Ian Esteban Caro, Ricardo Nahuel Bonifacio, Damián Caxal y Hugo Carrizo, (los dos últimos menores de edad al momento del hecho), los cuatro jóvenes imputados por participación secundaria en el femicidio de Sandra Palomo decidieron hablar ayer, al final de las testimoniales. 

Palomo fue asesinada el 31 de agosto de 2019, en el estacionamiento del supermercado Vea del barrio Tres Cerritos, en la zona norte de la ciudad de Salta. El o los atacantes cargaron el cuerpo en su propia camioneta, una Toyota Hillux, y anduvieron por distintos lugares hasta dejarlo en la zona sur. La acusación fiscal ubica a estos jóvenes en ese recorrido y les atribuye participación secundaria en el femicidio, aunque para la querella, fueron coautores. 

Aunque alegaron inocencia, ayer todos reconocieron haber estado en la camioneta cuando llevaban el cuerpo en la caja y en el momento en el que fue abandonado, e incluso cuando el sindicado por la fiscalía como el único autor material, el adolescente L.C., lavó la sange del vehículo. 

Caro fue el único que declaró aceptando preguntas del Tribunal y de las partes, y pidió disculpas a los familiares de la víctima. “No hice lo que tenía que haber hecho, llamar a las autoridades (…) Tenía miedo, no sabía cómo actuar”, se excusó. El  joven fue detenido dos semanas después del crimen y antes había buscado en Google la pena para un cómplice de femicidio.

Según su relato, el día del crimen estuvo primero en el barrio Santa Ana 1, con su pareja y un hijo pequeño. Luego Bonifacio lo invitó a comer en casa de su abuelo en el barrio Intersindical, donde se quedaron hasta las 16.30 aproximadamente. 

Después Bonifacio recibió una llamada de Caxal desde el teléfono de su padrastro, un policía exonerado, y le dijo que "se quería juntar", y poco después llegó en la camioneta de Palomo, conducida por L.C.; Carrizo iba del lado del acompañante y Caxal, atrás. Este los invitó a "ir de gira".

Caro dijo que no conocía hasta ese momento a L.C., ni a Carrizo. Describió que L.C. tenía puesta una capucha y “Bonifacio le preguntó por qué tenía la cara manchada como con dos o tres dedos de sangre”, que el otro empezó a limpiarse y explicó que “se agarró a pelear”. Agregó que estuvieron "dando vueltas a toda velocidad en todo momento” y después fueron al barrio 14 de Mayo.

“Estábamos atrás y escuchábamos que susurraban algo adelante. El conductor le pregunta al acompañante, ¿qué hago, les digo o no les digo?”, relató Caro. Bonificacio preguntó a qué se referían, “El conductor dice: ‘tenemos un fiambre atrás’”.

Caro dijo que Bonifacio preguntó si era un cuerpo, aseguró que no lo creía hasta que entraron al descampado a toda velocidad, al final del barrio 14 de Mayo. La jueza Beatriz Vera preguntó quien dio las indicaciones para llegar a ese lugar, pero Caro dijo que nadie las dió. Dijo que en el descampado bajaron todos. “El menor (L.C.) se va para la parte de atrás” de la camioneta y Caxal también. “Nos dijo: 'acá está todo mal. ¿Qué vamos a hacer?'”, relató. Aseguró que se fue delante de la camioneta, que no quería ver nada y no ayudó a tirar el cuerpo ni las cosas que luego se encontraron en ese lugar. Que L.C. le pidió a Carrizo que lo ayude a arrojar las bolsas de mercadería que Palomo había comprado poco antes de ser asesinada. 

Caro sostuvo que Bonifacio lo tranquilizó, que ya iban a ir para su casa. Luego ante las preguntas de la querella, sostuvo que su amigo dijo que le pediría a L.C. que los llevara a su domicilio. “Siento un golpe en seco, que arrastraban algo” y luego el conductor dijo: “listo, vámonos”. “Por reacción creo yo, nos subimos rápido a la camioneta”, describió.

Tras eso fueron a la casa de Caxal a buscar una manguera. Luego fueron al departamento de Bonifacio, donde L. C. preguntó por un grifo de agua cerca porque "así aprovechaba y le tiraba agua a la camioneta”.

Caro contó que Carrizo decía que estaba nervioso, quería ir a comprar cigarrillos, y que él conversó con Caxal respecto a lo que había pasado con la “pobre señora”. En ese punto aseguró que ninguno tenía celular, que él quería llamar a alguien para que los ayudara pero no sabía a quién, y dijo que no actuó como debía por “el miedo”.

La jueza le cuestionó que, en cambio, no hubiera tenido miedo cuando andaban “con la señora muerta” en la camioneta. “En el momento en que estaban tirando a la señora, si me dió miedo”, respondó. Dijo que no vio “como mataron a la señora” pero imaginaba que L.C. tenía un arma.

