Manuela D´Ávila entra a la redacción de Página12 con gracia y seguridad naturales. La excandidata a la vicepresidencia de Brasil en 2018, militante del Partido Comunista (PCdoB), tiene la convicción personal de que a las noticias falsas se las combate concientizando a las personas. Ese activismo se ve reflejado en la Ong que fundó ¿Y si fueras vos? y en el libro que lleva en la mano "¿Y si el blanco fueras vos?" y que vino a presentar a la Universidad de Lanús, con textos de distintos autores y de ella misma.
La otrora diputada más votada en Río Grande do Sul, que hoy tiene 41 años y es madre de una niña de 6 años, se define como feminista marxista y admiradora de las feministas argentinas. En su paso por Buenos Aires, D´Ávila se reunió con el presidente Alberto Fernández y el diputado Máximo Kirchner.
Esta referente del PCdoB, aliado del Partido de los Trabajadores, subraya que "las encuestas muestran que quienes van a elegir a Lula son las mujeres", a diferencia de comicios presidenciales anteriores. Además, D' Ávila afirma que su estado es el más bolsonarista del país y que debido a las amenazas que sufre y la desunión de la izquierda no será candidata a legisladora en octubre. "En el sur de Brasil vivimos el mayor movimiento de ultraderecha. Desde la oposición no hemos logrado construir una unidad y vamos a tener una elección en condiciones malas en Rio Grande do sul. Hace ocho años que estoy amenazada por la ultraderecha, ¿cómo voy a estar en la línea de frente sin una unidad que me proteja a mí y a mi familia?".
--¿Es más difícil ejercer la política en Brasil por ser mujer?
-- Sí, completamente. Hay algo que pasa en Brasil y también en toda la región: la ampliación de la conciencia social de las mujeres. Ustedes las argentinas son una prueba de eso: están mucho más involucradas en la política y son más conscientes de sus derechos personales. Ustedes tienen una conciencia muy profunda de cómo las desigualdades las afectan, de cómo la violencia afecta a sus hijos, de cómo la ausencia de políticas públicas impacta en el hambre. Las mujeres somos la base de la sociedad: antes del trabajo, está la tarea de cuidados que hacemos nosotras. No hablo sólo de mí, hay algo en general. Creo que la extrema derecha no existe sin una violencia contra nosotras. Es imposible pensar el bolsonarismo sin el odio a las mujeres. En Brasil particularmente la extrema derecha se puso con más fuerza a partir del impeachment contra Dilma Rousseff. No quiero decir que el impeachment pasó porque ella era mujer, porque el golpe parlamentario ocurrió para que se implementaran reformas laborales, de pensiones y se concretara el plan de la derecha. Pero ellos legitimaron ese plan con una misoginia tremenda en contra de Dilma, decían que no podía resolver las cosas de la economía porque no tenía marido, que se ponía nerviosa porque no tenía un hombre, que estaba gorda.
-- La trataron de loca también, típico descalificativo para una mujer en el poder
- Una experta comparó los adjetivos contra Cristina y contra Bachelet, o sea, la misoginia es el mecanismo prioritario para la extrema derecha para legitimar sus ideas. Nos utilizan. Yo creo que tenemos dos fuerzas muy fuertes en Brasil: el movimiento de las mujeres y de los negros y las negras y del otro lado la extrema derecha. Las encuestas nos muestran que quienes van a elegir a Lula son las mujeres. Eso es histórico. En los hombres Lula obtiene el mismo resultado que Bolsonaro. Desde la redemocratización de Brasil, las encuestas nos dicen que hombres y mujeres han elegido al mismo presidente: a Fernando Henrique Cardoso, a Lula, a Dilma. En 2018, cuando yo estaba en la fórmula con Fernando Haddad, empatamos con Bolsonaro en el voto de las mujeres, él ganó con los hombres. Y ahora las mujeres están con Lula. La última encuesta de PoderData: entre los hombres Lula tiene 39 puntos, Bolsonaro 43, entre las mujeres Lula tiene 49, Bolsonaro el 25. Para la ultraderecha el enfrentamiento pasa por las mujeres, nosotras salvamos a nuestros hijos de la violencia del narcotráfico, por ejemplo, las mujeres conocemos el precio de los alimentos, porque vivimos en países machistas donde vamos solas mayoritariamente el supermercado. Conocemos la falta de las políticas públicas porque somos las que no trabajamos si no hay escuela. Tenemos en Brasil el peligro de la democracia: tuvimos un golpe parlamentario, el lawfare contra Lula y el esquema de fake news. Lo que sobrevive de eso es el esquema de fake news, y ellos tienen blancos prioritarios,quienes ordenan el sistema. A mí me ponen como blanco de sus militantes. Un discurso de odio permanente encabezado por el presidente de la república y sus hijos.
