De una infancia como vendedor de drogas en las calles de Oakland a convertirse en una revelación de la música pasados los 50 años, la historia de Fantastic Negrito es tan extraordinaria como su alter ego elegido. Nacido bajo el nombre de Xavier Amin Dphrepaulezz, el octavo de 15 hermanos, hijo de una familia musulmana de ascendencia somalí, huyó de su casa a los 12 años. Consumió y vendió crack siendo apenas un niño, y entrada la adultez, como muchos otros, siguió el camino del sueño americano directo a la soleada y podrida ciudad de Los Angeles para probar suerte en la música, para probar suerte en algo. Fantastic Negrito aprendió entonces música, dice él, colándose en las clases de la Universidad de Berkeley porque no tenía dinero para entrar, y no triunfó, a pesar de su esfuerzo, y a pesar del beneplácito del mismísimo manager de Prince, que creyó en él, con un contrato de un millón de dólares en Interscope Records de por medio. Como si todo eso fuera poca cosa, poca vida, Dphrepaulezz estuvo en un gravísimo accidente de tránsito y vivió para contarlo después de varios días de coma. Un coma del que despertó, por supuesto, sin contrato, sin manager y sin nada. Y cansado de ese sueño fallido, volvió a casa, a Oakland, se dedicó al cultivo de marihuana y a formar una familia en silencio. Xavier Amin Dphrepaulezz solo volvió al ruedo bien entrada su vida adulta, con un set de historias demasiado poderoso y único bajo el brazo, y gracias al interés que su hijo le dedicaba cada vez que lo veía tocar instrumentos. En su segundo intento, renovado, ya al borde de los 50 años, Dphrepaulezz ganó un concurso de la NPR, como si él fuera un adolescente, un desconocido, y no un talento arrollador visible desde los años 90. Eso lo devolvió en gloria y majestad a la vida pública. De ahí para adelante, Fantastic Negrito no paró nunca. Ganó dos veces el Grammy a Mejor Disco de Blues Contemporáneo, primero por The Last Days of Oakland (2016), ese regreso tardío, un disco urgente, autobiográfico, y después, con Please Don’t Be Dead (2018), donde una foto de él mismo después del accidente de tráfico ilustra la portada. Además, empezaron las celebraciones y las giras, que incluso lo trajeron a Argentina, donde estuvo en 2019, y por supuesto, su emprendimiento más ambicioso: un sello independiente con el que desde ahora edita su propia música.


El último disco de Fantastic Negrito hasta el momento, Have You Lost Your Mind Yet? (2020) había sido editado en pandemia, era su quinto disco, y si bien fue lanzado al mundo en los momentos más desconcertantes y oscuros del aislamiento pandémico, hablaba sobre perder la cabeza con otro tipo de locura: buscando amor en pantallas cada vez más pequeñas. Su desconcierto por la vida en internet y, en definitiva, por la forma cada vez mas confusa en la que nos relacionamos a través del mundo digital, llegó justo a tiempo para un momento de la historia donde el mundo digital era el único mundo posible. Pero esos días extraños que postergaron giras y presentaciones, le regalaron a Dphrepaulezz su nuevo disco, su nueva obsesión. Es así, a Fantastic Negrito la vida lo lleva indefectiblemente a lo imprevisible. Él lo cuenta de esta forma: unos de esos días oscuros y pandémicos recibió un mail que decía algo así como “Yo se tu secreto”, junto a un link de ancestry.com, donde él se había anotado para investigar su herencia familiar. Cualquiera que haya inscrito sus datos y entrado al vórtice de una aplicación como esa, debe saber que puede llegar a ser bastante adictivo y revelador. Dphrepaulezz llegó a rastrear 7 generaciones de su ascendencia norteamericana hasta llegar al nombre de Elizabeth Gallimore, de quien pudo encontrar un antecendente judicial que memorizó: “Elizabeth Gallimore se presentó en el Tribunal del Condado de Amelia en 1759 por cohabitar ilegalmente con un esclavo negro”. “Me sentí muy orgulloso de ella. Una persona demasiado desafiante, casi un momento de punk rock en los 1700”, contó el músico. El asunto es que Fantastic Negrito descubrió que, de hecho, segun estos archivos él también tendría raices escosesas, y que descendería de una unión -en ese tiempo ilegal y judicializada- entre un esclavo, cuyo nombre nunca pudo saber, y una sirvienta europea. Esa revelación cambió su forma de pensar sobre su familia, su herencia y su propia identidad, y se dedicó a escribir un disco entero sobre el amor entre su abuela Gallimore y su abuelo, que él nombró Courage, es decir: coraje, tesón. El disco acaba de salir, se llama White Jesus Black Problems y no solo es una reinvención imaginaria y flotante de su historia familiar, sino quizás el disco más experimental de su inusual carrera, una que lo confirma una y otra vez como un artistas de revelaciones. En este disco, Fantastic Negrito se sirve de todo el dramatismo, de toda la imprevisibilidad, de todo lo que la música puede darle. Sus himnos bluseros -de un blues deforme, descompuesto- se amalgaman con una psicodelia febril y desesperada, con rock pantanoso, con gospel, en canciones muy narrativas, a la manera de capítulos de una historia de amor a la vez trágica y festiva. “Debo haber hecho como 50 canciones, quise dejar que sea un disco extraño, funky, ecléctico, con ritmos psicodélicos. Cada canción es un capítulo de esta historia. Y no tuve mucho trabajo porque mis abuelos hicieron todo, claro”.

¿Y cómo termina esta historia?, le consultan usualmente a Dphrepaulezz, ahora que pinponea preguntas desconcertadas por este disco tan extraño. “Esa es una buena pregunta. Tal vez la historia no termina porque yo estoy aquí y tengo algunos hijos”, dice él. White Jesus Black Problems fue editado por su propio sello, Storefront Records, que fundó él mismo bajo el slogan “Producimos las cosas en las que creemos ¡Y nada más!”, como respondiendo a su antigua suerte con un mega sello discográfico, pero que es además, una consigna que le permite hacer lo que él quiera: por ejemplo, un gran emprendimiento cinematográfico, filmando un video con todo despliegue por cada canción de sus disco, y así reconstruir el imaginario de la historia familiar. “Nadie me habló de esto en mi familia. Tal vez no lo sabían. La cosa es que me obsesioné y pensé ¿cómo puedo honrar esa unión? Tengo una plataforma aquí, y quiero que todos sepan de esta historia, que todos conozcan a mis abuelos”.