Después de dejar plasmada su sensibilidad pianística en diversos proyectos grupales (desde el trío Luz de Agua y el dúo de pianos con Lucas Nikotian, hasta su acompañamiento a autores como Carlos Aguirre, Coqui Ortíz, Fernando Silva y Silvia Iriondo), Sebastián Macchi decidió darle forma a su primera obra solista desde un lugar de absoluto despojo: durante dos jornadas, en febrero de 2016, el músico paranaense registró Piano solito, donde sintetiza 15 años de recorrido por músicas populares argentinas y, esencialmente, litoraleñas. Esta noche, a las 21.30, Macchi llegará al Petit Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085) para releer esa obra delicada y personal, publicada en el exquisito catálogo del sello Shagrada Medra que comanda Carlos "Negro" Aguirre.
Conformado por ocho obras propias de Macchi y versiones sobre el anónimo popular "Canten señores cantores", "El arriero" de Yupanqui y "20 trajes verdes" de Charly García, Piano solito es también el registro de un pasado musical hasta entonces archivado: compuestas hace más de diez años, estas piezas aguardaban por una grabación que se demoraba más de la cuenta. "Es un repertorio que tiene muchísimos años, es algo que fui haciendo a través del tiempo desde la intimidad de piano mientras iba haciendo otras cosas --relata el compositor--. En algún momento pensé que no lo iba a seguir tocando, que no lo iba a grabar, pero sentí que tenía que hacerme responsable de todo el trabajo que estaba puesto ahí. Hacerse responsable era grabarlo, comunicarlo, no dejarlo abandonado en la pieza, en el estudio".
Atravesadas por distintas rítmicas de la música popular argentina, las obras de Piano solito logran uno de los objetivos esenciales de Macchi (y, por supuesto, de todo artista): el de "decir algo propio dentro de ese bagaje", según apunta el pianista, que en cada toque buscó que el presente dejara su huella: "Todo el tiempo, incluso en este concierto, cada oportunidad de tocar este repertorio es una vuelta a leerlo, te ves tentado de cambiar cosas. Quizás ahora ya no tanto, porque está grabado y cerró una etapa, pero sí en el abordaje, en trabajarlo desde una mirada más rítmica, de las dinámicas y los matices, de lo formal o puntualizar alguna cosa sobre la improvisación... Siempre hay una relectura".
El cierre de esa etapa, apunta Macchi, abre ahora un espectro de libertad que va impregnando la creación de canciones. "Vengo escribiendo mucho, hay una necesidad por tomar la palabra. Ese proceso viene siendo muy intenso, de alguna manera música y palabra se vienen encontrando cada vez más. Y me propuse cantar, no porque sea un cantante, sino por hacerme responsable de esas canciones, de esa mirada de las cosas, y por una necesidad de comunicar. Que es un poco lo que me pasó con el proceso del disco de piano, llega un punto que si uno no comparte éso, no comunica, no lo vibra con otros, empieza a pesar. En el caso del disco de piano sentí que si no se cristalizaba ese repertorio, empezaba a pesar y no me dejaba seguir búsquedas nuevas", explica Macchi, que el próximo 30 de junio, y acompañado por el Negro Aguirre en bajo y Gonzalo Díaz en batería, llegará con ese joven repertorio al Centro Cultural Parque de España.