El proyecto para construir escuela secundaria/ albergue del departamento Antogafasta de la Sierra, inició en 2009 y concluyó en 2012 con la inauguración y la presencia del entonces ministro de Educación Nacional Alberto Sileoni. Fue ideada en base a la demanda del lugar que no sólo no tenía escuela secundaria, sino que además, por las enormes distancias entre las localidades, permitiría la inclusión de decenas de adolescentes que podrían concluir el ciclo obligatorio por la posibilidad de quedarse en ese albergue. A 10 años de concretado el proyecto, el espacio nunca funcionó porque no se designó personal para el cuidado de los alumnos.
Erica Walter, fue una de las arquitectas que elaboró el proyecto de la hoy Escuela 39 y quien, en diálogo con Catamarca/12 develó que el albergue nunca funcionó y hay chicos de las localidades aledañas a Antofagasta de la Sierra que deben alquilar para poder terminar el secundario.
La profesional, relató que en 2009 formaba parte del área de Infraestructura Escolar, que antes funcionaba en la órbita del Ministerio de Obras Públicas de Catamarca. “La demanda la generó el Ministerio de Educación que necesitaba una escuela nueva y además solicitaban que tenga albergue”, dijo.
En aquel momento, Antofagasta de la Sierra, localidad enclavada en la puna catamarqueña a más de 550 kilómetros de la ciudad Capital, no tenía secundaria y había una matrícula de alrededor de 110 alumnos esperando para poder estudiar. Por las particularidades geográficas, al menos la mitad de esa matrícula pertenece pueblos como Antofalla, ubicado a 92 kilómetros, Ciénaga Redonda, El Peñón o Laguna Blanca entre otros.
“El proyecto se financió con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a través del Programa Nacional Más Escuelas y recuerdo que nos costó porque para ellos la matricula era baja y financiaban iniciativas más grandes. Fue una lucha, pero lo logramos”, contó Walter.
“Con gran esmero y compromiso realizamos el proyecto, priorizando en ubicación y orientación al sector del albergue que cuenta con dos dormitorios para mujeres, dos para varones con su batería de baños cada uno, dos dormitorios para docentes con baño privado. Todos dotados con sistemas de calefacción pasiva (muro trombre) y calefones solares. También tiene comedor, cocina y sector de servicio”, contó la arquitecta.
Por fin, en septiembre de 2011 se comenzó la obra que se ejecutó en un año y fue inaugurada el 31 de agosto de 2012. “Fue un gran orgullo para toda la comunidad educativa y para todos los que de alguna manera participamos de este logro. Esto significaba que chicos de todas las localidades del departamento iban a tener la oportunidad de ejercer su derecho a la educación. Era una verdadera inclusión”, aseguró.
Walter, explica que durante el fin de semana lago, visitó Antofalla, comunidad indígena con una población de 50 personas. “Conversando con mamás y papás, me cuentan que varios niños debe alquilar un lugar para poder seguir estudiando ya que el albergue, con casi 10 años de existencia, nunca fue habilitado. El director de la escuela se justifica diciendo que no cuentan con el personal para el cuidado de los alumnos, que el cursó varias notas al Ministerio de Educación, pero nunca obtuvo respuesta. Cabe aclarar que la escuela cuenta con una sola persona en Servicios generales, que se jubila a fin de año”, explicó.
Según el proyecto original, para la habilitación del albergue sólo se necesitarían tres personas, dos preceptores de albergue y una persona más para servicios generales.
“Entre amargura, frustración, desasosiego, enojo y desconcierto me pregunto: dónde quedo la inclusión. Dónde el derecho de estos chicos. Creo que están siendo discriminados, intencional o involuntariamente, la realidad es que se están quedando sin la posibilidad de seguir estudiando, de tener las mismas posibilidades de otros chicos de la provincia y es muy triste”, manifestó.
Proyecto
“La escuela tuvo varios premios de arquitectura por su concepción Bioclimática y de respeto y adaptación al medioambiente”, contó Walter.
El objetivo fue utilizar estrategias de diseño bioclimático, técnicas constructivas apropiadas y generación de energía solar-térmica, para contribuir a la sustentabilidad local, respondiendo a una visión integral y ambientalista. Se logró construir una escuela que contempla la tradición cultural, la utilización de los recursos locales, el máximo aprovechamiento del clima y la adecuación bioclimática. De esta manera, además se minimizó el impacto ambiental, se redujeron costos de ejecución y se revalorizaron técnicas tradicionales de construcción.
El año pasado, se inauguró una nueva escuela secundaria en la lolidad antofagasteña de El Peñón, sin embargo muchos alumnos de otras localidades continúan sin poder asistir al albergue de la escuela 39.