Es difícil adaptar una serie o película a un juego de mesa. Hay, claro, quichicientas versiones del Monopoly que cambian apenas cuestiones cosméticas. No deja de ser el mismo juego, sea la edición de Los Simpson o la del último (o próximo) Mundial. Lo difícil es hacer un juego de mesa original y que recupere el espíritu o los elementos centrales de la obra de referencia. En el caso de Juego de Tronos (o Una canción de hielo y fuego, si se prefieren los libros) el desafío era enorme. ¿Cómo capturar la épica, la rosca política, la amenaza omnipresente de los salvajes al norte del Muro y el encanto de sus personajes? A primera vista parece imposible

Sin embargo, la pequeña productora independiente Fantasy Flight Games lo consiguió. El juego circula desde hace varios años e incluso se encuentra en algunas tiendas especializadas de la Argentina. Pero barato no es: en Mercado Libre ronda los 30.000 pesos. Por eso resulta imperdible la oportunidad que la distribuidora de videojuegos Epic Games lanzó esta semana. A partir del jueves se dispuso gratis en su tienda online la versión digital que adapta este juego de tablero a la pantalla de la computadora. Esta versión viene con excelentes reseñas de los sitios especializados y tiene tanto una versión para jugar en solitario, en que la PC asume el rol del resto de las casas nobles de Westeros, o vía internet contra otros seres humanos, quizás el modo que mejor puede recuperar la experiencia de juego en tablero.

Lo interesante del juego de tablero de Juego de tronos, más allá de adaptar la popular saga, es que recupera ese aire de intriga palaciega constante a través de mecánicas de juego puntuales y un desbalance funcional. Si en cualquier otro juego del rubro se supone que los jugadores empiezan en igualdad de condiciones, con igual cantidad de fuerzas, fichas o recursos, según el caso, aquí eso se rompe. Alguna casa noble tendrá más ejércitos, otras mejor posición en el mapa, aquella una flota mejor montada y la de más allá, más alta estima en la corte. Ninguna de esas cosas alcanza por sí sola para ganar el juego y la falta de los otros recursos sobra para perderlo. 

De lo cual se sigue que el primer paso para sobrevivir es encontrar un aliado. Preferentemente, uno que esté justo en las fronteras de la propia Casa, o que permita “encerrarlo” a este para mantenerlo a raya. Al mismo tiempo, también muy en línea con lo escrito por George R. R. Martin, es increíblemente difícil ganar el juego sin ensuciarse las manos. Es decir, sin romper una de esas alianzas en el momento más inoportuno (para el “amigo” de turno, claro). No es imposible, es cierto: este cronista lo logró una vez, aunque tuvo mucho que ver la fortuna, acuerdos mal tallados por los rivales de esa tarde y sencillamente levantar los pedazos de un reino que se desarmaba.

Entre las mecánicas, Juego de Tronos emplea unas fichas para dar instrucciones a los ejércitos que se colocan boca abajo al comienzo del turno y se van revelando conforme avanza la acción. Esto agrega bastante tensión al juego: ¿realmente Walter, al otro lado de la mesa, va a cumplir su pacto y sus caballeros apoyarán a mi ejército para recuperar ese territorio que los Lannister acaban de ocupar? Otra mecánica interesante es la que se da cuando aparece una amenaza en común, como los wildlings al norte del Muro. En ese momento cada jugador “aporta” al pozo común soldados para defender Westeros de la incursión. Pero ese aporte es secreto hasta que se revela la fuerza de los atacantes y si las tropas consignadas alcanzan para detenerlos. En esa especulación puede cifrarse el destino de una partida.

La adaptación a la pantalla de la computadora captura las reglas al detalle. En el enfrentamiento “contra la máquina” lo convierte en un ejercicio estratégico interesante. Pero de nuevo, su auténtica dimensión se alcanza jugando contra otros seres humanos. Es cierto que sin el apoyo de otros programas (como Discord, muy utilizado por gamers en chats de voz), se pierde parte de la faceta del regateo y negociación entre jugadores (y claro, la ruptura de esos pactos). En cierto sentido, hay algo en tender una celada a otro jugador que se parece mucho a la satisfacción que da entusiasmar al otro con un retruco para revelarle el ancho de espadas cuando está seguro de ganar la mano.

Más allá de animaciones (correctas) y algo de sonido de fondo, el juego funciona bien y si peca de algo, es de poco intuitivo y de ser algo mañoso en algunos detalles (por ejemplo, al encadenar movimientos). Pero con todo, es una adaptación sólida y que recupera gran parte del disfrute que ofrece su homólogo analógico. Que esté disponible gratis, aunque sea hasta el próximo jueves 30, es una buena noticia para los fanáticos de los siete reinos.