Cuatro candidatos por el PRO
Tres de la Coalición Cívica
Uno por la UCR.
Y un jefe de Gobierno para gobernarlos a todos. Horacio Rodríguez Larreta ya no puede reelegir y la lista de sucesores dentro de Juntos por el Cambio está abierta. Dentro del PRO, hay opciones para todos los gustos, con la idea de que el partido amarillo no pierda el bastión que gobierna desde hace 15 años. Larreta imagina a varios de sus ministros como posibles sucesores: uno es Fernán Quirós, que cobró protagonismo con la pandemia. La otra es Soledad Acuña, que viene levantando su perfil polémica tras polémica. Además, está Jorge Macri, que cruzó la General Paz y cada vez está más decidido a competir. Y, por último, Larreta podría jugar como carta ganadora a María Eugenia Vidal (si es que ella acepta, claro está). Pero la lista no se cierra en el PRO: Martín Lousteau hace tiempo que pretende vencer en unas PASO y darle al radicalismo por primera vez el regreso al Gobierno de la Ciudad (que no gobierna desde 1999). Y hasta Ricardo López Murphy piensa poner un candidato propio.
La sucesión de Larreta no es un tema menor dentro del PRO: los recursos de la Ciudad más rica del país (y con uno de los presupuestos más altos de toda América Latina) han sido uno de los activos del PRO desde que Mauricio Macri llegó a fines de 2007. No tienen ninguna intención de perderlo el año que viene. Incluso una opción “por dentro” como Lousteau despierta muchas desconfianzas: que gobierne alguien que hoy tiene buena relación con Larreta no significa que gobierne el PRO, por más que sea un socio de Juntos por el Cambio.
Los del PRO
Por eso vienen proliferando las opciones amarillas para suceder a Larreta, tanto naturales como “cultivadas”. Diego Santilli dejó de ser una opción cuando aceptó ir por un segundo mandato con Larreta (la Constitución porteña le prohíbe postularse en 2023), por lo que inició su camino para pelear la gobernación bonaerense. Vidal hizo el camino inverso y fue diputada electa en la Ciudad de Buenos Aires el año pasado. Su victoria la dejó posicionada para competir por la jefatura de Gobierno, si ella lo deseara. Pero por ahora parece estar más concentrada en construir un perfil de presidenciable: este año tiene previsto recorrer 17 provincias para instalarse. Así que no es nada seguro que Vidal sea la candidata a sucesora de Larreta. Con todo, tampoco lo descarta.
Jorge Macri, por otro lado, dejó su sueño de ser gobernador bonaerense y la intendencia de Vicente López tras un acuerdo con Larreta que incluyó el ingreso de Santilli a la provincia de Buenos Aires. Hoy está plantado en su lugar de coordinador político como ministro de Gobierno porteño y es una de las caras visibles de la gestión. Y cada vez le resulta más tentadora la posibilidad de competir por la jefatura de Gobierno. Sin Vidal en la escena, su figura podría ser la que prime entre los PRO (en cambio, si Vidal decide jugar, se repite el escenario de 2019, cuando en la provincia de Buenos Aires Jorge Macri quedó postergado ante la candidatura victoriosa de la gobernadora bonerense).
Larreta, en tanto, está “cultivando” otras dos candidaturas, con dos de sus ministres (una de ellas no estaría contenta con esa “e”). El primero es Quirós, al que evaluaron como candidato en 2021 en la Ciudad, hasta que se decantaron por Vidal. En ese momento, evaluaron que el progreso de la pandemia era muy voluble y un cambio imprevisto podía jugarle en contra a Quirós como candidato. También primó que Quirós no estaba convencido de postularse (no está claro si lo estará para 2023). No obstante, el equipo de Larreta toma nota de que es uno de los ministros con mejor imagen. Y no sería extraño que termine integrando una fórmula. En tanto, Acuña viene escalando posiciones a partir de su mano dura con los sindicatos docentes y un perfil deseable para el votante de Javier Milei, que profundizó con la prohibición del lenguaje inclusivo. Si bien recibió críticas de los más diversos sectores, también lo es que tuvo miles de votantes del PRO apoyando –y celebrando- la decisión de ponerle un límite al feminismo. Esos dos ministros son, con perfiles distintos, opciones que Larreta baraja.
El Rulo
Lousteau viene construyendo su camino hacia la jefatura de Gobierno que, en aquel ballotage con Larreta, les dio un susto de muerte a los macristas. Por unas horas, aquella noche, no sabían si ganaban o perdían. Luego Lousteau fue embajador de Macri, con el que rompió cuando le impidieron jugar “por dentro” en una interna: volvió de Estados Unidos a pelearle a los candidatos de Larreta, y perdió. Después vinieron las negociaciones con la UCR que terminaron con Lousteau como parte de Juntos por el Cambio porteño. El entendimiento es que el año que viene podrá, finalmente, disputar una interna.
Si lo hace, hay una buena chance de que aventaje a los candidatos del PRO (según quién sea el o la elegida). Esto lo dejaría camino a la jefatura de Gobierno, e implicaría que ya no es el PRO el que gobierna, sino alguien de la UCR. Desde Fernando de la Rúa que los radicales no tienen un jefe de Gobierno propio. Decir que están ansiosos es poco.
Carrió también
Pero la cantidad de anotados no termina en el PRO y la UCR, si bien son quienes concentran las mayores chances. Elisa Carrió también tiene sus opciones electorales. Son tres, aunque probablemente lo elegida para disputar sea Paula Oliveto, que fue legisladora, auditora porteña, presidenta de la CC-ARI porteña y siempre mano derecha de Carrió. Las otras dos son Mariana Suvic y Hernán Reyes. Los y las tres representan, no obstante, el perfil clásico de la Coalición Cívica. Y buscarán ser el dique de contención ante los intentos de Macri de sumar a Milei (de que Carrió dijo que es “peor que Hitler”).
Por último, López Murphy también piensa colar un candidato propio en la –ya larga- lista de potenciales sucesores de Larreta dentro de Juntos por el Cambio. Se trata de Roberto García Moritán, de Republicanos Unidos, también conocido como “el marido de Pampita”. Por ahora, su única acción en la política porteña fue despreciar a la legisladora Ofelia Fernández. Habrá que ver si suma algún pergamino antes de la disputa por la sucesión, que viene muy concurrida.