El fiscal también le preguntó por las búsquedas que hizo en Google sobre las penas por complicidad de femicidio. “Yo busqué una sola vez, no varias veces. En el momento que subimos con Bonifacio, pensé que por estar en un lugar donde tiran una señora muerta, donde lavan una camioneta, eso me hace cómplice”, dijo.

La jueza le recalcó que buscó “¿Cuántos años te dan por cómplice de femicidio?”. “Me agarró curiosidad”, contestó el acusado. Dijo que tenía miedo de ir preso.

Una fiesta tras abandonar el cadáver 

Cuando le tocó declarar, Carrizo quiso responder el testimonio de un perito informático que expuso sobre material extraído de los telefonos de L.C. y Carrizo y en cuyos dichos se evidenció que hubo varios chats que no abrieron por "órdenes de la Fiscalía". Por ejemplo, no se abrieron los chats del grupo La Banda, al que pertenecían Carrizo, Caxal, y L.C.; tampoco analizaron un chat de Carrizo del 1 de septiembre de 2019, en el que le envió un video al contacto "Carlitos Policía". 

Este perito expuso fotografías de Carrizo sonriente y bailando en la fiesta de La Banda, y en otra posando con otro joven, que sería Caxal, el mismo día del crimen. "Quiero pedir disculpas por mi inconsciencia”, dijo Carrizo y señaló que haber ido a esa fiesta perjudicó a su familia y su libertad.

Por otro lado, dijo que quería "aclarar" que el policía Carlitos estaba en la oficina de Criminalística cuando fueron a denunciar lo que había pasado. Carrizo dijo que Caxal fue a su casa después de ver en un portal web que habían encontrado el cuerpo de Palomo y que entonces decidieron denunciar.

Asimismo, reconoció que tomó dinero de la camioneta, $2.500 pesos según indicó la querella, y dijo que lo hizo porque pensó que la camioneta "era de L.C.”, y que compró bebidas y cigarros. 

A su turno Caxal declaró que el 31 de agosto estuvo en casa de su abuela hasta las 17.40, luego volvió a su domicilio, le pidió el celular a su padrastro y habló a Bonifacio para encontrarse.

Relató que después llegó Carrizo y lo invitó a dar vueltas en la camioneta, al subir vio a L.C., a quien no conocía, les que dijo que tenía que juntarse con unos amigos y entonces Carrizo y L.C. le dijeron “pará, que tenemos un fiambre en la caja”. Caxal aseguró que no entendió, que fueron hasta donde estaban Bonifacio y Caro, subieron a la camioneta y anduvieron por la zona sur.

Y dijo que otra vez, cuando preguntaron a dónde iban a ir, Carrizo y L.C. contestaron que "tenían un fiambre en la caja". Luego, cuando iban a abandonar el cuerpo en el barrio 14 de Mayo, "L.C. viene y me dice 'ayudame'. Abre la puerta de atrás, veo dos piernas, me asusté y me hice para atrás. Veo que L.C. saca el cuerpo y lo ramea. Fui al lado izquierdo y me quedé tildado, veo que L.C. empieza a tapar el cuerpo con hojas".

Después fueron hasta su casa a buscar la manguera pedida por L.C., dijo que entró a su casa, vio a su padrastro pero no le contó nada, volvió al vehículo y fueron al departamento de Bonifacio, donde L.C. "se pone a manguerear la camioneta". 

Caxal dijo que después de ver las noticias sobre el hallazgo del cuerpo de Palomo,  fueron a Criminalística y quedó en comunicación con el policía Matías Tolaba para brindarle información y espués lo detuvo el comisario Sergio Costello

Bonifacio declaró una versión similar a la de los otros acusados, dijo que cuando estaban en la camioneta, por entrar al barrio 14 de Mayo. "Me dan conocimiento de que tenían un fiambre". 

"L.C. dice 'vení que quiero que me ayuden'. Veo que Carrizo revoleaba las bolsas de mercadería", afirmó. Agregó que vio que L.C. tapaba algo con hojas y cuando "termina L.C. lo que estaba haciendo" subieron de nuevo a la camioneta y él pidió que lo dejaran en su casa, donde L.C. "se puso a manguerear la camioneta". 

La hermanda de Sandra, Liliana Palomo, reconoció a Bonifacio como el motocilista que la siguió cuando buscaba vecinxs que aportaran registros de cámaras de seguridad.

Por pedido del Ministerio Público Fiscal, representado por Mónica Poma y Pablo Rivero, los alegatos se pasaron para el 29 de junio. Se prevé que el jueves el Tribunal de Juicio dicte la sentencia.