“No se puede tapar el sol con un dedo y no se puede decir que el ejercicio humano de la libertad de expresión es el causal de los fracasos educativos cuando se sabe que nuestras alumnas, alumnos y alumnes están mal alimentados”, respondió SaSa Testa a la consulta sobre la resolución del Ministerio de Educación de la CIudad de Buenos Aires que dispuso que la “e” o la “x” dejen de usarse en todos los contenidos que dictan les docentes, tanto en el material que se les entrega a les estudiantes como en documentos administrativos.

Testa es trans no binarie, profesorx de castellano, literatura y latín, y llegó a La Rioja para participar del Primer Congreso LGBTI+ organizado por la Secretaría de la Mujer y Diversidad. 

“Paradigmas binarios dentro de la comunidad LGBTIQ” fue la mesa encabezada por el magister en Estudios y Políticas de Género por la Universidad Nacional de Tres de Febrero y doctorando en Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires, que reflexionó en su conferencia sobre resolución educativa.

“Habría que recordarles a este sector del funcionariado público, que parece haber olvidado algunas nociones básicas del derecho, que nuestra Constitución Nacional suscribe a todos los tratados y legislaciones internacionales y que el derecho humano suscribe al orden de lo universal. Son los tratados de derechos humanos los que reconocen el derecho humano a la libertad de expresión”, afirmó SaSa Testa. 

“En mi época de docente más de una vez se me cayó la cara de vergüenza cuando daba clases en las escuelas de CABA y tenía que entregarles la llamada vianda y muchas veces me la devolvían porque tenían el fiambre podrido. En esas condiciones, nuestros estudiantes rinden los exámenes y son parte de esa desigualdad estructural que también es parte de ese binarismo que me interesa cuestionar”, expresó.

Agregó entonces que “atribuirle al lenguaje inclusivo el fracaso de las estrategias pedagógicas es desconocer la precariedad de los profesionales de la educación. No somos héroes épicos, somos trabajadores, profesionales de la educación y muchas veces mal pagos y mal reconocidos. La docencia es un trabajo muy digno, muy humano, y requiere de mucho coraje". 

Para Testa "el problema no es el lenguaje inclusivo, el problema es la desidia política y que los pibes no comen o se cae el techo de la escuela”, consideró. “Hablemos de lo que hay que hablar y seamos inclusivos. Esta resolución podría pensarse como inconstitucional, y si mi hipótesis es válida invitarles a leer la Constitución, porque no se puede prohibir lo que no está escrito”.

SaSa Testa invitó a pensar sobre las categorías dicotómicas que atraviesan la estructura social y excluye al colectivo LGBTI+:  “el binarismo es un régimen político que construye epistemologías, cosmologías, maneras de ver y entender al mundo y que cae en ciertas contradicciones", dijo. Y analizó como la dualidad niega e invisibiliza identidades trans. 

“Fui docente durante 11 años de lengua y literatura y me fui de las escuelas porque no me aguanté la discriminación después de haber iniciado la transición. Fui al CONICET con una beca doctoral, pero las personas trans seguimos siendo minorías en los sistemas académicos y las casas de altos estudios y esas ausencias también son un dato”, evaluó.

"En las instituciones educativas también existe el binarimo, fila de varones y de mujeres; estudiante aprobado y desaprobado; quien pasa de año y quien no pasa y constituye la periferia. En lengua, la gramática estructural que nos han enseñado es una gramática profundamente binaria, oraciones bimembres y sujeto y predicado”, analizó.

Mencionó además las estadísticas binarias como las brechas de género. “Cuando miro las brechas de género no me encuentro en esas estadísticas”, señaló.