El responsable para América Latina de la agencia israelí de Inteligencia conocida como Mossad se contactó con funcionarios del gobierno nacional y les señaló que “no tiene objeciones con el avión de Emtrasur. Efectivamente cuando estuvo en manos iraníes se utilizó para traficar armas, pero no tenemos ninguna evidencia de alguna actividad terrorista desde que lo compró la venezolana Conviasa, en julio de 2021. Tampoco tenemos una acusación contra el piloto, Gholamreza Ghasemi. Ocupaba un cargo gerencial en materia comercial en Mahan Air. No somos nosotros (el Mossad) el que empuja las sospechas: es otra embajada. Nosotros no tenemos nada que decir: la inspección del Boeing estuvo muy bien, correspondía verificar si había explosivos, cosa que se hizo, y no tenemos sospecha alguna sobre la carga de autopartes para la empresa Volkswagen”. El funcionario del Mossad insistió igualmente en que hay que vigilar las actividades del archirival de Israel, Irán, en América Latina. Del otro lado, en el gobierno argentino cayó muy mal el informe del FBI que intentó instalar sospechas de terrorismo: como anticipó Página/12 lo calificaron de “panfleto burdo”, ya que carece de evidencias y sólo refleja una postura geopolítica.
Para el juzgado de Federico Villena y la fiscal Cecilia Incardona, sin embargo, el informe del FBI es un documento relevante aunque en el encabezado el propio texto afirma que no tiene valor legal y que no se puede usar en ninguna causa judicial. Aún así, el FBI se lo mandó, con nombre y apellido, al juez, como respuesta a su pedido de información. En la causa no dan como cierto que el avión sea venezolano e investigan si conserva vínculos con Mahan Air o Queshm Fars Air.
El contacto entre el Mossad y las autoridades argentinas se hizo la semana pasada y, por lo que se percibió, el funcionario israelí quería dejar en claro que no estaban operando contra el gobierno nacional en combinación con las fuerzas opositoras. Los parámetros igual quedaron fijados en tres puntos.
* Por un lado, señalar que todo lo iraní es un peligro en América Latina y en particular las líneas aéreas de esa nacionalidad.
* No hubo una acusación concreta respecto de este vuelo y más bien suave respecto de Ghasemi, al que no nombraron, pero en el texto del comunicado oficial de la Embajada de Israel, menciona “un alto ejecutivo”.
* Hay un elogio de la actuación del Estado argentino ante “la potencial amenaza de la aeronave”.
En el gobierno nacional hicieron el siguiente análisis: “Dicen algo parecido al FBI, pero no hacen ninguna acusación concreta ni hablan de ningún descuido en lo hecho por Argentina. Sólo por eso es mejor que el panfleto del FBI”.
Lo que le quita verosimilitud a la novela armada alrededor del avión es que tanto el 747 como el piloto Ghasemi pasaron por once países en el último año, incluyendo algunos aliados de Estados Unidos: México, Paraguay, China, India, Serbia, Surinam, Cabo Verde, Pakistan, Aruba (que es territorio de Países Bajos), además de Irán y Venezuela. Ni siquiera podría sospecharse que el vuelo a Buenos Aires era especial ya que las autopartes de Volkswagen vinieron en tres aviones cargueros, el de Emtrasur y dos de Fly Lease.
Fuentes de los servicios de inteligencia tomaron el documento del FBI como “un informe tomado del Rincón del Vago. Un texto real de inteligencia no tiene tres páginas, sino 50. Exhibe fotos, diagramas, hechos concretos, días y horarios de supuestos vuelos a Beirut, testimonios, operaciones concretas. No hay un dato preciso sobre la relación de Ghasemi con un acto terrorista. Para colmo, es un informe en teoría secreto que volantearon en todas las redacciones. Eso demuestra que se trata de material político que ni siquiera pasaría el Wikipedia de la inteligencia”, analizó un exprofesor de la SIDE.
Denuncias opositoras
Igualmente --y como no podría ser de otra manera-- legisladores opositores hicieron su camino habitual yendo a la Justicia para acusar al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, y al titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Agustín Rossi, a quienes acusaron de encubrimiento. Esa imputación consiste en “ocultar o ayudar a ocultar un delito”, pero en este caso no hay nadie acusado de delito alguno: por lo menos hasta el momento. Es lo que explica que Ghasemi no tenga ni alerta roja ni orden de captura y que el avión haya transitado el planeta sin restricción alguna. Traducido a la realidad: ningún juez del mundo lo imputó de ningún hecho ni lo requirió por ninguna razón. De lo contrario, registraría un pedido en Interpol.
En el juzgado de Villena esperan un dictamen de la fiscal Incardona que seguramente usará el documento del FBI para encuadrar la investigación y pedirá nuevas medidas. En paralelo, el juez dispuso devolver los efectos personales y los celulares a los tripulantes venezolanos, tal vez un indicio de que no hay nada contra ellos y que les permitirían abandonar la Argentina en los próximos días.
La cuestión de los iraníes parece tener otros tiempos. Se espera documentación original de la compra del avión --el contrato se firmó en Emiratos Arabes Unidos en julio de 2021-- y también de los convenios por los cuales los pilotos y técnicos iraníes entrenan a sus pares de Venezuela. Fuentes de Caracas le comentaron a este diario que los documentos --apostillados, es decir certificados-- se entregarán este martes.
Mientras tanto, durante la jornada de este lunes se repusieron las cajas negras que Villena secuestró el jueves durante la inspección del avión: es improbable que salga información de relevancia --en especial diálogos de la cabina-- porque reflejará los diálogos y parámetros del frustrado vuelo de Buenos Aires a Montevideo a cargar combustible, que fue el último movimiento, aunque no se descarta que puedan recuperar algo más.