Independiente y Atlético Tucumán se vieron las caras en Jujuy para dirimir el boleto hacia los octavos de final de la Copa Argentina. En el Estadio 23 de Abril del norte argentino, el espectáculo entregó varias curiosidades, como la llamativa indumentaria negra en el equipo de Avellaneda o la presencia del ídolo del Rojo, Lucas Pusineri (pieza fundamental en el conjunto que logró el último título local en 2002) en el banco de suplentes del Decano.
A medida que fue transcurriendo el pleito la intensidad de los protagonistas se fue diluyendo hasta conformar un pobre encuentro carente de emociones.
Tuvo que ingresar Isnaldo en lugar de Lotti para llevar un poco de peligro a Sebastián Sosa. El delantero se las ingenió en más de una ocasión para exigir al arquero uruguayo, quien demostró su solvencia en el complicado terreno de juego. Los piques de la pelota representaban el mayor riesgo para el ex Vélez y Boca.
Independiente volvió a tener mayor ambición cuando su rival se quedó con uno menos. La expulsión de Nicolás Thaller alimentó los deseos del Rojo, que con superioridad numérica se animó a ir a la zona defendida por Carlos Lampe.
Lo llamativo fue que en el cierre Atlético Tucumán tuvo la ocasión más clara para abrir el marcador. Fue en un pie a mano de Isnaldo ante Sosa que ganó con autoridad el arquero. Sin dudas, su actuación le permitió al elenco de Avellaneda mantener el cero, y en una acción aislada cargada de rebotes y despejes defectuosos, Cazares le dio el triunfo al combinado bonaerense con un violento remate que se estrelló en el poste e ingresó por el lateral de la red.
El equipo de Domínguez ganó sin brillo, pero logró sellar los pasajes hacia los octavos de final. Su próxima parada será ante Vélez Sarsfield.