“No tenemos ninguna relación ni con la Guardia Revolucionaria ni con ninguna agencia u organización de ningún país, salvo con el Estado venezolano y con nuestra empresa Emtrasur. El avión de carga se compró esencialmente por la pandemia y porque el bloqueo de Estados Unidos nos impedía acceder a una aeronave vendida por otros países. De manera que esa fue la razón del acuerdo para comprar el 747 que era iraní. Y como sabe cualquiera que conozca algo de aeronavegación, al principio se necesitan instructores que conozcan el avión. Por lo tanto, se hizo un convenio para que los tripulantes iraníes estén adiestrándonos durante seis meses. No vinimos a la Argentina a hacer nada oculto ni nada oscuro, sino a transportar carga. Somos muy competitivos porque cargamos combustible en Caracas donde vale 0,50 de dólar, mientras que a nivel internacional el combustible cuesta 2,50 dólares y hasta 3 dólares. Si usted piensa que el costo de una aerolínea está compuesto en un 70 y a veces 80 por ciento por el valor del combustible, entenderá por qué nos contratan. Le repito, no hay nada oculto. Hemos estado en el mundo entero sin problemas. Pedimos que nos carguen combustible y nos dejen volver a trabajar.”
Alojados en un hotel de la localidad de Canning, tres de los principales tripulantes venezolanos del Jumbo 747 retenido por la Justicia argentina, hablaron con Página/12: Víctor Pérez, gerente general de Operaciones de Emtrasur, la empresa dueña del avión, Mario Arriaga, gerente de finanzas, y José García, técnico inspector.
- La Justicia argentina tiene dudas sobre la propiedad del avión. Tiene sospechas de que sigue siendo iraní y se usa para hacer espionaje o para algo de terrorismo.
- Presentamos la documentación de la compra del avión en julio de 2021. Es de bandera y propiedad venezolana. No se puede andar por el mundo sin la documentación correspondiente. En ningún lugar tuvimos objeciones.
- ¿Cuándo empezaron a volar este 747?
- Después de la compra hubo una adecuación. El modelo era conocido como combi, es decir parte para carga, parte para pasajeros. No es el 747 que carga por la nariz sino que tiene una puerta lateral grande para subir las mercancías. Venezuela, con la experiencia de la pandemia, necesitaba un avión de carga total. En febrero de este año recién se terminaron las modificaciones y pudimos empezar a volar.
- Pero la pandemia ya había pasado antes.
- Casi todos nuestros traslados fueron de tests PCR, de otros tests, de insulina y, por supuesto de vacunas. Principalmente de China. Pero no sólo para Venezuela. También para Nicaragua, Nigeria, La Habana.
- ¿Por qué comprar un avión iraní, sabiendo que están sospechados, que tienen sanciones?
- Por el bloqueo y las sanciones que ejerce Estados Unidos sobre Venezuela no había ninguna empresa que nos vendiera el avión de carga que Venezuela necesitaba. No querían ser sancionados. Y el covid le demostró a nuestro gobierno que necesitaba un avión de carga para mover lo necesario. La República de Irán accedió a venderle a Conviasa, la empresa estatal, el 747. Le insisto, ni la aeronave ni la tripulación tuvieron ningún problema en ningún lado del mundo.
- ¿Por qué había cinco tripulantes iraníes?
- Es fácil. Ni siquiera hay que ser un experto en aeronáutica. Nosotros tenemos este avión, de gran porte, desde febrero. Semejante aparato requiere de un amplio número de tripulantes y, por supuesto, de adiestramiento. Estamos hablando de pilotos, mantenimiento y el movimiento de la carga. Una cuestión clave es que en Venezuela no hay pilotos instructores de 747-300, de manera que por regulaciones internacionales esto era hasta obligatorio para tener pilotos certificados.
- ¿Cuánto tiempo están los tripulantes iraníes con ustedes?
- Lo conversado es seis meses. O sea de febrero a agosto. Pero ya tenemos menos tripulantes iraníes. En este vuelo, por ejemplo, hay un capitán instructor, dos ingenieros de vuelo y dos mecánicos. No trajimos ya un primer oficial iraní. Todo avión tiene sus particularidades y ellos son los que adiestran. Nuestros pilotos ya pasaron por la escuela de tierra, es decir la parte teórica, los simuladores, pero nada es comparable con la experiencia real. Insisto, cada aeronave tiene sus particularidades y tener los instructores es elemental.
