Aquellos países con un mayor número de mujeres en los puestos de liderazgo, que poseen sistemas de atención y protección social universales y que cuentan con organizaciones feministas que participan activamente en la toma de decisiones, son más eficaces a la hora de responder a las crisis. Así lo revela un informe realizado por dos agencias de las Naciones Unidas (ONU Mujeres y el Programa de Desarrollo -PNUD-), hecho público esta semana y que se basa en un análisis de las medidas concretas adoptadas por 262 países a lo largo de dos años para hacer frente a la pandemia. El estudio, titulado Respuestas gubernamentales al covid-19: Lecciones sobre igualdad de género para un mundo en crisis, encontró que estos resultados se verifican independientemente de la riqueza del país.
El informe constata que los estados en los que se dan estas características (más mujeres en puestos de toma de decisión, la existencia de sistemas de protección y movimientos feministas fuertes), adoptaron de promedio cinco medidas con perspectiva de género más a la hora de hacer frente a la pandemia que aquellos en los que estas circunstancias no se daban.
"Este informe muestra que cuando las mujeres lideran, todos se benefician de una respuesta a la crisis más inclusiva y eficaz, y de economías y sociedades más resilientes, hoy y en el futuro", afirma Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres en un comunicado en relación a este estudio.
La investigación está basada en el análisis de las medidas y políticas puestas en marcha en diversos países para paliar los efectos de la pandemia utilizando una herramienta llamada covid-19 Global Gender Response Tracker, el repositorio más completo de respuestas gubernamentales sensibles al género. La herramienta identifica cómo reaccionaron los responsables políticos a nivel mundial ante los impactos económicos y sociales de la pandemia, que continúan recayendo de manera desproporcionada sobre las mujeres.
A las consecuencias económicas de la pandemia para las mujeres de todo el mundo se suma la mayor carga del trabajo no remunerado que éstas soportaron. Si antes de esta crisis, las mujeres a nivel global realizaban más del triple de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres, ahora, la creciente desigualdad en el tiempo dedicado al cuidado de niños, ancianos y otros miembros de la familia está obligando a muchas mujeres a abandonar la fuerza laboral remunerada.
Según los datos de Naciones Unidas, el impacto en el trabajo y la participación de la economía de las mujeres tras la pandemia incrementó la brecha de la desigualdad de forma contundente. El estudio estima que tras la crisis de la covid se han perdido 19,7 millones de puestos de trabajo remunerados para las mujeres, una cifra que casi duplica la de la pérdida de empleo de los hombres, que se estima 10,2 millones de puestos de trabajo.
388 millones de mujeres vivirán en la extrema pobreza en 2022
"Este terrible impacto en las oportunidades económicas de las mujeres significarán que 388 millones de mujeres vivirán en la pobreza extrema a finales de 2022, ampliando una brecha de pobreza de género ya profunda", resalta el documento.
Los impactos de las crisis nunca son neutrales en cuanto al sexo, y la de la covid-19 no es una excepción. "Las mujeres y las niñas han sufrido más por las consecuencias económicas y sociales de la pandemia porque ya se encontraban en una posición desigual dentro de las economías y las sociedades", afirman los autores del estudio. Por ello, se centran en tres áreas clave en las que la desigualdad entre hombres y mujeres se profundizó aún más de lo que estaba antes de la crisis: la violencia contra las mujeres y las niñas, la inseguridad económica de las mujeres y la desigualdad que existe en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
Un tercio de las políticas tuvieron en cuenta la desigualdad
El estudio recopiló cerca de 5.000 (4.968) políticas puestas en marcha en los dos años que comprende el estudio. De ellas, menos de una tercera parte (1.605), contenían medidas sensibles al género durante la pandemia y de éstas, más de la mitad (853), estuvieron destinadas a paliar la violencia hacia las mujeres.
Entre los resultados destaca el hecho de que tan sólo el 12% de estas acciones estuvieron encaminadas a apoyar la seguridad económica de las mujeres y un 7% de las medidas estuvieron encaminadas a aliviar la carga del trabajo no remunerado.
ONU Mujeres y el PNUD advierten que a pesar de los esfuerzos políticos sin precedentes en la práctica totalidad de los países y territorios, la respuesta a la pandemia se ha quedado muy corta en proteger a las mujeres contra la pérdida de ingresos y puestos de trabajo. Sobre todo en un momento en el que existen crisis humanitarias como conflictos armados, crisis climática y un incremento sin precedentes de los precios de los productos básicos que amenazan con provocar una inminente crisis mundial de alimentos. "El mundo no puede arriesgarse a otra respuesta de emergencia que deje de lado las necesidades y los derechos de económicos de más de la mitad de la población.