La activista Marlene Wayar observa la escena que se despliega ante sus ojos y sentencia: “Esto se vive como una violencia a los cuerpos que están en el territorio áulico”. A su alrededor, en las puertas del Ministerio de Educación porteño, comienzan a reunirse personas LGBT+, integrantes de centros de estudiantes, docentes de escuelas, profesorados, bachilleratos populares y universidades, representantes de sindicatos y organizaciones “frente a la censura, el odio y la persecución” que leen en la prohibición del lenguaje inclusivo en las escuelas de la Ciudad.
La movilización comienza pasadas las 17 y toma la forma de una radio abierta y la presentación de los tambores de Talleres Batuka, al cierre. También de un fuerte despliegue visual en la fachada y el frente del edificio, sede de Unicaba, custodiado por Policías de la Ciudad. Sus paredes y columnas quedan empapelados de carteles –escritos a mano e impresos-- con leyendas como: “Nuestras identidades no se negocian”, “Aunque nos prohíban nombrarnos no dejamos de existir. ¿Quiénes habitan las escuelas?”, “Docentes marikas, transfeministas, disidentes, trans, lesbianas, bisexuales, no binaries presentes”, “La libertad no se censura”, “El lenguaje no binarie es de todes”, “Todes, todxs, tod@s”. La concentración sucede en el marco de una nueva jornada de ESI; entonces reúne también muestras de las intervenciones que se hicieron a lo largo del día en las aulas.
Un grupo de docentes autoconvocades pinta con letras negras una bandera blanca que dice “Por una ESI no binaria”. No quieren hablar con los medios. “Hay que hablar menos y pintar más banderas”, argumenta unx de ellxs. En la movilización son varies les docentes que no quieren dar testimonios. Piden a les fotógrafes que no se vean sus caras. Nadie quiere decir su apellido. Todas señales de lo que esta resolución les representa. A un costado de les docentes de la bandera, les integrantes del Frente Docente Disidente cuelgan de unas telas los dibujos que hicieron estudiantes de diferentes niveles en base a conversaciones acerca de las “existencias sexuales infinitas”. Otres hacen serigrafía y cuelgan un dibujo de dos personas no binaries dándose un beso, con la leyenda "deseamos re existimos". Hay por lo menos dos banderas con la pregunta de dónde está Tehuel.
Cartulinas con la forma del arroba, de la X, de la E. Una rayuela en el pavimento que comienza en la ESI y culmina en la identidad de género, pasando por los estadíos de "Dónde está Tehuel", "Ley Micaela", "Ley de identidad de género", "Matrimonio igualitario", "8 M". Con el correr de los minutos, el carril de Paseo Colón lindero al Ministerio queda totalmente cortado. Antes de eso, les manifestantes mostraban a los autos y micros que pasaban carteles que aseguraban que "el lenguaje será inclusivo o no será".
Se ven, en su mayoría, docentes no binaries, poques con guardapolvo. Algunes toman mate. También hay varias personas LGBT+ que no se dedican a la educación pero que se sienten interpeladas, violentadas, por una resolución que les invisibiliza. "Me da miedo a un futuro donde de repente el gobierno de turno vuelva a ponernos en un lugar de cancelación y persecución, falta de humanidad y empatía", expresa, por ejemplo, Laurent Tropicalia.
"A las aulas de secundario llevan el tema les estudiantes. Preguntan si no van a poder hablar como elles quieren, y se les explica que la resolución es persecutoria y busca sancionar a les docentes en el uso de esa forma de hablar y en las prácticas de enseñanza", cuenta Tef, del Frente Docente Disidente, sobre el impacto de la norma. "Todavía no tenemos ningún caso puntual de sanciones pero sí sabemos de situaciones de compañeres docentes que fueron citados a hablar por las conducciones de sus escuelas y se han labrado actas", agrega. La movilización se gestó tras encuentros en Parque Centenario. Aclara Tef que se trató de una "convocatoria abierta, amplia y sin firma".
Una camioneta blanca sostiene los parlantes por los que sale la música del encuentro, muchas canciones vinculadas a la identidad de género. Y también desde esos parlantes se escuchan los discursos de la radio abierta. La secretaria general de Ademys, Mariana Scayola, enmarca a la resolución en "el avance de prácticas precarizantes" y resalta la reforma del estatuto docente. "La ministra utiliza al lenguaje inclusivo para responsabilizarlo de la crisis educativa. Ya no saben a quién echarle la culpa del fracaso de las políticas educativas, de por qué los pibes, las pibas, no aprenden a leer y escribir, por qué llegan a sexto, séptimo grado sin tener los conocimientos que deberían tener. Las docentes y los docentes venimos reclamando por la falta de inversión, las escuelas que se caen, el frío de estos días, la falta de computadoras y conectividad durante la pandemia, el 50 por ciento de los pibes por debajo de la línea de pobreza. De eso estamos hablando cuando hablamos del resultado de esas pruebas del Ministerio", dice Scayola.
Agrega que en las escuelas el lenguaje inclusivo continúa siendo "un tema de debate" y que precisamente la resolución lo encendió todavía más: "No está naturalizada su utilización; es parte de una disputa, una discusión que tenemos que dar con nuestras compañeras". Anticipa que, en caso de que haya sanciones, el sindicato defenderá a quienes la sufran. También toman la palabra, entre otres, representantes del Bachillerato Popular Travesti-Trans Mocha Celis, el Colectivo Docente Trans Feminista de UTE y la Red Nacional de Docentes por el Derecho al Aborto. Cami y Mica, presidenta y vice del centro de estudiantes del Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González, remarcan que la ESI no se cumple, suman otros reclamos al gobierno porteño y cuentan que dos compañeras suyan presentaron un amparo para bloquear la prohibición.
Wayar, que también es psicóloga social, ubica esta marcha en una línea de tiempo y así responde a los que suelen señalar que es poco importante el debate por el lenguaje inclusivo: "Nos acabamos de bajar de la marcha de Ni Una Menos y vamos hacia el 28J, la movilización contra los travesticidios y transhomicidios. Ambas son marchas simbólicamente muy importantes, que tienen poco asidero en lo que puede llegar a suceder: es absurdo pedirle a un homicida que no nos mate. Lo que trabajamos son los valores simbólicos que posibilitan que crezcamos sin travesticidas, femicidas, transfemicidas. Ese es el objetivo. No es menor el lenguaje. Construye realidad. Nos da representatividad. Si no tuviera sustancia como para movilizar, tampoco la tendría para intentar ser reglamentado". "El lenguaje inclusivo se le impone a la institución porque las pibas, les pibes hablan así. Han transformado el lenguaje y han tomado todas las reivindicaciones que venimos históricamente realizando desde los movimientos. Como docentes muchos tienen su propio cuerpo en juego pero siempre se la están jugando por sus chiques, porque identifican qué les faltó a elles. La escuelas es precisamente el campo de batalla para trabajar contra los travesticidios, la exclusión, los transfemicidios, los suicidios trans y de muchas identidades", añade.