Desde Fajardo (Página/12 en Puerto Rico)

Sí, llegó el avión. Pero ya no están ahí para recibirlo el señor Roarke y su fiel ayudante Tattoo. La isla sigue haciendo de las suyas, eso sí: uno va en busca de cumplir un deseo profundo, pero la experiencia en ese lugar de arena dorada y mar de un azul tan profundo que no parece estar en ninguna paleta de colores siempre termina siendo más profunda y motivadora. La nueva versión de Fantasy Island, además, tiene que ver con temáticas actuales y muestra personajes más empáticos que la original, aquella que en la Argentina se vio en catódico blanco y negro como La isla de la fantasía. Pero todo queda en familia: ahora la administradora del resort de lujo es Elena Roarke, sobrina nieta del icónico personaje que interpretara el mexicano Manuel Montalbán. La dama heredó el charme, el aura misteriosa y el gusto por las vestimentas blancas. Y también el origen latino de quien la encarna: la actriz portorriqueña Roseyln Sanchez (Without a Trace, Rush Hour 2).

"Fue una felicidad total que me ofrecieran el papel, más cuando me dijeron que se filmaba en mi país", cuenta la intérprete, ataviada como su personaje y con el Caribe como fondo para la entrevista con Página/12. No, el lugar no es el set de filmación sino otro resort borinqueño, pero aquí raramente una playa no se parece a lo que el inconsciente colectivo denominaría "paraíso". "Pero además de la alegría -continúa Sanchez-, me asaltó un gran sentido de responsabilidad, porque La isla de la fantasía es una propiedad intelectual súper reconocida en el mundo entero. Y el personaje de Roarke, de Ricardo Montalbán, fue súper memorable. Entonces yo decía: 'Ok, ahora va a ser mujer, la gente me va a comparar... ¿Cómo puedo hacer un trabajo igual de exitoso y de bien llevado?' Pero acepté el reto. Porque fue eso, un reto delicioso".

A juzgar por los resultados, la actriz dio el "sí" correcto. La primera temporada, que en la Argentina estrenará Universal Premiere el domingo 3 de julio a las 22.30, fue concebida como un programa veraniego para las pantallas tradicionales en Estados Unidos. Sin embargo, la respuesta fue tan positiva que la segunda, que ya debería estar en el aire en ese país, fue pospuesta para ser emitida durante el período regular. El elenco de Fantasy Island se completa con Kiara Barnes, que encarna a la asistente Ruby Akuda, y John Gabriel Rodriquez, a cargo del piloto y "empleado multiusos" Javier (quien también tiene una historia amorosa pendiente con Elena).

Rodríquez también habla sobre la presión que significaba hacer una nueva versión de un programa tan icónico: "Al saber que iba a ser reimaginado, colectivamente pudimos trabajar sin pensar tanto en eso -asegura el actor-. En mi caso específico, no había ningún 'Javier' en la original, así que tenía algo para jugar que era una creación nueva. Entonces, usé eso para sacarme la presión de encima". En La isla de la fantasía de los '70 tampoco existía el personaje de Ruby, pero sí un ayudante para el señor Roarke: Tatoo. Pero ahora son dos mujeres quienes tienen a cargo cumplir los deseos de quienes llegan en el hidroavión. Y Sanchez está muy feliz "de que las escritoras (Liza Craft y Sarah Fain) decidieron hacer una dinámica entre estas dos mujeres en la que hay complicidad y es simpática, no de competencia". "A veces yo soy mamá de Ruby, a veces Ruby es mamá de Elena... Es una relación bien bonita. Y ver a dos mujeres como protagonistas en una serie con una relación tan linda para mí es muy gratificante. No se fueron por lo típico de causar conflicto entre ambas, sino que aprovecharon dos personajes muy distintos que se entienden y se quieren mucho".

Kiara Barnes, la chica del

La relación entre la administradora y el piloto es otro tema: "Es un gran descubrimiento en la vida de Elena: ella se enamora una vez más... de un empleado. Y se da la oportunidad de amar. Obviamente, como es televisión, le van a echar un ingrediente de conflicto, no todo puede ser color de rosa. Pero es interesante que se planteen si están haciendo lo correcto, si es más importante la familia o el amor... Va a ser una historia muy simpática y a la gente va a gustarle mucho, espero", dice Sanchez.

