Otra de las promesas de que, gracias a blockchain, es posible obtener ganancias de manera sostenida sin producir ningún tipo de riqueza, terminó de desinflarse. Ahora es el turno de Axie Infinity, un juego "play to earn" ("jugar para ganar dinero") utilizado para crear burbujas insostenibles en el largo plazo, como se decía en to-boom-los-juegos-play-to-earn">una nota en Cash, noviembre del año pasado.

Por aquel entonces los medios reproducían una noticia que, por inverosímil, resultaba atractiva y generaba el tipo de atención capaz de mantenerla viva. El mecanismo era el siguiente: el juego utilizaba blockchain para dar puntos en forma de distintos tipos de "tokens" que podían, a su vez venderse a otros jugadores que se quisieran sumar. Podía ser un "axie" para jugar el juego en el que estos simpáticos bichitos compiten para obtener Smooth Love Potion (SLP), o una criptomoneda llamada Axie Infinity Shards (AXS). Los bichitos incluso pueden reproducirse y combinar sus "genéticas" para obtener la mejor descendencia posible que luego se vende por criptomonedas. Estos Axies llegaron a valer cientos de dólares.

Este complejo esquema de criptoactivos logró su máximo momento de "hype" (como se llama a esa combinación de moda, publicidad, influencers, que imponen hasta lo más delirante) cuando diversos medios contaron que en países de Tercer Mundo, en plena pandemia y aislamiento, había permitido a miles de personas garantizarse un ingreso.

Filipinas, en particular, se transformó en un espacio que tuvo gran atención mediática. Videos promocionales destacaban que gracias al juego se podía obtener un salario superior al mínimo de ese país. Desde el sitio de Sky Mavis, la empresa desarrolladora, afirmaban: "Creemos en un mundo futuro en el que trabajar y jugar se transforman en una sola cosa". Luego agregaban: "Creemos en empoderar a nuestros jugadores y en darles una oportunidad económica. Bienvenidos a nuestra revolución".

Jugadores

Así fue que miles de jugadores compraron o alquilaron Axies para participar y compartir la ganancia con el inversor que había comprado estos bichos digitales. El dinero atrae el dinero y la empresa llegó a valer 3000 millones de dólares en su pico en octubre de 2021 con dos millones de jugadores diarios. Todos se peleaban por explicar cómo este tipo de juegos "play to earn" permitírían resolver la pobreza en el mundo con intrincados argumentos, mientras otros explicaban que era una inversión riesgosa pero sin atreverse a decir que el rey estaba desnudo. 

Desde el pico, hace siete meses, el juego cayó a cerca de un quinto de usuarios diarios activos. Ya es evidente que no cuenta con atractivo más allá de la promesa de ganar dinero. Desde entonces las SLP cayeron de 40 centavos de dólar a medio, los AXS de 165 dólares a menos de 20. Algunos de los se subieron a tiempo al juego y vieron subir la cotización de sus tokens se entusiasmaron imaginando una flecha eternamente ascendente y se aferraron a lo obtenido perdiendo casi todo. Los más sagaces, seguramente conscientes de que el criptogigante tenía pies de barro y que caería cuando dejaran de afluir nuevos jugadores dispuestos a seguir inflando la burbuja, comenzaron a irse antes de que la pirámide se quedara sin base. De momento, cualquier esbozo de recuperación tienta a quienes aún mantienen los tokens y salen a cambiarlos, algo que hunde nuevamente su cotización.

Tampoco ayudó a la empresa que en marzo de este año hackers robaron lo que en ese momento equivalía a 620 millones de dólares en criptomonedas. Para entonces ya hacía unos meses que la empresa había remplazado la descripción "Play to earn" por el "Play & earn" en su página web. Una cosa ya no lleva a la otra.

Otro cambio fue crear "Axie: Origin", una versión sin criptomonedas involucradas que replica un modelo "freemium": gratis pero con algunas posibilidades de pagar para tener más opciones. Es decir, la empresa vuelve al viejo modelo mucho menos rentable pero también (si el juego resulta atractivo) mucho más estable. Por lo pronto, quienes estaban sólo por el dinero se fueron junto con él.

Criptoburbujas

Las sucesivas oleadas de complejos sistemas basados en blockchain, desde criptomonedas pasando por stablecoins, stablecoins algorítmicas, fan tokens o NFT, demuestran que no es nada fácil inventar dinero o algo que se pueda intercambiar por dinero. La única forma es sacárselo a alguien más. Las promesas de este tipo de emprendimientos sólo se justifica en la necesidad de que muchos la crean para que duren al menos un tiempo, el suficiente como para retirarse con lo ganado.

Por eso resulta sorprendente que cada vez que surge alguna nueva promesa de dinero fácil revestida con una capa de complejidad tecnológica, bastante de discurso emprendedor de autoayuda y mucho de egoísmo por parte de personajes conocidos que las promocionan, no sean pocos los que caen. Algunos más que caer son empujados por la falta de alternativas (como un trabajo estable) y la necesidad de que alguna vez les toque a ellos dar el batacazo.