– ¿Denunció las amenazas en la justicia?
– Si, son muchas denuncias. Soy la mujer que cuando ellos ascendieron, en el 2018, estuvo en las elecciones. Es personal y también no personal: se encuentran con un movimiento de mujeres, es en contra de lo que representamos. Vamos a ganar las elecciones nosotras. En todas las cosas que hago en mi vida pienso en las amenazas, no sólo en participar o no de las elecciones: no voy al mercado sin hacerlo; si vamos a salir a cenar y a dónde. Todo el tiempo manejamos nuestras vidas comunes con el tema de las amenazas. Aún así participé de dos elecciones en el 2018 y en el 2020. Yo vivo en el estado más bolsonarista del país y no tenemos unidad. Yo estaría más vulnerable si fuera candidata. Tenemos una ultraderecha con mucha energía para hacer de Rio Grande do Sul un estado donde mantener una fuerza ideológica en el país.
--El estado donde nació el foro social mundial, parece una contradicción, ¿no?
– Es el estado donde el liderazgo de izquierda soy yo, una mujer joven y comunista, y donde está la extrema derecha. Sí, es un estado que busca resolver su situación económica, que es muy crítica y que intenta salidas posibles. Soy de la ciudad del Foro Social Mundial, pero la ultraderecha ganó las elecciones.
– ¿Teme el accionar de las milicias?
- En mi estado tenemos narcotráfico, pero no milicias como en Río de Janeiro. Las milicias son fuerzas parapoliciales que actúan en las comunidades, controlan los territorios con el uso de la violencia. En mi estado se distribuyen fake news, con mensajes de odio y actúan lobos solitarios.
-- Su hija Laura, de seis años, ¿es víctima también de esos discursos de odio?
Sí. Los políticos de derecha, entre ellos los hijos de Bolsonaro, usaron en sus redes sociales una imagen de mi hija entrando a la escuela y la usaron para la polémica sobre las escuelas abiertas o cerradas durante la pandemia. Les pedí que bajaran esa imagen porque sabía lo que iba a pasar. Quince días después, empezaron las amenazas contra Laura en internet. La violencia es algo que está abastecida por las autoridades y por la desinformación y las noticias falsas. Funciona como una pirámide: en la base está el discurso de desinformación, y arriba gente con ganas de hacer justicia por mano propia. Amenazaron con violarla. Cuando yo estaba embarazada de ella inventaron una noticia de que fui a Miami a comprar la ropa para el ajuar. No conozco Miami, nunca he estado en la ciudad. Ridículo. Fue lo primero que viví de desinformación. Cuando mi hija tenía 45 días una señora le dio una cachetada diciendome que soy una comunista hija de puta y debía haber comprado su ropa en Cuba.
– La Ong Si fueras vos busca combatir esa desinformación..
– El instituto busca concientizar a la ciudadanía digital. Hay que enseñar a distinguir la verdad, como las señales de tránsito en la calle. En las elecciones nacionales y con una decisión judicial logré que sacaran 13 millones de posteos falsos sobre mí en una noche. ¡Trece millones!. La población de mi estado son 11 millones. La gente reproduce y comparte las noticias falsas. El pueblo es víctima porque cree esa información. Bolsonaro ganó las elecciones en base a fake news.
– Pero hoy todas las encuestas dan favorito a Lula para octubre
– Sí, en Brasil tenemos 33 millones de personas con hambre, muertos de la pandemia, inflación. Tenemos la fuerza de Lula, un presidente que ha sacado al país del mapa del hambre. Vamos a ganar, pero ellos van a mantener una fuerza social importante, porque tienen 30 puntos en las encuestas, van a controlar el 20 por ciento del Congreso, lo que significa mucho en Brasil. Nunca tuvimos partidos que fueran hegemónicos. En el mejor momento del PT tenía 100 parlamentarios de 500. Bolsonaro disminuyó las políticas sociales durante la pandemia. Brasil tuvo un golpe, Lula estuvo casi dos años preso a causa del lawfare, todos los días tenemos un muerto. Días atrás mataron a dos ambientalistas en la Amazonia, donde no existe protección del Estado frente a grupos ilegales. Tenemos que reconstruir la democracia.
– ¿Temen que si Bolsonaro pierde no acepte los resultados y se dé una situación similar a la del asalto al Capitolio con Trump?
– Bolsonaro va a intentar desconocer el resultado, habla todo el tiempo de eso. Lo del Capitolio fue centralizado. En Brasil él va a instigar focos de violencia en las calles pero no tiene la fuerza institucional para una ruptura ni el respaldo internacional.