La inspección ocular y reconstrucción del femicidio de Sandra Palomo comenzó pasadas las 13.30 de ayer en el subsuelo del supermercado Vea del residencial barrio Tres Cerritos, donde fue asesinada el 31 de agosto de 2019.
Luego continuó con los recorridos propuestos por la Fiscalía y la querella, pero no pudo terminar debido a la oscuridad. Por esta razón está previsto que se reanude el próximo jueves, a las 9.
El trámite provocó malestar, por más de una razón. Imprevistamente, la presidenta de la Sala IV del Tribunal de Juicio, Norma Vera, prohibió que periodistas y familiares de la víctima presenciaran la reconstrucción. También impidió a lxs abogadxs querellantes hablar con la familia de la víctima y con la prensa, esta última medida fue de igual modo para lxs defensorxs.
No hubo información sobre las razones para la prohibición a las partes de informar a la prensa sobre la reconstrucción del femicidio. En estas circunstancias, solo se supo que tras recorrer los distintos lugares por donde los asesinos anduvieron en la camioneta de la víctima, la comitiva judicial llegó hasta el barrio Don Emilio, cerca del río Arenales, donde fue descartado el cuerpo de Palomo, pero por las dificultades de los accesos y la noche, el Tribunal dispuso continuar el próximo jueves.
La jueza también negó la participación al perito de parte de la querella, el criminalista Carlos Párraga.
Los hijos de la víctima y otros familiares concurrieron al mediodía con la intención de presenciar la reconstrucción del asesinato en el supermercado, pero los policías los retiraron hasta la zona del vallado. "Nos pareció rara (esta decisión), más que nada porque se tomó a último momento. Teníamos entendido que sí podíamos participar, nos genera cierta duda porque queríamos participar y saber que se están llevando las cosas como corresponden. Se citó a la querella, a la familia, venimos, y resulta que no podemos participar", dijo a Salta/12 el hijo de Sandra Palomo, Guido Rauber.
"El perito (de la Fiscalía) que trajeron acá al supermercado no puede ser que esté cursando, haciendo la carrera de criminalística. Es algo que te genera impotencia, que esta gente sea la que se encarga de impartir justicia", indicó por su parte otro de los hijos de la víctima, Gunter Rauber.
La cuestión de la caja de cambios
Según lo que se pudo observar desde el vallado policial puesto para la prensa, frente a la entrada del subsuelo, la camioneta con la que se hizo la reconstrucción no corresponde al mismo modelo que la de la víctima, y no tiene caja automática sino manual.
La investigación oficial sostiene que Palomo fue asesinada adentro de la Toyota Hilux gris plata, en el subsuelo del supermercado Vea y luego su cuerpo fue trasladado en ese vehículo. Llama la atención que no se haya realizado la reconstrucción con una camioneta del mismo modelo ya que en las audiencias surgieron interrogantes por parte del mismo Tribunal, y de la querella, que tienen que ver precisamente con la existencia o no de la caja automática de cambios, y que se esperaba que pudieran dilucidarse en esta instancia.
Cuando se expuso una pericia oficial integral, el juez Roberto Lezcano dijo que tiene una camioneta similar a la de la víctima y señaló las dificultades que implicaban trasladar a una persona desde el asiento del chofer al del acompañante y realizar maniobras, por la caja automática. También sostuvo que le llamaba la atención que no hubiera escurrimiento de sangre, ante lo cual los peritxs del Centro de Investigaciones Fiscales (CIF) respondieron que podría deberse a las alfombras del vehículo.
Además, mientras la Fiscalía sostiene que el único autor del crimen fue el adolescente L.C., que tenía 15 años al momento del hecho y es inimputable, la querella viene afirmando que los asesinos fueron dos o más, ya que asegura que la víctima pudo haber sido atacada desde el lado del chofer y desde los asientos de atrás de la camioneta.
Otro hecho relacionado con el modelo de la camioneta tiene que ver con las menciones de L.C. cuando declaró y señaló las dificultades para salir del subsuelo, porque nunca había conducido vehículos con caja automática. Además el adolescente situó en el lugar al imputado por participación secundaria Hugo Carrizo y lo señaló como autor material. L.C. dijo que Carrizo lo había obligado a participar y a conducir la camioneta, que éste iba en los asientos de atrás y que el cuerpo de la víctima fue puesto del lado del acompañante con las piernas para arriba y cubierto con bolsas de supermercado y una campera.
Los hijos de la víctima también expresaron dudas respecto a la única autoría del adolescente L.C. y cuestionaron la investigación policial y fiscal realizada. "No creemos que una persona de 15 años sola haya cometido semejante crimen, por lo menos dos personas mínimo tendrían que haber participado", consideró Gunter Rauber. "¿Qué persona que esté en sus cabales, si la viene a pasar a buscar un amigo dice 'sí subo' y se van de fiesta o a tirar el cuerpo?", cuestionó respecto a los acusados de participación secundaria.
Además, Guido Rauber señaló que cuando encontraron la camioneta, "estaba con sangre", por lo que consideró que esos indicios debían haber sido evidentes para los acusados que subieron al vehículo, "nadie podía haber participado sin saber lo que estaba pasando", sostuvo.
Los jóvenes, a diferencia de lxs hermanxs de la víctima y de otro hijo, que tienen sospechas del viudo, no comparten esa posición. Ambos expresaron que quieren justicia y el esclarecimiento del crimen de su madre. Señalaron que su padre sufre de mal de Parkinson y demencia senil, y no lo consideran capaz de estar involucrado en el femicidio o de haberlo encargado, aclararon que lo único que cobra el padre es la jubilación de Palomo y que no hubo cobro de un seguro como había manifestado una de las tías, ni de otro beneficio económico.
En este proceso se juzga a Esteban Ian Caro y Ricardo Nahuel Bonifacio como partícipes secundarios del delito de homicidio agravado por ensañamiento, alevosía, femicidio y por la participación de menores de edad al momento del hecho, dos de los cuales se encuentran también imputados. Estos son Hugo Carrizo y Damian Caxal que tenían 16 y 17 años respectivamente. Estos cuatro jóvenes participaron de la reconstrucción acompañados por sus abogados.