Comenzó ayer el juicio contra Olga “Tata” Medina y una docena de imputados por conformar una organización delictiva acusada por delitos de "traslado, acopio, fraccionamiento y comercialización de estupefacientes". Entre las personas imputadas, debían sentarse en el banquillo Brisa Leguizamón Ferreyra y Esteban “Pinky” Rocha, la pareja que celebró su boda el 28 de enero pasado con una fiesta en Ibarlucea, en la previa del triple crimen de una pareja y su beba, a la salida del salón. Sin embargo, ambos siguen prófugos y fueron declarados en rebeldía. En la causa, ambos están imputados como "eslabones inferiores".  

La "Tata", de 55 años, llegó al debate oral y público acusada como organizadora de una banda dedicada a comercializar estupefacientes. Desde ayer, el tribunal compuesto por Ricardo Vázquez, Otmar Paulucci y Germán Sutter Scheider abrió el debate con la requisitoria del fiscal Federico Reynares Solari, quien unificó esta causa con otra que involucra a dos personas consideradas como los principales colaboradores de Medina, en relación a Pedro Villalba y Maira Bazque, a quienes se suma otra persona.

Además del nuevo juzgamiento para la Tata -ya condenada en 2020 a cuatro años y medio de prisión- esta causa tiene como particularidad que debían ser juzgados también los miembros de una pareja que fue protagonista de un casamiento celebrado en un salón de la localidad de Ibarlucea, donde por la madrugada -en horario de la salida- fue acribillada una familia. 

Leguizamón Ferreyra y Rocha comenzaron a ser buscados tras el hecho, ya que se indicó que ella debía estar en prisión domiciliaria por orden de la Justicia Federal con motivo de la causa que se ventila desde ayer -cuyo debate se iba a hacer en febrero, pero fue suspendido-, mientras que el novio también estaba procesado en ese expediente, aunque en libertad, por tenencia de estupefacientes para su comercialización agravada por la intervención de tres o más personas. Por esos días, él también fue citado por la Justicia provincial para brindar testimonio pero no se presentó. 

Aquella madrugada, a la salida del casamiento, fueron emboscados Érica Vanesa Romero, Iván Maximiliano Giménez y la beba de ambos, Elena Giménez, de un año y medio. Las víctimas también estaban siendo investigadas por el Federal, en otra causa.

En el juicio a la Tata y otra docena de imputados, se juzgan hechos cometidos entre abril de 2016 y abril de 2019. La causa comenzó el 25 de abril de 2016, ante una serie de denuncias. La Fiscalía Federal N° 1 solicitó medidas de investigación que incluyeron informes, tareas de observación y vigilancia, además de intervenciones telefónicas. Con todo se "arribó a la conclusión de que el presunto accionar delictivo era de importante magnitud y sería llevado a cabo bajo de forma organizada, con la participación de diferentes miembros y bajo directivas de Medina".

La requisitoria de elevación a juicio expresa que la actividad delictiva "quedó cristalizada en numerosas comunicaciones". Y agrega que en las mismas, "los interlocutores hacían referencia a la coordinación de presuntas actividades de venta, armado, abastecimiento de estupefacientes, como así también a las sumas de dinero obtenidas con la posible comercialización de drogas, y quedando en claro que estos desempeñaban el rol de revendedores del material estupefaciente".