Se completó este jueves la reconstrucción del femicidio de Sandra Palomo en la causa que se sigue contra cuatro jóvenes acusados por el Ministerio Público Fiscal por participación secundaria.
El procedimiento comenzó el miércoles en un supermercado del barrio Tres Cerritos, y se interrumpió al caer la tarde en la calle Corrientes al 1800, por dificultades en el acceso a la zona rural donde fue hallado el cuerpo de la víctima. Ayer se reaunudó desde la 9 y hasta las 16.
Para la querella, con esta producción de prueba, quedó evidenciado que L.C. no fue el único agresor y hubo dos o más autores. La audiencia se retomará este viernes 24 de junio.
En la causa, Ian Esteban Caro, Ricardo Nahuel Bonifacio, Damian Caxal y Hugo Carrizo (los dos últimos menores de edad al momento del hecho) están imputados por la fiscalía como partícipes secundarios del delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento criminis causa y por mediar cuestión de género. La parte querellante, en tanto, considera a los cuatro jóvenes coautores.
El jueves la reconstrucción fue del recorrido por diferentes puntos de la zona sur de la ciudad hasta la desembocadura de la calle Gato y Mancha, sector próximo al río Arenales. Luego se reprodujo el itinerario que habrían realizado los asesinos en la camioneta de la víctima hasta que el adolescente L.C. de 15 años al momento del hecho, la dejó estacionada en una calle del barrio Tres Cerritos.
La hipótesis del crimen por encargo
"La reconstrucción sirvió para que el Tribunal pueda visualizar lo que en palabras durante este juicio la querella intentó demostrar como lo más cercano a la verdad de los hechos, porque la verdad total y absoluta no la vamos a obtener en este juicio. Seguimos sosteniendo que se trata de un crimen por encargo, lo ratificó L.C. que fue uno de los primeros que declaró", sostuvo el abogado querellante Javier Latorre. "Siempre hablamos de dos o más autores del hecho y se logró recrear la hipótesis nuestra, lo cual queda evidenciado que se ajustaba mucho más a la realidad", insistió.
Latorre dio detalles de la reconstrucción, explicó que la prohibición del Tribunal de informar a la prensa duró mientras se producía la medida. Además, la jueza Norma Vera, impidió a periodistas presenciar este procedimiento y también a familiares de la víctima. Aunque en su momento la querella informó que la jueza había prohíbido hablar sobre la reconstrucción, desde el Poder Judicial se aseguró luego que no existió esa prohibición, que la jueza prohibió que se tomaran imágenes porque de la reconstrucción participaba un menor de edad, L.C., y se advirtió a todas las partes sobre la necesidad de preservar los derechos de este chico y de los otros dos menores de edad al momento del hecho.
El querellante dijo que la reconstrucción evidenció que al crimen no lo pudo haber cometido L.C. solo, como sostiene la Fiscalía. "En el subsuelo del supermercado Vea se pudo ubicar el lugar que había señalado L.C. que fue donde atacaron a Sandra. También se pudieron cotejar las distancias donde dijo que estaban él y Carrizo. No creo totalmente en su versión porque entiendo que se quiere desincriminar por más que haya sido declarado inimputable, pero la hipótesis de la Fiscalia de que L.C. fue el único agresor quedó muy desdibujada, al reconstruir con personas y no con muñecos de trapo como se hizo en la investigación penal preparatoria", señaló.
Latorre indicó que pidió que la reconstrucción fuera de forma dinámica, con movimientos, que la persona que representaba a Sandra intentara cubrirse y evadir la agresión. "Está claro que al ataque nunca pudo haberlo efectuado una sola persona, menos de la contextura (pequeña) de L.C. En ese caso Sandra podría haber escapado, defenderse, y no la habrían puesto nunca en la posición, antes de pasarla a la caja, cabeza abajo en el lado del acompañante. Para ponerla en esa posición se requieren maniobras, cierta fuerza, una sola persona es casi imposible que lo pudiera realizar con la contextura de L.C.", explicó. Además, señaló que la caja automática del vehículo de la víctima lleva una consola en el medio que dificulta esos movimientos.
