Sobre ruedas
Buenas nuevas para fierreros o, en su defecto, para personas que -aún sin ser especialmente devotos de los coches- gustan ver material vinculado de épocas pretéritas: la longeva Ford, empresa de automóviles con base en Michigan, ha puesto a disposición un siglo de su historia, digitalizando miles y miles de imágenes de sus modelos y folletos, según pasan los años. No cualesquiera, dicho sea de paso; abarca desde la fundación de la firma, creada por Henry Ford en 1903, hasta 2003, cien primaveras después. La plataforma, de acceso gratuito, se llama Ford Heritage Vault, y arrima -a golpe de click- todo cuanto una bóveda puede ofrecer: “archivos que nacieron analógicos y que hemos trabajado arduamente para llevar al mundo digital”, en palabras de la archivista a cargo, Ciera Casteel. Al parecer, antes de lanzar la web, probaron el sitio con amantes de los autos y con empleados de la compañía que, tras navegar la colección, declararon que sus archivos favoritos eran los vinculados al legendario Fort T, los Bronco, la Serie F… Entre los ítems de esta suerte de biblioteca visual se encuentra una rara fotografía en color del Mustang Shelby GT350 original que se exhibió en la Feria Mundial de Nueva York de 1964-1965. También un folleto de la campaña “Free Wheelin'”, de 1977, dirigida a jóvenes compradores. En fin, unos pocos ejemplos de un extenso catálogo, de recorrida intuitiva (se puede optar por épocas, colores, modelos, etcétera). “Por primera vez estamos abriendo nuestra bóveda”, han dicho desde las filas de la compañía, que seguirán subiendo piezas “curadas” a su flamante sitio, proponiendo un viaje en el tiempo en las 4 ruedas que han evolucionado tanto como el motor, la carrocería, etcétera.
Talking Tachos
Acaso sea la actividad menos atractiva que existe sobre la faz de la Tierra, salvo para los habitantes de Malmö, tercera ciudad con más población de Suecia. Para ellos, tirar la basura sí que puede ser sensual mientras lo hagan cruzando el puente Davidshallsbron. Es allí donde están instalados unos tachos parlanchines que, al ser “alimentados” con residuos, hacen comentarios. ¿De qué tipo? Pues coquetean en tono sugestivo, hablan “sucio”. La ocurrencia es obra del ayuntamiento de la urbe, que aunque colocó los botes conversadores en 2017, ahora los ha programado para que digan “Mmmm, dame más”, “¡Oh!, sí, ahí, ahí, mismo”, “Ah… eso estuvo sensacional” o “Volvé rápido y hacelo de nuevo”, por ilustrar el asunto. Previo a subirles el tono, durante la pandemia, los mensajes de los tachos iban por otro cauce: agradecían sin dobles intenciones que la gente mantuviera la distancia social y siguiera recomendaciones anti-covid. Sin embargo, dados a mantener Malmö limpia, funcionarios decidieron apostar a esta manera cómica de gratificación para alentar a los peatones a deshacerse de su basura de forma responsable, apelando al humor más que a los ratones. Marie Persson, jefa de sección del departamento vial de la ciudad, le dijo al periódico local Sydsvenskan que, con suerte, la campaña incitará conversaciones sobre “lo más sucio que existe: tirar la basura”. “Así que, por favor, continúen alimentando a los tachos con más porquerías”, el mensaje de la autoridad. Que no ha aclarado, por cierto, a quién pertenece la voz detrás de los botes. Sería una mujer famosa, cuyo nombre no se ha divulgado. Lo que sí ha salido a relucir es cierta crítica: ¿por qué solo voces femeninas diciendo frases sexis?, ¿es que acaso no podrían haber puesto también una voz masculina o de género neutro para tener a todos contentos? Quizás en los siguientes: hay casi veintena de botes inteligentes distribuidos por la ciudad.
