“La idea es generar el compañerismo y la sororidad que nos parecen importantes en todo grupo de mujeres, pero también poner a circular canciones que al tratarse de autoras, muchas veces no circulan en otras voces”, reflexiona Cintia Trigo –alma mater de La Vagabunda- al hablar del ciclo Tangueadoras, que comparte junto a Marina Baigorria, Verónica Bellini, Andrea Bollof, Bárbara Grabinski, Claudia Levy, Gisela Magri y Patricia Malanca, y que este jueves a las 20 tendrá su segunda edición en la Cúpula del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151). La tercera será en agosto. El ciclo tiene la particularidad de “repartir” la estelaridad de cada noche. En el encuentro de hoy esa voz cantante quedará en manos de la propia Trigo, de Levy y de Baigorria. Pero sus colegas no estarán ausentes: se sumarán en dúos o en canciones que interpretarán grupalmente. También son mujeres las músicas que las acompañan: Pamela Victoriano y Cecilia Zárate en violines, Sara Smalbrugge en bandoneón y Amelia Vidal en guitarra.
La idea de fondo, coinciden todas las cantautoras consultadas, es “hacer visible el nuevo cancionero del tango siglo XXI con perspectiva de género”. Y hacerlo en todo sentido, explica Trigo. “Por ejemplo, hacia adentro es darnos a nosotras mismas el espacio para aprendernos y enamorarnos de las canciones de otras para, a la larga, incluirlas en nuestros propios repertorios”.
“Ante los espectadores, la propuesta es hacer un paneo del espectro que hay en el nuevo tango canción. La de tinte más humorístico, filosófico, hasta la más explícitamente combativa desde la denuncia social. Pero siempre mostrando el abanico de letrísticas y estéticas musicales, que ojalá sean una puerta de entrada para que el público conozca lo que está ocurriendo en el tango siglo XXI”, plantea.
Malanca, en tanto, sintetiza en una frase repleta de ilusión: “Queremos construir un cancionero inclusivo para nuevas audiencias, para el futuro”. Según ahonda la compositora de Traerán ríos de tango las páginas de un libro, la idea “es aprovechar lo máximo el ciclo para introducir los nuevos tangos". "Eso implica trabajarlos, arreglarlos, aprenderlos y cruzarlos: Trigo canta un tango mío, uno de Bollof, Grabinski uno de Bellini, Magri uno de Baigorria, Levy uno mío, y así al infinito, como un cruce para escuchar nuestros propios tangos en boca de otra colega”.
“Es una propuesta atractiva porque no hay otro espectáculo parecido, con tantas ocmpositoras y cantautoras mujeres -considera Claudia Levy-. Sí hay espectáculos de mujeres, pero no de todas compositoras. Lo que nosotras planteamos es el intercambio”.
Trigo vuelve a la carga con una mirada a futuro, con la necesidad de expresar lo que mujeres y disidencias están aportando al tango. En el horizonte aparece la recopilación de Vanina Steiner Mirada de mujer, que puso de manifiesto el espesor, la calidad y la cantidad de letristas mujeres de tango. “De algún modo en este espectáculo acompañamos el gesto de dar a conocer este movimiento de mujeres que hablan a partir del tango con su propia mirada del mundo, su propia perspectiva, deconstruyendo lo que el tango ha dicho sobre la mujer y el mundo. La mirada de las mujeres también puede narrar al mundo”.