"Como actriz, una quiere hacer un trabajo único de verdad", continúa la intérprete respecto a la creación de su personaje. "Pensé en tomar cualidades de Montalbán que me gustan, pero creé algo orgánico para mí. Ahí fue que dije 'Quiero que tenga un poquito más de humor, que sea una persona entrañable, alguien a quien los demás quieran abrazar'. Quería que puedan entenderla y que piensen 'esa chica puede ser mi amiga'.

-Tu personaje es más humano que el de Montalbán, que parecía parte de la fantasía.

Roseyln Sanchez: -Sí, era algo que me interesaba a mí. En el libreto original, ella era muy, muy cerrada y muy seria. Hicimos una lectura del libreto con toda la gente del elenco, del estudio y del canal, y ellos mismos se dieron cuenta y dijeron "¿Sabes qué? Hay que hacerla un poquito más humana, darle un poquito más de personalidad, porque queremos que sea memorable, que la gente no compare y que el programa se valga por sí mismo". Había que darle un poco más de carne al personaje. Y así fue.

-Con semejante apellido, ¿por qué será que los Roarke tienen que ser latinos?

R.S.: -Es raro, ¿no? Yo tampoco lo entiendo (se ríe). Roarke... Incluso es un apellido como rudo...

En la mayor parte de los episodios de Fantasy Island se cruzan dos historias de huéspedes de la isla, además de las que se tejen entre los personajes principales. En el primer capítulo, una presentadora de noticias obsesionada con su aspecto y su peso plantea como fantasía poder comer sin parar y sin engordar. Además, un matrimonio de ancianos llega con la idea de que la dama, que sufre una enfermedad terminal, pueda vivir sus últimos buenos momentos durante un fin de semana. Aunque no expresan el deseo, ambos vuelven a sus cuerpos jóvenes durante su estadía en la isla, durante la cual ella reconectará con una parte de su personalidad que reprimió durante toda su vida: su deseo por otras mujeres. Y al final de la visita, recibe de parte de Elena la oferta de ser su ayudante, lo cual implica no abandonar su cuerpo joven y sano. La mujer es Ruby, claro.

"Está buenísimo tener acceso a una historia tan hermosa", asegura Barnes. "Es muy interesante, porque ella llega a la isla con su esposo, básicamente a relajarse y tener una última experiencia agradable, pero quizá por su habilidad para conectar con otra gente, recibe la oferta de ayudar a los demás a nutrirse y sanar. Es una oferta que no puede rechazar, al punto que el propio esposo le dice que se quede. Y eso es algo enorme en una relación, hay mucho amor ahí. Es una hermosa historia que Ruby tenga una segunda oportunidad en la vida para ser realmente ella misma, esa persona que no había podido ser porque creció en una era diferente. No era aceptable que ella estuviera con otra mujer. Entonces, la isla te acepta por lo que sos, en el mejor sentido".

Parte de esa segunda oportunidad se revela durante una noche llena de sensualidad en la que Ruby coquetea con otra chica, que finalmente termina tatuándola. Pero la tinta en la piel parece tener vida propia y cambiar según la situación. El "guiño guiño" a La isla de la fantasía original es que Ruby es la ayudante de Roarke y tiene... un tattoo.

"A mí me atrajo mucho lo profundas que eran las historias", asegura Rodriquez. "Creo que esa es una de las diferencias con la original: nosotros estamos mucho más involucrados emocionalmente, tanto el elenco principal como los huéspedes que llegan a la isla. Todos están pasando por algo interno que deben trabajar. Además, esta es una interpretación fresca de la historia original, entonces abordamos temáticas modernas como la diversidad. Y eso también me atrajo. Cuando leí el piloto, la historia de amor entre Ruby y Mel era profunda y me impactó de entrada. Leí eso y pensé 'Uh, quiero ser parte de algo así'".

-En la primera temporada, Javier era un personaje recurrente, no parte del elenco principal, y creció dentro de la historia. ¿Cómo fue ese desarrollo?

John Gabriel Rodriquez: -Eso es algo que me entusiasma muchísimo. En la primera temporada estuve en nueve de los diez episodios como personaje recurrente, pero cuando se anunció la segunda descubrí que me habían ascendido a personaje estable. Eso me entusiasma porque me da la posibilidad de explorar más el personaje, la dinámica entre él y Elena, entre él y Ruby, y también con los personajes invitados.