Frente al trauma: sudoku
A pesar de haber sido duramente criticado por organismos internacionales de derechos humanos, por la iglesia anglicana y por el propio heredero al trono -léase el príncipe Carlos-, entre otros, el primer ministro Boris Johnson sigue con su plan de trasladar a refugiados que entraron ilegalmente a Gran Bretaña a Ruanda, país africano con el que sellara acuerdo el pasado abril. Se trata, como bien es sabido, de una declarada estrategia gubernamental para disuadir que inmigrantes pidan asilo en UK; plan tachado de “terrorífico”, “inhumano”, “vergonzoso” por voces en tema. Tan siniestro como este proyecto, vale remarcar, es el modo en que son tratadas personas gravemente deprimidas que están detenidas en los centros de deportación mientras aguardan su traslado al mentado lugar de África. Según reveló el medio inglés The Guardian recientemente, los refugiados que presentan conductas suicidas no reciben asistencia psiquiátrica; en cambio, se les ofrece: una lista de recomendaciones “para sentirse mejor”, que incluye sugerencias del tipo “toque un instrumento” o “juegue al sudoku”. El rotativo toma el ejemplo de un hombre de 40 años que llegó a UK el mes pasado en una embarcación, detenido hoy día en Colnbrook: superviviente de severas torturas previas, presentaba traumatismos y, acorde a los médicos que lo revisaron, mostraba conductas de potencial autolesión, incluso el riesgo de quitarse la vida. Así las cosas, recibió una nota donde se le avisaba que no contaría con ayuda psicológica pero sí con un “pack para el trauma” en pos de que se apañara por cuenta propia. En el pack, tips para el bienestar mental: “hacer crucigramas”, “colorear o pintar”… The Guardian encontró otras personas en situaciones similares, como un muchacho iraní que destacaba lo obvio: menuda tomada de pelo que a gente que está al límite tras haber atravesado lo indecible y correr el peligro de ser enviada a una nación donde la vida será ciertamente difícil, les sugieran tranquilizarse “probando con aromaterapia o con un nuevo corte de pelo”.
Una reliquia carísima
Se creía que podía subastarse por alrededor de 3 millones de dólares; de modo que decir que superó las expectativas es quedarse cortísimo. Más de 15 millones de billetes verdes fue lo que desembolsó el nuevo dueño de una Leica casi centenaria que hoy goza de flamante estatus: se ha convertido en la cámara de fotos más cara de la historia, batiendo récords anteriores. Se trata de uno de los 23 prototipos que produjo Leitz Camera, compañía presidida por Ernst Leitz, en 1923, de cuyo lote habría sobrevivido tan solo una docena. Es, además, una de las primeras cámaras de 35 mm jamás fabricadas en el mundo, piedra angular de la fotografía moderna. Precisamente en la subasta fotográfica anual de Leitz, realizada en Viena, fue donde acaeció la venta del ejemplar de la serie 0, antaño creado con intención de testear en el mercado lo que devendría regla: la presentación comercial de la Leica modelo A, que convirtió al formato de 35 mm en el nuevo estándar para fotógrafos profesionales.
Sobra decir que es un aparato extremadamente raro, pero aún así, si alcanzó semejante precio es porque cierto detalle la vuelve inestimable, reviste especial importancia para coleccionistas en tema: su dueño fue un inventor aficionado a la fotografía llamado Oskar Barnack, asimismo… creador de la Leica, ni más ni menos. El ingeniero alemán construyó una primera versión en la década del 10, y posteriormente iría perfeccionando el modelo que construiría en la fábrica Leitz en Wetzlar.
Prueba de que se trata de la cámara personal de este pionero es que, en el visor, aparece su nombre. Se cree, de hecho, que el alemán la utilizó hasta 1930 para luego mudarse a una Leica I Modelo C, con lentes intercambiables. Entonces legó el viejo prototipo a su hijo Conrad, que la cuidó y conservó en la familia. Hasta la década del 60, al menos, cuando la cámara fue vendida a un coleccionista estadounidense. Vale aclarar que, además del propio aparato que se subastó en Viena, el comprador -cuyo nombre desconocemos- se llevó un paquetito con suculentos “extras”: numerosos documentos y cartas de puño y letra de Barnack, que permiten acercarse tantito a la vida privada de uno de los grandes titanes de la historia de la fotografía; nacido 1879, para más datos, muerto en 1936.