“A pesar de ser el núcleo urbano con más recursos del país, la Ciudad de Buenos Aires continúa exponiendo indicadores de desigualdad significativos”. Esa es la conclusión del último informe del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), que analiza desigualdades sociales, económicas, educativas, de vivienda y salud en la capital argentina. El trabajo toma nota de la brecha geográfica (norte rico vs. sur pobre), la brecha de género (mayor pobreza en hogares encabezados por mujeres) y la sub-ejecución presupuestaria del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en áreas como Desarrollo Social, Vivienda y Educación. “La Ciudad es el claro ejemplo de que no alcanza con generar y producir riqueza si no se generan políticas redistributivas que apunten a un desarrollo equitativo de la sociedad. La persistente desigualdad geográfica entre el norte y sur es una deuda pendiente del gobierno de Rodríguez Larreta”, apunta Darío Romano, coordinador del área de Trabajo y Producción del CEM.
El informe se titula “Se consolidan las desigualdades en CABA” y fue elaborado por Mariana Sosa e Ignacio Smith desde el consorcio de cooperación que conforman la Universidad Nacional Arturo Jauretche, la Universidad Nacional de Hurlingham y la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).
La recuperación de los niveles de la actividad económica tras la pandemia no se tradujo en mejoras en la calidad de vida de los porteños, sobre todo de los habitantes de la zona sur. Según la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad, el porcentaje de pobres multidimensionales (con carencias en al menos dos variables entre alimentación, salud, vivienda, equipamiento del hogar y privaciones sociales) aumentó entre 2019 y el cuatro trimestre de 2021 de 20,3 a 21,6%. Si la medición se hace en términos de hogares, se observa un salto de 15,3 a 17,5% en el mismo período. En números concretos, sobre 1.305.476 hogares de la Ciudad, 209.000 son pobres y 55.000 están en situación de indigencia.
Al interior de la Ciudad es notoria la brecha geográfica. Mientras en zona norte (Recoleta, Belgrano, Palermo, etc.) la pobreza es del 10,7%, en el centro alcanza al 13,1% y en los barrios del sur (La Boca, Villa Soldati, Villa Lugano, etc.) llega a 28,5%, casi el triple que en los sectores acomodados.
Aún debajo de la línea de pobreza, un 4,1% de los hogares está en situación de indigencia, es decir con ingresos que no llegan a cubrir la Canasta Básica Alimentaria. En la zona sur ese porcentaje llega a 7,6, un nivel similar al del Conurbano Bonaerense, que es el área geográfica con los índices más altos de la Argentina.
Si se pone el foco en las diferencias por género, el impacto de la pobreza muestra una mayor incidencia en hogares encabezados por mujeres (llega al 19% contra un 12 donde el jefe de hogar es varón), por personas desocupadas (triplican la incidencia del total) u ocupada en servicio doméstico (45,6%).
Los autores, al analizar los números de pobreza en la Ciudad a lo largo del tiempo, observan que en el último año de la presidencia de Cristina Kirchner era del 16,7%, cuatro años después –macrismo mediante– se ubicaba en 22,3%, siguió subiendo durante la pandemia de Covid-19 hasta llegar a un pico de 29,2%, en tanto el último trimestre del año pasado se ubicaba en 21,6%.
Desocupación e informalidad
En el primer trimestre de 2022 creció la tasa de desocupación hasta un 8,7%. También en este punto se observan diferencias geográficas: en zona norte es de 4,7%, en zona sur llega al 12% y en la zona centro se ubica en 8,8%. Los números también muestran una situación más perjudicial para las mujeres (10% contra 8,8% entre varones), que se acentúa en zona sur (14 vs 10%). Al mismo tiempo, los jóvenes se encuentran en desventaja frente a los adultos (20 vs. 4%), siempre con niveles de desocupación mayores en la zona sur (23%). La informalidad laboral en los trabajadores asalariados, en tanto, es del 28% y afecta también en forma desigual: peores indicadores en zona sur (35%), que mejoran hacia el centro (26%) y hacia los barrios del norte (25%).
Ingresos
Considerando siempre los números oficiales de hace seis meses, frente a una Canasta Básica de 76.177 pesos el informe destaca que más de la mitad de los hogares de La Boca, Villa Soldati, Villa Lugano y otros barrios del sur percibían ingresos inferiores a 90.000 pesos. En la zona norte el promedio era de 150.000 pesos, y en centro de 113.000 pesos. Más brutal aún es la brecha entre hogares de mayores y menores ingresos, analizada por deciles: mientras el más bajo percibía ingresos por apenas 22.797 pesos, el más alto llegaba a 436.895 pesos. Si se analizan los ingresos por trabajadores, frente un promedio de 84.102 pesos, también es notoria la diferencia entre los ubicados en zona norte (117.339 pesos) frente a los de zona sur (55.446).
Vivienda, salud y educación
Pese a los reiterados anuncios oficiales, se trata de una problemática que “lejos está de ser resuelta y expresa una de las carencias principales para un importante sector de la población”. El 7,5% de los habitantes de la Ciudad (230.000 personas) viven en villas de emergencias. Ese porcentaje llega a su pico en la Comuna 8 (31%). En cuanto a las viviendas, el 57% está en manos de propietarios (frente a un promedio nacional del 72%), el 31% de inquilinos y cerca de un 12% en otras situaciones.
Con respecto al acceso a la salud, el 75% de la población de la Ciudad tiene cobertura por obra social o medicina pre-paga y sólo un 19% se atiende en el sistema público. En cuanto al nivel educativo, en zona sur el 29% de la población mayor de 25 años no finalizó el secundario, mientras en el norte sólo el 6% está en esa situación. El 12% de los niños y adolescentes en edad escolar no tiene computadora en sus casas, situación que se agrava en las zonas más pobres: 27,3% en las comunas de la zona sur y 43,8% en las villas de emergencia.
Al observar las erogaciones del Gobierno de la Ciudad destinadas a áreas sociales como Desarrollo Social, Vivienda y Educación se observa una marcada subejecución del presupuesto asignado durante el primer trimestre de 2022. El promedio de subejecución de esa cartera es del 14%, con cifras aún más bajas en las políticas de Reintegración y Transformación de villas (9%).