Un informe del FBI recibido por el juez Federico Villena y la fiscala Cecilia Incardona afirma que Gholamreza Ghasemi, el piloto iraní del avión retenido en Ezeiza, es CEO y miembro del directorio de la aerolínea Qeshm Fars Air, cuyas actividades vincula con la fuerza Al Quds y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní y la organización Hezbollah. Otro reporte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos pone en duda que el Boeing 747 de Conviasa que llegó a la Argentina sea realmente venezolano, informaron allegados a la causa. Por todo esto, la investigación está ahora orientada a verificar la propiedad de la aeronave y si su llegada a la Argentina es parte de alguna operación ligada al terrorismo. Los nuevos datos permiten trazar hipótesis, pero no alcanzan para establecer en el expediente una imputación específica.
El documento del FBI, al que accedió Página/12, es la respuesta a un pedido concreto que habían hecho Villena e Incardona. Gholamreza Ghasemi no tiene pedidos de captura ni alertas rojas ni ningún procedimiento que haya sido informado a la Argentina, tal como informaron en la causa la Agencia Federal de Inteligencia, Cancillería, la Dirección de Migraciones y hasta Interpol. El organismo estadounidense de investigaciones lo que hace es poner a disposición información que dice tener en su poder y en este caso señaló que una parte fue desclasificada. ¿Qué dice? Que Gholamreza Ghasemi es, además de CEO y directivo de Qeshm Fars Air, piloto. Agrega que está "asociado" con grupos terroristas: la fuerza Al Quds y Hezbollah. Esa aerolínea --sigue-- fue señalada por el Tesoro de Estados Unidos en 2019 por estar involucrada de manera directa en actividades terroristas y proporcionar asistencia a la fuerza Quds y la aerolínea iraní Mahan Air, que han sido señaladas como "entidades terroristas".
El avión de la filial de carga Emtrasur llegó a Ezeiza el 6 de junio con una carga de autopartes para Volkswagen. La empresa ya dijo que su relación es con Faurecia SAS, a la que le compró asientos y otras partes para el modelo Taos, que se fabrica en Argentina, y que desconoce la contratación para que la carga llegue al país. Ahora esta todo incautado en un depósito en el aeropuerto, y es parte de lo que analizan Villena e Incardona a partir de la inspección del jueves último. Según el FBI, Qeshm Fars Air opera vuelos de carga, con cobertura civil, a modo de pantalla para la Fuerza Quds y la Guardia Revolucionaria iraní para "contrabandear armas y material sensible a Siria". También dice que envía armas y componentes militares de avanzada desde Irán para el Hezbollah en el Líbano.
La Fuerza Quds, siempre según el FBI, apoya a la milicia de Hezbollah, paramilitares y actividades terroristas a través de financiamiento, liderazgo, inteligencia y logística. Opera, agrega, en un campo de entrenamiento para Hezbollah en el Valle de Bekaa en el Líbano y ha entrenado a más de 3000 soldados de la organización. Le dio financiamiento, dice el FBI, por entre 100 y 200 millones de dólares al año. El reporte afirma que Mahan Air fue sancionada por dar soporte financiero, material o tecnológico a la guardia Revolucionaria y la Fuerza Quds. Advierte que esa aerolínea también transportó armas para Hezbollah.
Conviasa entregó su propia documentación sobre la compra del avión, fechada el 14 de julio de 2021, y el contrato para traer autopartes al juzgado, del 2 de abril de este año, por 600.000 dólares el vuelo. Lo que sucede es que el juzgado pide todos esos papeles por canales oficiales, con sellos --por ejemplo-- de la Cancillería y la embajada argentina en Venezuela. Los venezolanos también hicieron una presentación para dar cuenta de que se trata de vuelos de adiestramiento, donde se supone que los iraníes, que volaban originalmente el avión, les enseñan a los venezolanos. Esto no quita que pudiera haber actividades de espionaje u operaciones ligadas al terrorismo. Villena e Incardona apuntan ahora a determinar si el avión fue realmente vendido por Mahan Air a Conviasa, o si sigue vinculada a la primera. Una serie de formularios y papeles hallados en el avión, con el nombre de Qeshm Fars Air están siendo analizados con especial atención. El juez no descarta trabar un embargo sobre la aeronave si su propiedad quedara definitivamente en cuestión.
El dossier del FBI dice puntualmente que es para uso de "inteligencia", no para uso legal. Por sí mismo no habilita al juzgado a definir una acusación, aunque sí podría precisar algunas hipótesis, sólo que se necesita más información, lo que dependerá mucho de los hallazgos que surjan de la pesquisa. Villena le corrió vista este domingo a Incardona, que podría agregar medidas y acotar o definir el objeto de la investigación.
Parte de las medidas están dirigidas ahora también a analizar si lo que se pagó por el vuelo tiene relación con el valor de la mercadería enviada. Serán claves la caja negra que registra conversaciones en la cabina, el contenido de celulares, tablets y computadoras. Los teléfonos serán devueltos, al menos a los venezolanos, que también reclaman sus pasaportes. Los 19 tripulantes (14 venezolanos y 5 iraníes) tienen prohibida la salida del país. Por ahora no pesa sobre ellos ninguna otra restricción.
En el Gobierno toman la información recibida con cautela. Hasta ahora no había ningún documento que ligara a Gholamreza Ghasemi con actividades terroristas. El del FBI lo hace de manera elíptica. "Es un panfleto burdo para incautos", se escuchó en un despacho. Los servicios secretos como la CIA estadounidense y el Mossad israelí habían pedido datos a la Argentina y no alegaban certezas pero una vez que la aeronave ya estaba en Ezeiza, según pudo reconstruir este diario. Un punto que sigue resultando llamativo es que el mismo avión haya pasado ya por tantos países y ciudades (Paraguay, Aruba --que es de los Países Bajos-- México, India, China, Pakistán, Cabo Verde y Belgrado) pero nadie lo haya retenido. El presidente Alberto Fernández dijo este fin de semana que el episodio generó un aprovechamiento de la oposición y de intereses geopolíticos en busca de afectar al Gobierno.