-¿Y cómo es la relación con esos tripulantes iraníes?
-Técnica. Hablamos en inglés. Ellos vienen, dan las instrucciones. No hay nada anormal, nada oscuro, nada a escondidas. Acá ellos comen juntos, se rotan en las habitaciones, ven televisión, rezan. Y así es también en todos los demás lugares, en Venezuela actúan igual: se quedan en sus habitaciones.
- Han estado en numerosos países en estos meses desde que empezaron a volar el 747. ¿Qué transportan?
-Como ya le dije, la principal carga han sido insumos médicos. Pero nos han contratado para todo tipo de cosas y evaluamos cada uno de los pedidos para aceptarlos o no. Nos pidieron un presupuesto desde Rusia para transportar municiones de caza a Africa, pero eso lo rechazamos. Hemos transportado animales vivos, cigarrillos, autopartes. Llevamos ayuda humanitaria a Surinam, por las inundaciones en ese país. Ayuda del pueblo venezolano por esa tragedia. Nunca, nunca, cargamos armas o material explosivo. Y, le repito, recibimos muchos pedidos de presupuesto por nuestras tarifas bajas.
- A propósito, en la Justicia argentina sospechan de los viajes porque ustedes cobran demasiado barato. Entonces razonan que tiene que haber algo detrás, supuestamente espionaje o algún delito.
- Nuestros precios se hacen en base a los costos. Y tenemos una ventaja competitiva importante. El 70 y hasta el 80 por ciento del costo de un vuelo es el combustible y nosotros cargamos en Venezuela. Allí el precio es mucho más bajo que en el mercado internacional. Además, nosotros tenemos un descuento por ser empresa estatal. De manera que un litro lo pagamos a 0,50 centavos de dólar, mientras que en el mercado mundial está a 2,50 dólares y hasta hay países en que está a tres dólares. Nosotros siempre cargamos en Venezuela. Por ejemplo, en el viaje a Buenos Aires, salimos de Caracas, fuimos a México a buscar las autopartes, hicimos una parada en Caracas para volver a cargar combustible y después vinimos a Ezeiza. Por lo general, cargamos suficiente como para tener parte del combustible para los regresos, pero eso depende de las millas.
- Denunciaron un allanamiento ilegal al avión.
- Es así. Estábamos aquí en el hotel y nos llaman para pedirnos que movamos el avión de la plataforma 54 a la 64, que no es activa. Como se trataba de algo tan simple, fueron dos técnicos, José García y Albert Guinez. Cuando llegaron al aeropuerto se encontraron con un grupo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria que los escoltó hasta el avión. Subieron no menos de 30 efectivos antiexplosivos y antidrogas, con perros. Los técnicos obviamente no tenían potestad para autorizar una inspección, pero obviamente tampoco elementos como para detenerla. Además de los 30 que subieron había otros 30 rodeando el avión. Estuvieron dos horas. No encontraron nada, por supuesto. Después subieron las autoridades aeroportuarias, dos inspectores. Tenían una check-list sobre documentación, condiciones interiores y exteriores del avión. Como sucede en otros aeropuertos del mundo, esos inspectores (de la ANAC) nos entregaron un acta de que estaba todo ok. En cambio, los de la PSA no nos dieron nada. Eso lo denunciamos a la Justicia: fue ilegal.
- ¿Qué están pidiendo ahora?
- Que nos dejen trabajar. Nosotros no tenemos nada que ver ni con la Guardia Revolucionaria ni con ninguna otra agencia ni organización de Irán o del mundo. Sólo somos parte del Estado venezolano y de Emtrasur, la empresa dueña del avión. No vinimos con algo oscuro. Argentina es un país hermano. Y no son palabras: se inspeccionó el avión y la carga, entregamos toda la documentación. Son hechos concretos. Transportamos carga alrededor del mundo y nunca tuvimos ningún problema ni con el avión ni con la tripulación. Lo que vemos en los medios argentinos no tiene nada que ver con la realidad. Pedimos que nos carguen el combustible y nos permitan seguir trabajando como hasta ahora.