--En cuanto a las violencias machistas, ¿cómo trabajan los puntos violeta que vienen inaugurando?

--Cada vez que corto una cinta en el Punto Violeta, pienso en lo importante que es que un Ministerio como el nuestro pueda tener edificios o espacios materializados en 40 puntos de la provincia. Eso es una huella institucional y también una huella en la infraestructura que tiene que ver con visibilizar los derechos de las mujeres y las disidencias, desde una comuna súper pequeña hasta ciudades medianas o grandes. La sensación que tenemos en cada inauguración, que va desde el párroco del pueblo, todas las escuelas, los jardines, la comunidad, la cooperadora. O sea, tiene que ver con que es una revolución para la comunidad de este lugar, que haya un espacio para poder por primera vez trabajar las cuestiones de género. Y ni hablar para las pibas jóvenes o las organizaciones sociales o las organizaciones feministas que encuentran un espacio para trabajar y articular con el Estado. Y hay en un semillero muy grande en todo en toda la provincia. Hay Ni una Menos en cada rincón de la provincia.

--¿Cuál es el eje del trabajo en nuevas masculinidades?

--Hay un hecho político muy importante y es que el gobernador, el 1° de mayo, en la apertura de Sesiones de la Legislatura, habló en primera persona y dijo que los varones se tienen que comprometer en la lucha con contra la violencia de género. Creo que es una mirada política hacia las violencias, como una cuestión estructural. Nosotras pensamos desde el ministerio la política de Masculinidades, en una gran línea que tiene que ver con un convenio con un UNFPA (Fondo de Población de Naciones Unidas) y con PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), que tiene que ver con sensibilización y capacitación. También la línea de nuevas masculinidades atraviesa muchísimo la ley Micaela, como uno de los puntos más importantes. Y también en espacios donde se trabajan con jóvenes en situación de vulnerabilidad como es, por ejemplo, en Santa Fe Más. Por otro lado, y es una de las líneas más importantes, vamos a formar en las municipios y comunas centros de atención para varones que ejercen violencia. 

--¿Cómo es el trabajo con municipios y comunas?

--Nosotras tenemos hoy como primer nivel de atención, según lo que establece el sistema de protección integral contra las violencias, para la primera contención y asesoramiento, que son los municipios y comunas. Son 302 convenios firmados, donde la provincia transfiere recursos económicos. Llegamos a la gestión y había 140, hoy hay 302. En esa línea de transferencia de recursos económicos, también hay transferencia de recursos técnicos. Y siguiendo el fortalecimiento local y en especial en la atención de varones, vamos a comenzar con diez municipios en la provincia, donde vamos a formar equipos para que atiendan varones que ejercen violencia, con distintas etapas. Estamos haciendo toda la instancia formativa y vamos a hacer una convocatoria a los municipios, que es una demanda. Nosotras no estamos bajando una política enlatada, sino que estamos recogiendo un guante de una demanda de los gobiernos locales para trabajar con varones que ejercen violencia desde las construcciones culturales, desde prácticas cotidianas. No son cuestiones más relacionadas con salud mental o con uso de armas o de algún tipo de narcótico, que eso ya corresponde a otra línea. 

-Hace pocos días, hubo un fuerte reclamo público de organizaciones feministas por el convenio con la Fundación del padre Ignacio para implementar el programa de los 1000 días.

-Creo que las instituciones de la Iglesia tienen hoy, y lo tienen desde hace mucho tiempo, un rol que la sociedad legitima como una institución intermedia de atención, no solamente en cuestiones de salud, sino sociales y distintas líneas. El objetivo del Ministerio no es únicamente ser creado o pensado para las mujeres que se autoperciben feministas o se dicen feministas o se sienten feministas, sino que nuestro objetivo siempre fue y es pensar en una política transversal, una perspectiva de género y una política igualitaria para todas las mujeres y disidencias de esta provincia, más allá de su de sus pertenencias religiosas. Eso es un objetivo muy grande, porque en la mayoría de los casos el Ministerio es muy legitimado por el movimiento de mujeres, pero no por otras mujeres. Y el desafío nuestro siempre es ir rompiendo esas barreras y que las mujeres y las disidencias de esta provincia reconozcan en el Ministerio un derecho y también una conquista. La relación con la Iglesia es una relación institucional. Nosotras creemos en el Estado laico, un estado que tiene perspectiva de género de forma transversal. Yo entiendo el reclamo que las compañeras nos hacen, pero en ningún momento estuvo en discusión esta perspectiva de derechos humanos y de género.