Sanchez también pudo explorar al personaje de Elena y entendió que ella no quería estar en la posición de administradora de la isla. "Ella vive enamorada de su profesión y de su habilidad para cambiar vidas, pero quería ser un ser humano normal, enamorarse como cualquier persona y a lo mejor hasta tener familia", asegura la actriz. "Y esta nueva etapa de su vida, en una isla en la que ella es la responsable de hacer realidad las fantasías, le priva a ella de una vida personal exitosa. Entonces, tuve que encontrar la manera de balancearla, de hacerla seria pero no trágica ni agriada, hacerla simpática dentro de su sufrimiento. Y ha sido un descubrimiento espectacular. Una como actriz dice '¿Cómo puedo yo hacer de esto algo memorable, que la gente diga 'la entiendo, la quiero, no la soporto pero la perdono'?' Tú sabes, hacer que la gente tenga un arcoiris de emociones... Ha sido súper chévere poder explorarla y cada vez la entiendo más".

-Pero el hecho es que fue la propia isla quien eligió a Elena como administradora. Quizá sea porque Elena necesitaba de la isla, ¿no?

R.S.: -Creo que sí. Y en cada fantasía en la que ella se involucra, al final le trae a ella satisfacción y a veces hasta angustia. O sea que está creciendo. Ella crece con las personas a las que se les cumplen las fantasías. Y es como "tough love", como una mamá que quiere pero con mano dura.

Es la propia isla la que elige a Elena como administradora.

-Si realmente existiera una isla de la fantasía, ¿irían?

Kiara Barnes: -¡Por supuesto!

J.G.R.: -Sí, sin dudas.

R.S.: -¡Sería maravilloso! Imagínate tener una inquietud, un sueño, una fantasía que quieres cumplir... ¡y que se te dé! Aunque la trayectoria para llegar a esa fantasía puede ser dolorosa.

-Precisamente, nunca se te da exactamente la fantasía que fuiste a buscar.

R.S.: -Es verdad, pero sí se te da la fantasía que deberías estar buscando. Hay una cuestión de crecimiento como persona, de saber que a lo mejor lo que tú quieres no es lo que te conviene. Y qué lindo sería poder pasar por esa experiencia.

-¿Y qué fantasía les gustaría cumplir?

R.S.: -Que mis hijos estuvieran saludables por siempre. Tuve hijos tarde en la vida: a los 38 el primero y a los 44 el segundo. Y siempre estoy pensando en que Dios nos dé la salud, a mí y a ellos, para verlos que se casen, verlos graduarse y poder disfrutar de un nieto... aunque sea uno solo (risas). Por lo menos verlo nacer...

K.B.: -Mi pedido sería una suerte de portal místico, que con sólo abrir una puerta pudiera estar en cualquier lugar del mundo. Básicamente, vacaciones ilimitadas (risas). Pero lo hablamos con John y él me decía que como en la Isla de la Fantasía siempre hay algo que no es exactamente lo que pediste, quizá la vuelta de tuerca sería que no sabrías en qué era entrás a este sitio. O sea que podrías llegar en 1980, 1933, el 1800...

J.G.R.: -¡Es una fantasía muy cool!

K.B.: -Deberíamos hablar con los guionistas de esto, no es una mala idea (risas).

-Pero no sabrías si llegás en medio de una guerra o... una pandemia.

K.B.: -¡Exacto!

-En la serie, es la isla quien termina decidiendo qué es lo mejor para quien tiene la fantasía.

J.G.R.: -Sí, es como una lección, un aprendizaje.

K.B.: -Todo tiene que ver con el desarrollo personal para los huéspedes: la isla te pone en situaciones en las que nunca estuviste antes para que puedas crecer y pensar nuevas cosas, interesarte en otros temas a los que nunca habías tenido acceso o no te habías animado a abordar.

J.G.R.: -Sí, la isla sabe qué hacer.

La versión original

Suena la campana

Entre 1978 y 1984, La isla de la fantasía se convirtió en un clásico de las pantallas. El señor Roarke (Ricardo Montalbán) era el anfitrión del lugar -situado en algún lugar del Pacífico- donde los visitantes cumplían sus deseos a cambio de 50 mil dólares y el compromiso de no hablar sobre su visita. El fiel Tattoo (Hervé Villechaize) era su ayudante, que hacía sonar la campana y gritaba excitado "el avión, el avión" cada vez que llegaban los huéspedes. Ambos vestían de blanco, pero era Roarke quien tenía algún poder mágico nunca determinado como para cumplir las fantasías requeridas, aunque no siempre salieran exactamente como las había imaginado el solicitante.