El presidente Alberto Fernández dio este mediodía su primer discurso en las reuniones plenarias de la Cumbre del G7 en Munich, un texto con un tono crítico a las financias internacionales, el rol de las economías centrales en relación a los emergentes y un pedido al Fondo Monetario Internacional (FMI) para que replantee las sobretasas que penalizan a países deudores.
"En América Latina y el Caribe no soñamos con un nuevo Plan Marshall. Nunca tuvimos uno. Pero soñamos con un nuevo orden internacional donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuyan con criterios de equidad. Soñamos con no ser discriminados por el mundo central y condenados a la marginalidad y al olvido", expresó el mandatario, que llegó al Palacio Elmau, en la zona de Garmish, Bavaria, en helicóptero. Luego de ser recibido por el premier alemán Olaf Scholtz, Fernández dio su discurso y pidió que "reflexionemos un instante sobre alguna de las enseñanzas que la historia nos ha dado. El 27 de junio de 1947, hace hoy 75 años, se inició la conferencia de París que abrió el camino al Plan Marshall que ayudó a Europa a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial".
Agregó en esa línea que "la asistencia a los pueblos necesitados y el acuerdo en torno del respeto al derecho internacional fueron el origen del orden de la posguerra". Y precisó que "el mundo, tal como lo conocemos, nos enfrenta a enormes dilemas éticos. Ya sabemos que nadie se salva solo. Nunca ha sido más evidente que las crisis del presente (climáticas, sanitarias, financieras, energéticas y alimentarias) son verdaderamente globales. Las soluciones no dependen de esfuerzos individuales y los efectos negativos que esas crisis generan, llueven ácidamente sobre todo el planeta".
Fernández destacó en toda su ponencia el rol de representante regional, además de presidente argentino. "Estoy aquí no solamente como Presidente de la República Argentina. He sido invitado en mi calidad de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. La CELAC es un foro de diálogo y concertación que representa a 650 millones de habitantes", expresó. Y resaltó que "soy consciente de que solo 1.800 kilómetros separan este recinto de donde se está librando una guerra".
Rusia, Ucrania y la especulación
El presidente, que terminó de escribir su discurso este lunes por la mañana en su habitación del hotel, se refirió a la guerra en Ucrania. "La Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia. Una vez más reclamamos el pleno apego a todos los principios del multilateralismo. Creemos en la solución pacífica de las controversias y en el pleno respeto de los derechos humanos", aseveró.
Y continuó manifestando que "desde un comienzo reclamamos el cese de las hostilidades. Ahora necesitamos impulsar el diálogo entre las partes involucradas. La historia da cuenta de que cada conflicto terminó con acuerdos logrados sobre la base de iniciativas concretas. Tomemos ya la iniciativa en procura de la paz. Hagámoslo antes que sea demasiado tarde".
En esa línea, evaluó el impacto global del conflicto sobre las economías. "La guerra que nos ocupa es una tragedia. Los flujos comerciales y la logística, ya seriamente dañados durante la pandemia, llegaron a un punto crítico. Los mares están militarizados. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad", destacó. Y precisó que "para poder hacer frente a semejantes desafíos, quiero alzar mi voz en esta Cumbre para abogar por la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional que incluya a las periferias del mundo".
Pedidos al FMI
"Los Derechos Especiales de Giro emitidos por el FMI constituyen una oportunidad para mejorar las condiciones sociales. La canalización de los DEG’s a través del Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad debe incrementarse incluyendo a los países de renta media", dijo el Presidente sobre la asistencia del organismo. "No deben ser instrumentos destinados a engrosar las reservas de bancos centrales que no los necesitan. Deben tener un sentido social capitalizando bancos regionales para financiar infraestructura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige", precisó luego el mandatario.
Asimismo, dejó en claro que "la política de sobrecargos cobrados por el FMI también debe ser revisada. Constituyen una penalización inadmisible en las circunstancias dramáticas que hoy vivimos. Así lo recomendó el G20 antes de que la guerra se desatara". También reclamó por "los derechos fiscales para las grandes corporaciones multinacionales, especialmente en la economía digital; el impuesto mínimo global como medio de implementación de protección climática; y un nuevo marco de tratamiento de las deudas soberanas también requieren una urgente implementación".
Por último, destacó que "no nos interpela el tiempo de la codicia sino el de la fraternidad. Los paraísos fiscales generan infiernos sociales. Constituyen un ejemplo de injusticia social que posterga el derecho a un desarrollo sostenible e inclusivo".