“¿Boom?” La Enterprise recorre una parte difícil del espacio y cualquier maniobra puede ser catastrófica. Y es su propia piloto, la teniente Ortega, quien sintetiza el peligro con esa onomatopeya, para desesperación de otros ánimos menos templados en el puente de mando. La situación ocurre, claro, en la primera temporada de Star Trek: Strange New Worlds (por Paramount+), que retrotrae a la icónica nave espacial y su tripulación a los tiempos previos al Capitán Kirk. Allí, bajo el mando del Capitán Pike (a quien el público conoció en ST: Discovery) brilla una serie de nuevos (y viejos) personajes. Entre ellos, Ortega, interpretada por la actriz colombiano-norteamericana Melissa Navia. Teleconferencia mediante, con su omnipresente cuadro abstracto gris detrás, Navia se encuentra con Página/12.
-¿Por qué te interesaba interpretar a la Teniente Ortega?
-Me encanta que esté manejando la Enterprise. Es de esos papeles que con saber lo mínimo, la gente sabe qué hacés. Además tiene interacciones geniales en el puente de mando con todos los otros personajes, desde el Capitán Pike a la cadete Uhura y participa siempre. En cada capítulo ves un poquito de ella. Eso me permite tratar de construir capas de interpretación con ella. También tiene su historia como soldado, es una gran piloto y se permite bromear porque es muy buena en lo suyo.
-¿El personaje tiene mucho sentido del humor, cómo apareció ese aspecto?
-Bueno, ya desde que hice el casting me plantearon que Ortega es una veterana, es pilota, y me dijeron algo así como “puede hacer bromas con tanta naturalidad como empuña un arma”. Y lo que pensé es que a lo largo de mi carrera interpreté varias soldados, así que es un tema que estudié bastante. Lo que te dice muchísima gente que fue militar o trabajó en situaciones de vida o muerte es que en esas situaciones la gente tiende a bromear porque es un modo de que la situación no te coma. Cuando estás siempre en el campo de batalla tenés que tener cierto sentido del humor, porque sino no vas a poder manejar la tensión. A mí me dan muy buenas líneas de diálogo, pero trato de agregarle eso para que sea orgánico. Algunos creerán que no se lo toma en serio, pero en realidad es lo opuesto: entiende que la muerte está a la vuelta de la esquina, perdió amigos en batalla ya, y por eso se comporta distinto que La’an, que lidia con el trauma y el stress post-traumático poniéndose muy, muy seria. Ortega es el balance para eso. Pero el guión ya es excelente y yo sólo debo ponerle el cuerpo y esperar que la gente lo disfrute.
-¿Por qué creés que sigue vigente la franquicia?
-Esa pregunta es muy importante especialmente para este programa. Nosotros nos recordamos constantemente que Strange New Worlds existe por los fans. Son ellos los que se enamoraron de los personajes que ya venían, como Pike o Spock en Discovery. Y querían ver esos personajes en otro show. Y al mismo tiempo, tenemos que seguir ese legado de la serie original. Parte de lo que la hacía genial era el sentido de la aventura, de esperanza, de exploración de lo desconocido en un momento donde había mucho conflicto social. Bueno, no hay época sin conflicto social, pero tampoco hay muchos programas donde puedas ver un rayo de esperanza y a la vez disfrutar de una aventura semanal. SNW vuelve a eso y lo que vemos es que los fans están felices por eso. Así que sigue siendo una serie en la que encontrar esperanza y a la vez que refleja las cuestiones y conflictos del presente. Una serie que nos cuenta que si nos esforzamos en ser mejores, podemos. Eso es el futuro que Gene Roddenbery creó. Ese espíritu de esperanza aún ante la adversidad siempre que estemos juntos, es algo con lo que cualquiera puede identificarse.
-Star Trek siempre fue un programa que tocaba temas sociales y políticos. ¿Qué representa hoy?
-Lo mencionamos en el capítulo piloto, cuando descubren que hay un planeta en que, básicamente, se están por destruir a sí mismos. Y les mostramos un atisbo del pasado de la Tierra y qué puede pasar. A mí me encantan las redes sociales, pero a la vez pueden ser muy tóxicas e invasivas. Y ahora es todo tan inmediato que todos hablamos al mismo tiempo y lo que sucede es que nadie escucha realmente al otro. Creo que los guionistas, haciéndolo de un modo muy sutil, porque las mejores historias son las que no te das cuenta lo que te están diciendo, están diciendo que tenés que comunicarte bien y trabajar con el otro. Porque si no ese futuro brillante que tenés por delante jamás va a suceder. Si no siempre vamos a estar cruzados. Si no cada cosa que pasa es lo peor del mundo, sin poder verle nada positivo. O sólo ver cómo te afecta a vos sin pensar en cómo beneficia a todo un montón de gente. Eso es la Flota Estelar: las necesidades de la mayoría. Yo espero que el programa no sólo nos alivie un viernes, sino que también nos permita pensar.
-Ortega es latina, ¿cómo ves la representación latina en los medios?
-Esta pregunta me la hacen mucho y me gusta porque para mí es muy importante. Ortega siempre fue latina y a mí me permitió identificarme con ella en distintos niveles. No se sabe mucho, pero es un homenaje a un personaje que Gene concibió hace décadas: José Ortega, que terminó siendo muy distinto y jamás llegó a la pantalla. Así que a mí me honra homenajear a ese personaje. Hoy en pantalla seguimos viendo a actores latinxs haciendo roles que conforman el estereotipo, que glorifican cosas que no ayudan a nadie. A menos que haya un motivo para contar cierta historia, yo prefiero no interpretar esos papeles, que ni siquiera hace falta decir cuáles son. La gente que no sabe nada de América latina cree que sabe algo por lo que escucharon en una serie. Yo quiero personajes que ayuden a crecer lo que somos, a nuestros países, que fortalezcan los valores de mi familia. El único modo que tengo de hacerlo es hablar del tema y tener cuidado con qué papeles elijo para actuar. Si veo que glorifican cierta violencia o caen en el estereotipo, no suman. No hago esto sólo por la plata. Claro que necesito cobrar mi cheque, pero espero que sepan que esto significa mucho para mí y también para un montón de gente. Tenemos que contar otras historias.