Respecto a la reconstrucción del traslado del cuerpo de la víctima del lado del acompañante a la caja de la camioneta, Latorre dijo que se demostró que "tuvieron que cargarla entre dos personas, siendo muy difícil la hipótesis fiscal de que una sola persona la haya cargado".
Luego en la casa de Carrizo, el querellante contó que se recreó con agua "la prueba de la cantidad de sangre que habría goteado de la camioneta, que estaba probado en la causa que quedó en la vereda de Carrizo". El abogado dijo que Carrizo negaba haber visto haber visto la sangre. "La abundante cantidad de sangre, que se simuló con agua, corría por el desnivel que tenía la calle, hacía evidente que miente que no vio sangre", aseveró.
Además, Latorre señaló que Carrizo filmó un video de L.C., fuera de su casa, "Carrizo dijo que lo filmó porque le dió gracia ver la camioneta llena de tierra. No se entiende qué sería lo gracioso. Creemos que ese video que filmó Carrizo y subió a su estado estaba destinado a alguien para que sepa que ya el crimen se había cometido".
En el lugar donde los asesinos se deshicieron del cuerpo, Latorre dijo que "tuvieron que cargar entre dos el cuerpo porque si no hubieran dejado una huella de arrastre significativa por el tipo de terreno. No existió una huella de arrastre en el lugar".
Después de desahacerse del cuerpo, los acusados y L.C. fueron hasta la casa de Caxal, a buscar una manguera para lavar la camioneta luego en el domicilio de Bonifacio. "Caxal cuando va a buscar una manguera, se cruza con su padrastro Gustavo Bravo, ex policía de la Brigada de Investigaciones. Le pregunté si no le dijo a su padrastro, un ex policía exonerado, si tenía tanto miedo, y dice que no le dijo, que se fueron en la camioneta, a lavarla", indicó.
"Si bien manifestaron Carrizo, Caro, Bonifacio y Caxal que tenían miedo, aún después de haber visto sangre en la camioneta, el cuerpo, dijeron que no lograron accionar porque no lograron salir de la camioneta. Yo pregunté, y la jueza también preguntó, por qué teniendo la oportunidad y siendo cuatro personas, inclusive mayores y de mayor contextura que L.C., quien supuestamente en ese momento no tenía ningún tipo de arma, no se fueron del lugar y en cambio permanecieron ahí, colaboraron y ayudaron", razonó Latorre.
El querellante dijo que Carrizo contó que cuando fueron a lavar la camioneta "él sacó $2.500 de lo que él le llamó guantera, pero en realidad es una consola que va en el medio de los dos asientos entre conductor y acompañante" y les repartió $500 a Caxal, a Caro, Bonifacio, "y el resto se lo quedó él, dijo que a L.C. no le dió nada". "Eso lo negaron Caxal y Bonifacio, empezaron a desconocerse. La defensa venía siendo conjunta, de a poco, en la medida que va saliendo la verdad a la luz se empiezan a contradecir", señaló.
Latorre recordó que después "se fueron a la fiesta", L.C. llevó a Caxal y Carrizo. El abogado dijo que los imputados aseguraron, "que no volvieron a hablar del tema pero que a los días estaban preocupados".
El abogado defensor de Carrizo, Ricardo Belbruno, dijo a Salta/12 que la reconstrucción "fue muy bien llevada a cabo". También cuestionó la primera reconstrucción hecha por la Fiscalía. "Hay muchísimas cuestiones distintas entre la primera reconstrucción que se hizo, en base a las cuestiones probatorias que había en la causa, y esta segunda que fue propuesta por la querella y que fue en gran parte por los dichos de las declaraciones de L.C. que ya fue sobreseído", sostuvo.
Belbruno dijo que entre el lunes o martes declarará su defendido, Carrizo, quien pidió hacerlo durante la reconstrucción.