“Una Patria de hermanos es la antítesis del odio y de las grietas y solo es pensable desde la integración y el respeto por el diferente” afirmó el obispo Jorge Lugones expositor principal en la segunda jornada de la Semana Social que se desarrolla en Mar del Plata. En la ocasión el Presidente de la Comisión de Pastoral Social y titular de la diócesis de Lomas de Zamora, pidió “redistribuir la riqueza y las oportunidades” para alcanzar una “patria habitable” y advirtió que “necesitamos políticas públicas que salgan del cortoplacismo”, construidas con el aporte de todos, sin descartar a ninguna fuerza o movimiento político porque “cada uno siempre tiene algo para aportar al bien común”.
El evento convocado por la Iglesia Católica se realiza cada año en la ciudad balnearia y reúne a referentes religiosos, funcionarios de gobierno, dirigentes políticos, empresarios, sindicales y académicos para intercambiar y debatir sobre la agenda social del país. En esta oportunidad el lema elegido es “Integración y trabajo para una Patria de hermanos”.
Al rescatar el valor de la política y tras afirmar que sin política no se pueden superar los obstáculos que se presentan a la integración, Lugones sostuvo que necesitamos “un análisis sereno, reflexivo, profundo, de dónde estamos y hacia dónde nos proponemos ir” sin segmentarnos y privilegiando “procesos que ayuden a la integración”. Agregó que “necesitamos políticas públicas que salgan del cortoplacismo, necesitamos más responsabilidad y espíritu crítico ante el poderío mediático que, respondiendo a intereses económicos sectoriales, reduce la política al espectáculo o a la imagen privilegiando el rating, la descalificación, negando la discusión inteligente de las ideas y el discernimiento de la realidad”.
“Hay sectores que hoy cuestionan el sistema democrático –recordó el obispo- pero no debemos claudicar” porque la democracia “es el marco y estilo de vida que hemos elegido tener, con sus aciertos y errores”. Por eso, agregó, “en este proceso de integración debemos discutir nuestras posturas, dirimir nuestras diferencias y encontrar nuevos consensos” siempre “teniendo presente que la administración de la vida en sociedad no es sólo tarea del poder político, sino que está condicionada también por otros poderes, como el judicial o el económico”.
Pidió además proyectar, asumiendo que “el proyecto requiere buscar estrategias con acuerdos sustanciales y plurales para ir paso a paso, creciendo progresivamente y a la vez sin negar las raigambres de nuestra identidad”.
Lugones hizo un repaso de diferentes aspectos que, de acuerdo a su perspectiva, son necesarios para construir “una patria habitable”. Al señalar que es preciso “superar lo que nos distancia y ver al otro como hermano” el obispo diagnosticó que “asistimos a un tiempo en nuestro país -y en la región- de instigación permanente al odio y al desencuentro, que nos impide reconocernos como hermanos y dar pasos trascendentes en términos de unidad”. Pero pidió “integración” y “no solo la inclusión”, lo que supone “dejar intereses particulares de lado y buscar senderos de construcción de consensos necesarios para el desarrollo integral y aportar así, a la ‘globalización de la solidaridad’ y la fraternidad, en lugar de la discriminación, la división y la indiferencia”.
Entre otras cuestiones, el obispo solicitó que se revisen “las posibilidades y condiciones de trabajo para todos”, señalando además que “urge promover salidas laborales que dignifiquen a la persona, que promuevan su crecimiento y creatividad”. En línea con lo afirmado el primer día del encuentro por el obispo Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal, Lugones recordó la situación de quienes hoy “no tienen la posibilidad de un trabajo digno o estable” y de quienes “aún con trabajo formal no llegan a ese dignidad”.
Pero en la búsqueda de los motivos de esta situación Lugones aseveró que “la posibilidad del trabajo digno no es un problema individual; es la consecuencia de un modelo que debe anteponer la producción a la especulación, la distribución a la concentración y el acaparamiento, el bien común a la rentabilidad sectorial”.
Como resulta habitual en los discursos eclesiásticos, el obispo bonaerense no se privó tampoco de usar referencias al magisterio del Papa. Lo importante para Francisco –dijo- es asegurar a todos la posibilidad de “hacer brotar las semillas que Dios ha puesto en cada uno, sus capacidades, su iniciativa, sus fuerzas” como camino “hacia una existencia digna”, Por eso, recordó Lugones, el Papa “jamás propone que las personas vivan de subsidios” y “no se cansa de insistir en que `ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias’ ”. Por eso, siguió diciendo, no se trata de repartir sino que “lo verdaderamente popular –porque promueve el bien del pueblo– debería ser siempre permitirles (a las personas) una vida digna a través del trabajo”.
Parafraseando una vez más a Francisco el titular de Pastoral Social argumentó que “no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo” y reclamó “creatividad política y empresarial para “acrecentar los puestos de trabajo en lugar de reducirlos” promoviendo “la creación de fuentes de trabajo diversificadas”. Para lograrlo, dijo Lugones, “se debe contar con la ayuda necesaria hasta la consolidación de modelos de economía popular sustentables”.
En otro sentido, el presidente de Pastoral Social aseguró que la “vida digna” a la que se aspira “supone el cuidado de ese patrimonio común en el que habitamos”. Rescató allí la categoría de “espiritualidad socio-ecológica” fraterna construida por Francisco y que atiende especialmente a la situación de “los pobres y de nuestra hermana madre tierra”. Se trata, dijo Lugones rescatando otro concepto de Bergoglio, de entender esa espiritualidad “como animadora (alma) de la cultura -estilo de vida de un pueblo- incluidas instituciones y estructuras” que “invita implícitamente a que esa espiritualidad que anima lo cotidiano tenga su horizonte en un proyecto más amplio y trascendente, nos anima a soñar, aún cuando sea, o parezca de verdad, una utopía”.
En la jornada del sábado, con el foco puesto en las políticas de redistribución del ingreso, participaron representantes de pequeñas y medianas empresas, académicos y la titular del Anses, Fernanda Raverta. La funcionaria destacó el rol de las políticas sociales en la redistribución del ingreso y definió al trabajo como “el gran ordenador de la vida humana y la felicidad”, subrayando el “enorme esfuerzo del Estado para sostener a las empresas y los trabajadores durante la pandemia, con instrumentos como los ATP (Asistencia para el Trabajo y la Producción) y el IFE (Ingreso federal de Emergencia) que complementaron un conjunto de programas” para atender derechos básicos de la población.
El jornada del domingo habrá un panel titulado “Del paradigma del subsidio al paradigma del trabajo” del que participarán entre otros el diputado y dirigente sindical Hugo Yasky y el ex secretario de Comercio y dirigente político Guillermo Moreno. El encuentro culminará con la difusión de un mensaje final a la sociedad que intentará recoger las principales ideas expuestas en el evento.