El escrutinio final de las elecciones en Gran Bretaña confirmó que el revés para el Partido Conservador fue más duro que lo esperado. De las 650 bancas en la Cámara de los Comunes obtuvo 318, con lo cual Theresa May perdió la mayoría absoluta. Sin embargo, mientras todo el arco opositor pide su dimisión, la premier se reunió con la reina Isabel II y le pidió formalmente autorización para formar un gobierno en minoría, lejos del que pretendía para encarar el tramo final de las negociaciones por el Brexit.

Los resultados de las 632 circunscripciones del país indicaron, además, que el Partido Laborista, cuya cara más visible es Jeremy Corbyn, obtuvo 261 diputados; el Partido Nacionalista Escocés (SNP) 35, los liberaldemócratas lograron 12, el Partido Unionista irlandés (DUP) 10 y el resto, 13. La sumatoria deja a los conservadores como la primera minoría pero a 8 escaños de los 326 para gobernar a gusto y piacere.

Es evidente que el ganador de la jornada fue Corbyn. Esta mañana dijo que su partido está "preparado para servir" al Reino Unido, pidió la dimisión de May y recalcó que el acuerdo por el Brexit debe seguir adelante. Su fuerza política sumó 32 bancas a las 229 que tenía, mientras que el oficialismo perdió 12 de las 330 que contabilizaba.

La jugada de May de anticipar las elecciones no fue una buena decisión. Su pretensión era no esperar a los comicios de 2020 para ampliar la mayoría absoluta ante un Parlamento que durante los últimos meses cuestionó su modo de encarar la salida de Gran Bretaña a la UE.

Cuando el 18 de abril la premier anunció el llamado a anticipadas, lo hizo sobre la base del nivel de imagen positiva que le daban los sondeos y los 20 puntos en la intención de votos que los conservadores tenían por sobre los laboristas. Sin embargo, en el mes y medio que duró la campaña, Corbyn fue estrechando esa diferencia.

El primer paso de la formalidad británica tras unas elecciones es la visita del o la inquilina del 10 de Downing Street a la dueña de la corona. Ni bien se conocieron los resultados finales, May se entrevistó con Isabel II para manifestarle su interés de conformar un gobierno y ratificarle el calendario de negociaciones para la salida de Londres a la UE.

A la salida del encuentro dijo: “Formaré gobierno que pueda proporcionar certezas y conducir a Reino Unido hacia adelante en este momento crítico para nuestro país". Luego ratificó el calendario de negociaciones por el Brexit, que comenzará dentro de diez días, y aseguró que "todo llegará a buen puerto" porque contará con el apoyo de los diez diputados del DUP. La mitad más dos de la Cámara.

Ahora, la premier deberá someterse a una moción de confianza en el Parlamento pero negociando con Corbyn, los escoceses independentistas y los críticos liberales. De no superarlo, posiblemente presente su dimisión y la reina invitaría, entonces, al líder del primer partido de oposición -en este caso a Corbyn- a formar gobierno.

La situación en que quedó el país, donde hace un año el 52 por ciento de los británicos votó por separarse de la Unión Europea, preocupa a los líderes del bloque comercial y político.

“Hagan lo posible para evitar un ‘no acuerdo’”, expresó el titular del Consejo europeo, Donald Tusk, quien aclaró que tras los resultados de los comicios “no sabemos cuándo las negociaciones del Brexit comenzarán”. 

En tanto, el negociador jefe de la UE sobre el Brexit, Michel Barnier, sostuvo que las negociaciones del deberían comenzar cuando el Reino Unido esté listo. El calendario y las posiciones de la UE están claros. Unamos nuestros esfuerzos para llegar a un acuerdo".

En cambio, para el comisario europeo, Pierre Moscovici, May "ha perdido su apuesta y está por tanto en una situación menos simple" para negociar el Brexit".