La pieza escultórica que cuelga de una grúa frente al Río de la Plata supo pasar casi un siglo mirando a la Casa Rosada. Cuando fue removida de su posición en la Plaza Colón junto al resto del monumento al almirante, el macrismo se ensañó con la decisión del gobierno de Cristina Kirchner. Lo hizo como si fueran cruzados por el patrimonio, probados defensores de lo histórico, y no una extensión de la industria que demuele y desaparece el patrimonio. Y ahora, que son gobierno ellos mismos, desoyen todos los consejos técnicos y montan el pobre monumento en uno de los peores lugares posibles para sus mármoles de Carrara. Como explicó recientemente Marcelo Magadán en este suplemento, la erosión será grave y la altísima humedad mezclada con la contaminación del aire de la Costanera le augura un muy mal futuro a la pieza escultórica.