El Gobierno de Estados Unidos tiene entre sus planes avanzar con una norma que establezca un tope máximo de nicotina en los cigarrillos y otros productos derivados del tabaco con el objetivo de que estos sean menos adictivos y nocivos para la salud.

Según lo adelantado por The Washington Post, que tuvo acceso a un documento de la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca, la normativa, que forma parte de un programa para facilitar el abandono del tabaco y evitar que los jóvenes se conviertan en fumadores activos, debería estar vigente para mayo de 2023

Pero se cree que la industria tabacalera impugnará la reglamentación que desarrolle la Administración de Drogas y Alimentos (FDA), lo que provocaría retrasos en la oficialización de la medida.

En la actualidad, el consumo de cigarrillos y la exposición al humo del tabaco causan unas 480.000 muertes prematuras cada año en Estados Unidos, según el Instituto Nacional del Cáncer. 

A este dato se le suma un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) que indica que más de 7300 no fumadores mueren cada año de cáncer de pulmón causado por el humo de segunda mano

En un país donde el 13,7% de los adultos son fumadores, los expertos en salud llevan años advirtiendo que el tabaquismo es la mayor causa de muertes evitables.

Ante este panorama, el presidente Joe Biden remarcó en varias ocasiones que la lucha contra el cáncer es "una pieza central de su agenda" y la política de reducción de la nicotina encajaría dentro de sus objetivos, a un costo mínimo.

En esta línea, la administración Biden anunció planes para reducir la tasa de mortalidad por cáncer en al menos un 50% en los próximos 25 años.

En abril, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos publicó una propuesta largamente esperada para prohibir los cigarrillos mentolados y los puros aromatizados, lo que se considera una gran victoria para los defensores de la lucha contra el tabaquismo.

Según cálculos de los CDC, el costo económico de fumar asciende a más de 300.000 millones de dólares al año, incluyendo más de 225.000 millones en atención médica directa para adultos y más de 156 millones en pérdida de productividad debido a la muerte prematura y la exposición al humo.