Como un ícono de culto que se sabe presente pero que nadie puede encontrar, emerge la figura de Osvaldo Renato Mattei, ex jugador de Central Norte a mediados de la década del 80.
Encontrar al exdelantero, suscitó una serie de pistas y averiguaciones minuciosas, casi detectivescas: “Vive cerca de Rosario”; “La última vez lo vieron en Gálvez”; “Manejaba un remis”; “Parece que tiene un comercio”, y así varias conjeturas más.
Lo cierto es que todos los caminos conducían a Rosario, pero ¿dónde estaba Mattei, el goleador infalible del Azabache? La consulta con periodistas de la santafesina ciudad, derivó en una red de espías futboleros aficionados que, en pocas horas, dieron con el posible paradero del exdelantero, “Me pasaron este teléfono”, aseguró un cronista gráfico.
La búsqueda hizo efecto y Mattei, que vive sin ningún tipo de ocultamiento, respondió el mensaje, y a los minutos, comenzó una conversación en la que constantemente se hacía presente el recuerdo vivo de la ciudad de Salta, terruño que lo abrazó y que él también supo abrazar.
El Tano Mattei
“Hoy vivo donde nací, en la ciudad de Pérez, que está pegada a Rosario. Tengo 60 años y soy comerciante”, comentó y rompió el hielo el delantero tan buscado por el pueblo futbolero.
“En Salta viví 3 años que fueron hermosos, siempre digo ‘ver Salta y dopo morire’, me agarra nostalgia cuando la veo por televisión, le digo a mi mujer ‘mirá, en esa esquina estuve, por ahí andaba’, fui muy feliz, inclusive al margen del deporte, porque la gente es muy buena gente, tengo los mejores recuerdos”, comentó emocionado “el Tano”, como lo llaman en Salta.
Pero hablar de Osvaldo Renato Mattei, es recordar una fecha muy particular: el 22 de junio de 1986. Aquel día, se jugaría ni más ni menos que una final entre Central Norte y Juventud Antoniana, clásicos rivales. Cara o cruz, el que ganaba, ascendía al nuevo torneo llamado Nacional B, competencia que hasta hoy sigue vigente.
Pero como si aquella final fuera poco, la jornada sería coronada con el partido que, horas más tarde, jugarían por los cuartos de final de la Copa del Mundo de México 86, Argentina contra Inglaterra. Un día netamente futbolero.
La previa
La final por el ascenso a la primera edición en la historia del Nacional B, tenía ni más ni menos que a dos acérrimos rivales enfrentados: Central Norte y Juventud Antoniana. Aquel partido guardaba todos los condimentos para una fiesta del fútbol.
“Nosotros recién habíamos llegado a Salta, pero veíamos el entusiasmo de la gente. Con el segundo partido me dí cuenta lo que significaba realmente para la gente”. Mattei hace referencia al partido definitorio, ya que la final disputada en la cancha de Gimnasia y Tiro tuvo un primer encuentro que terminó en un pálido 0 a 0, y a los 3 días, se jugaría el definitorio.
“La gente se pasó toda la semana alentándonos. Te saludaban todo el tiempo por la calle, era una locura. Y nosotros teníamos una expectativa bárbara, algo de nervios... cuando salimos a la cancha de Gimnasia y Tiro no podía creer la cantidad de gente que había, y eso me dio muchas más ganas de jugar todavía”, recordó Mattei como si aquel momento estuviera sucediendo en ese mismo instante, “estábamos confiados y esto se vio reflejado en el partido, fuimos superiores”.
Partido clásico
Luego del olvidable 0 a 0 de la primera final, llegaría el domingo 22 de junio de 1986 con el pitazo inicial que tendría lugar a las 11 de la mañana. La expectativa era muy grande, ni el día nublado, ni la cita tempranera, pudo apagar el fervor salteño por un clásico a cara o cruz.
“Sentía un aliento personal hacia mí... lo viví muy feliz. Cuando convertí el primero y el segundo gol, me dió mucha confianza para seguir jugando suelto. Hay que decir que teníamos un gran equipo. Hice los goles que hice por los compañeros que tenía al lado”, comentó “el Tano” haciendo un gesto hacia sus compañeros del césped.
“Me gustaba encarar, patear al arco, el que se acuerda de mí va a saber de lo que digo, era un 9 de esos que iba para adelante, y cuando estaba cerca del área, pateaba... a veces me retaban porque pateaba demasiado”, recordó entre risas.
En aquella fría mañana salteña, Mattei se despachará con cuatro de los cinco goles que el equipo azabache anotaría, redondeando un fulminante 5 a 1 en favor de los Cuervos. “Difícil que me acuerde de todos los goles, pero sí recuerdo dos, uno desde afuera del área, pateé y el arquero se quedó parado, y el otro lo hice de cabeza…”, comentó el goleador dando color a un recuerdo que no guarda material fílmico, un hecho solo reconstruible a través de algunas fotos y relatos que van quedando difusos con el paso del tiempo.
Argentina Inglaterra, el broche de oro
La alegría del pueblo cuervo se vió algo contenida por el partido que, apenas horas más tarde, jugarían Argentina e Inglaterra por los cuartos de final del mundial 86.
Se cuenta que luego del tradicional festejo por la plaza 9 de Julio, algunos volvieron presurosos a los hogares, y otros se quedaron en algún bar cercano al centro pegados a la pantalla que traía la imagen directamente desde México. Aquel partido contra Inglaterra, a poco más de 4 años del conflicto de Malvinas, tenía una impronta distinta.
El Tano Mattei recordó aquella situación: “Yo vivía en el hotel Misoroj, y ahí nos juntamos cinco o seis muchachos para ver el partido. Era extraño porque venía gente al hotel por el partido que habíamos ganado, había gente afuera, encima el hotel estaba a metros de la cancha de Juventud, era muy bravo para estar festejando ahí”.
Si la emoción por la mañana había sido grande, lo que la transmisión emitía desde México, sellaría aquel 22 de junio de 1986 como un día soñado para el pueblo futbolero, y más aún, para los hinchas de Central Norte. Argentina le ganaba a Inglaterra y Maradona se convertía en la figura indiscutible del fútbol argentino y mundial.
“Después se juntó todo, la alegría de haber ganado nosotros y la alegría de haberle ganado a Inglaterra... era una fiesta bárbara, en el hotel lloramos todos. Es imborrable el recuerdo de aquella doble alegría”, agregó el 9 del Azabache.
Luego de años de silencio, y casi sin declaraciones hacia la provincia que lo cobijó, la palabra de Mattei se hace presente. Aquel delantero rosarino que pasó unos años por la ciudad, dejó una huella enorme en los corazones cuervos y en la historia grande del fútbol local.
Cuando el contrato finalizó, Osvaldo Renato Mattei volvió a Rosario y, aunque parezca increíble, nunca mas regresó a Salta, “Es una materia pendiente, tengo que volver un día. La gente de Central Norte me llamaba, hicieron una agrupación de socios con mi nombre. Me han invitado a una cena pero por cuestiones de trabajo y del día a día, no me fue fácil. En algún momento voy a estar por Salta para agradecerles por todo lo que me dieron, una gente muy hermosa, maravillosa”.
Mattei recuerda con nostalgia una ciudad, un pueblo, que caló hondo en su vida. Brotan los recuerdos, partidos, canchas, goles, anécdotas y, sobre todo, vuelve una y otra vez aquel soñado 22 de junio de 1986, cuando los cuatro goles, la victoria y el ascenso, fueron coronados con el partido más recordado de la historia de la Selección argentina. Para muchos, el día perfecto.