Instrucciones para recordar los 24 de junio de cualquier año:

Sin Amargura pero en plena Evocación, ir por el Caminito soleado En los campos en flor, Cuesta abajo y en Silencio. Aprovechar un poco del Sol Tropical en la Mañanita de Sol, comerte quizás una Criollita (decí que sí) en Soledad y Volver a pensar en los Viejos Tiempos.
Confiar siempre en el viento (porque oye tu lamento) y aunque sea dolor cuando no está, saber que ríe la vida si sus ojos negros te quieren mirar.

Último paso: Recordar siempre a Alfredo Le Pera, el gran poeta del tango.

Por eso va un Top 5 caprichoso de sus mejores letras.

5- CARRILLÓN DE LA MERCED

Yo no sé por qué extraña
razón te encontré,
Carrillón de Santiago
que está en la Merced,
con tu voz inmutable,
la voz de mi andar,
de viajero incurable
que quiere olvidar.

Milagro peregrino
que un llanto combinó.
Tu canto, como yo,
se cansa de vivir
y rueda sin saber
dónde morir...

Penetraste el secreto
de mi corazón,
porque oyendo tu son
la nombré sin querer.
Y es así como hoy sabes
quién era y quién fue,
¡la que busco llorando
y... que no encontraré!

Mi vieja confidencia
te dejo, Carillón.
Se queda en un tañir,
y al volver a partir
me llevo tu emoción
como un adiós.

4- SUERTE NEGRA

Dicen que jurar en vano
es maldad que se castiga,
pero en su pecho inhumano
hay crueldad y me mintió.
Con su sonrisa más fina
me dijo: "Te quiero yo",
y una noche de neblina
con un viejo se fugó.
Ayer me fui al cementerio
con mi pena a terminar,
pero yo soy de suerte tan negra
que no quisieron dejarme entrar.


3- AMARGURA

Me persigue implacable
su boca que reía,
acecha mis insomnios
ese recuerdo cruel,
mis propios ojos vieron
cómo ella le ofrecía
el beso de sus labios
rojos como un clavel.
Un viento de locura
atravesó mi mente,
deshecho de amargura
yo me quise vengar,
mis manos se crisparon,
mi pecho las contuvo,
su boca que reía
yo no pude matar.

Fue su amor de un día
toda mi fortuna,
conté mi alegría
a los campos y a la luna.
Por quererla tanto,
por confiar en ella,
hoy hay en mi huella
sólo llanto y mi dolor.

Doliente y abatido
mi vieja herida sangra.
Bebamos otro trago
que yo quiero olvidar,
pero estas penas hondas
de amor y desengaño
como las yerbas malas
son duras de arrancar.
Del fondo de mi copa
su imagen me obsesiona,
es como una condena
su risa siempre igual,
coqueta y despiadada
su boca me encadena,
se burla hasta la muerte
la ingrata en el cristal.

2- CUANDO TU NO ESTÁS

Solo en la ruta de mi destino
sin el amparo de tu mirar,
soy como un ave que en el camino
rompió las cuerdas de su cantar.

Nace la aurora resplandeciente,
clara mañana, bello rosal,
brilla la estrella, canta la fuente,
ríe la vida, porque tú estás.

Cuando no estás la flor no perfuma,
si tú te vas, me envuelve la bruma;
el zorzal, la fuente y las estrellas
pierden para mí su seducción.

Cuando no estás muere mi esperanza,
si tú te vas se va mi ilusión.
Oye mi lamento, que confío al viento,
todo es dolor cuando tú no estás.

1- EL DÍA QUE ME QUIERAS

Acaricia mi ensueño
el suave murmullo de tu suspirar,
¡como ríe la vida
si tus ojos negros me quieren mirar!
Y si es mío el amparo
de tu risa leve que es como un cantar,
ella aquieta mi herida,
¡todo, todo se olvida..!

El día que me quieras
la rosa que engalana
se vestirá de fiesta
con su mejor color.
Al viento las campanas
dirán que ya eres mía
y locas las fontanas
me contarán tu amor.
La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar
y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnaga curiosa
que verá…¡que eres mi consuelo..!

Recitado:
El día que me quieras
no habrá más que armonías,
será clara la aurora
y alegre el manantial.
Traerá quieta la brisa
rumor de melodías
y nos darán las fuentes
su canto de cristal.
El día que me quieras
endulzará sus cuerdas
el pájaro cantor,
florecerá la vida,
no existirá el dolor…

La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar
y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnaga curiosa
que verá… ¡que eres mi consuelo!

Yapa: la poesía de Amado Nervo que inspiró a Lepera