El presidente Alberto Fernández brindó durante la tarde de este lunes su segundo discurso en el marco de la Cumbre del G7, que se celebra esta semana en Munich, y advirtió que si la crisis alimentaria actual se prolonga "desataremos una catástrofe humanitaria".
En ese marco, recordó que "alimentarse es un derecho humano" y que "atender a los pueblos sometidos a la crueldad de las privaciones alimentarias resulta un imperativo ético".
El mundo, evaluó Fernández tras agradecer la invitación a la Cumbre del G7, enfrenta un "tiempo muy difícil", signado por el fin de la pandemia y una guerra en marcha. "La restricción de la oferta de granos y cereales que se observa ha determinado una escalada de los precios que pone en riesgo la seguridad alimentaria de la humanidad", alertó el jefe de Estado.
Es en ese escenario, lamentó, que "vuelven a asomar los especuladores financieros que contaminan el comercio de materias primas", que "fomentan un juego peligroso en los mercados a futuro" y que "acaban determinando altas y bajas de precios que aumentan la volatilidad".
Según el último informe sobre perspectivas alimentarias elaborado por la FAO, señaló el mandatario, el costo de la importación de alimentos aumentó "debido al incremento de los precios y a una disparada en los costos del transporte y de los fertilizantes".
Frente a esa situación, remarcó, "es necesario evitar las barreras proteccionistas y arancelarias para la comercialización de alimentos", dado que "si la crisis actual se prolonga, desataremos una catástrofe humanitaria". En la actualidad, ya son "más de 300 millones las personas en el mundo que van camino hacia una hambruna", sostuvo al respecto Fernández.
El derecho a la alimentación
Este contexto, sin embargo, resulta desigual para las potencias y los países periféricos. Mientras que "los países centrales han podido continuar con sus importaciones a pesar del desquicio que se vive", los países periféricos "importamos menos porque se redujo nuestra capacidad de pago", comparó el mandatario.
La alimentación, explicó el presidente, "no es otra cosa que un derecho humano", por lo que "atender a los pueblos sometidos a la crueldad de las privaciones alimentarias es un imperativo ético".
Si, en cambio, "esa atención no llega con suficiencia, si no consolidamos una nueva arquitectura financiera internacional que remueva dogmas y malas prácticas, todo será una quimera", expresó.
El problema del acceso
En otro tramo de su discurso, Fernández celebró el debate actual sobre impuestos que corrijan la concentración del ingreso, ya que "no podemos ver impávidos como la riqueza se concentra en pocas corporaciones mientras la pobreza se distribuye entre millones de personas".
En ese sentido, recordó que "el problema de los alimentos no reside en la producción sino en el acceso a los mismos", al tiempo que aseguró que Argentina seguirá siendo un proveedor seguro y continuará brindando asistencia tecnológica y servicios para que otros países mejoren su productividad agrícola.
Argentina, como parte de Latinoamérica y el Caribe, se compromete a "la promoción del diálogo y la construcción de la paz", insistió el mandatario.
"En este encuentro están los países y las organizaciones multilaterales que tienen el capital que a nosotros nos falta. Nosotros tenemos la decisión de crecer y aportar en una comunidad internacional a la que pedimos que deje de condenarnos al olvido por considerarnos parte de la periferia", añadió.
Terminar con la desigualdad
Por último, advirtió sobre las consecuencias que la pandemia dejó en los sectores más vulnerables, especialmente en las mujeres y las infancias, y recordó cómo Argentina, en los últimos años, buscó fortalecer "el empoderamiento político y la autonomía económica de las mujeres y las diversidades, para atenuar y terminar con la desigualdad que ha imperado".
"Reconocimos legalmente el matrimonio igualitario. Sostuvimos la asignación universal por hijo. Respetamos la atribución de género en documentos de identidad. Legalizamos la interrupción voluntaria del embarazo", enumeró el mandatario.
También "cuidamos el derecho al trabajo reglamentando el empleo doméstico y promoviendo el cupo laboral trans en el empleo público" y "profundizamos políticas sociales que trascienden la contención de la emergencia social y producen transformaciones estructurales en favor de la igualdad sustantiva de géneros y diversidades", concluyó Fernández, quien aseguró que Argentina mantiene "una política inclaudicable" para terminar con la desigualdad.