En su editorial en AM750, Cynthia García cruzó a Amalia Granata por criticar la distinción que recibió el cantante L-Gante por su trayectoria y su aporte a la música y la cultura.
"Dejenme de joder. Le queda grande la palabra artista", dijo la Granata en Radio Mitre al al enterarse del reconocimiento hacia L´gante. Luego, la diputada sostuvo que para ella, los músicos que se dedican a la cumbia 420 no son artistas sino "emergentes de una sociedad en decadencia".
"Las declaraciones de Granata traducen el veneno y el odio de clase y expresan eso aún cuando ella no nació en cuna de oro", expresó la periodista y sostuvo las consideraciones de Granata "podrían inscribirse en la tradición reaccionaria" de los dueños de la palabra en Argentina, "que son los mismos que se apropiaron de las tierras a puntas de fusiles en manos del ejército de Julio Argentino Roca" en el último cuarto del siglo XIX.
"No es casual ni forzado linkear a Granata con Roca. Una vez arrasado el campo de batalla y vencido al enemigo, los vencedores establecieron las pautas para traducir el conflicto por la ocupación del territorio en una batalla cultural por la justificación de la arquitectura jurídica que sustenta la apropiación de la renta por parte de la clase dominante", expresó García.
Dándola la razón a Granata, la conductora de La García, dijo que los chicos como L-Gante son emergente, pero no de la decadencia social sino de la desigualdad derivada de las políticas económicas "instrumentadas por los jefes y financistas de la diputada".
"Su canon es el legado de un sector que consume productos culturales como una mercancía más en la góndola del orden social para legitimarse, pasteurizar sus errores, endulzar las injusticias y se tragarse la grasa trans del neoliberalismo feroz", indicó García.
En ese sentido, la periodista denunció "el sello represivo de la derecha" ante las elecciones populares. "De modo más sofisticado, la sociología advierte que ahí talla el gusto por la distinción y por separarse imaginariamente de aquellos que viven en la pobreza".
Por último, García señaló que las clases altas y los sectores medios, al verse amenazados por el ascenso social que suele darse durante los gobiernos progresistas, asocian a la música que escuchan las clases populares con el sufragio que emiten cuando votan.
"Este tipo de operaciones ideológicas consisten en estetizar el consumo, para escamotear la desigualdad y barnizar las políticas regresivas. La propuesta del Campo Popular no puede ser otra que la de más política y politizar la cultura para disputar la riqueza", completó.