Nonpalidece abrazó en 2021 su primer cuarto de siglo, pero los festejos comenzaron este año. Más específicamente en mayo, cuando presentaron formalmente su más reciente álbum de estudio, titulado igual que la banda, en un estadio de Obras Sanitarias rebosado de público. Lo que evocó esos recitales de la década pasada en los que el reggae semanalmente clavaba un sold out en uno de los templos de la música argentina. “Quisimos subir la vara”, explica Néstor Ramljak, cantante y guitarrista del grupo originario la ciudad bonaerense de Tigre, acerca de un show que tuvo entre sus invitados a Los Pericos y al Mono de Kapanga. “Pensamos en hacer un teatro, a partir de que el año pasado estuvimos haciendo varias fechas en el Broadway. Sin embargo, luego de reflexionarlo bien, quisimos que el desembarco fuera todavía más fuerte, así dábamos testimonio de que el reggae en la Argentina está vivo”.
Luego de semejante hazaña, este tótem del reggae patrio redobló la apuesta y reveló la bitácora de shows que le espera en el segundo semestre de 2022. La próxima parada sucederá este jueves por la noche, a partir de las 23 horas, en La Trastienda, donde seguirá celebrando sus 25 años de trayectoria artística (hoy está agotado, al igual que sus recitales de mañana y el sábado. Aún quedan entradas para las fechas del 8 y 9 de julio). Por lo que, aparte de mostrar los temas de su nuevo álbum, también habrá espacio para los clásicos. “Es un presente muy hermoso el que estamos viviendo”, afirma el frontman de Nonpa (apócope con el que suelen llamarlos sus fans y colegas). “Es una etapa de cosecha. Lo que estamos celebrando es el primer concierto que dimos bajo este nombre. Contamos la vida de la banda a partir de ese momento. A pesar de que la pandemia nos enfrascó, que se juntara la salida del disco con este aniversario nos vino bien”.
-¿Sentís que lo de Obras fue un riesgo?
-Era nuestro objetivo volver a un estadio y reencontrarnos con el público. Ellos son los que nos vienen pidiendo que toquemos de vuelta. Luego de esto que vivimos, hay más ganas de encontrarse y celebrar.
-Más allá del encierro, la escena argentina de reggae ya parecía estancada. ¿Cuál es tu balance sobre su estado de salud?
-Es cierto. Entre el 2006 y el 2010 hubo una explosión muy fuerte, pero eso se tamizó y quedaron algunos exponentes en actividad. A lo que hay que agregar situaciones lamentables como los inconvenientes de salud que atravesó Guille Bonetto (cantante de Los Cafres). Sin embargo, porque viajamos mucho al interior del país, yo siento que la movida sigue latente. No sé si para estar en las tapas de las revistas, aunque sí hay mucha gente ávida por escuchar esta música.
-¿Creés que les pasó lo mismo que en su momento le sucedió a Dread Mar I?
-Lo que nos pasó a nosotros es que la gente comenzó a conectarnos con público que no necesariamente es seguidor del reggae o del reggae jamaiquino que escuchamos nosotros. Me refiero al de la década del setenta, que nos influyó muchísmo. No encuentro otra explicación a poder hacer un estadio y llenarlo con gente que no escucha a Israel Vibration y The Gladiators, y sin presencia de un artista intenacional. Me copa la idea de que pudimos trascender un poquito el género como compositores y productores. Y estamos atentos a darle crecimiento al género. Apoyando a otras bandas, generando encuentros y festivales. Somos un grupo que siempre presta el escenario, que convoca a otros artistas y que produce visitas internacionales.
-¿Pensás que esta situación remontará?
-Este es un país con una tradición rockera muy fuerte, y esto me hace acordar a lo que sucedió con el rap y el trap en los años posteriores a lo que pasó en Cromañón.
-Ahora que hablaste de conectar, el nuevo disco de Nonpalidece sostiene su línea musical. Pero también se tomaron algunas licencias propias de la música en esta época.
-En cuanto a lo artístico, seguimos nuestra línea. De hecho, es un disco que se compuso y grabó en plena pandemia. Empezamos a trabajar sobre estas 10 canciones nuevas, originales, en junio de 2020. Si bien existía la intención de hacer un disco, la pandemia lo terminó adelantando. Era un momento de incertidumbre en todos los sentidos, en donde pesó también lo económico. Porque nos dedicamos a la banda, es nuestra pyme. A partir de la falta de trabajo y de proyección, porque no se sabía cuándo se podría regresar, decidimos o visibilizamos el objetivo de canalizar esas emociones creativamente. Y trabajamos de manera atípica.
-¿Cómo hicieron?
-Al principio nos costó encontrarnos, debido a que existían restricciones para circular. Estaba la posibilidad de que contagiaras a tu familia e incluso de que murieras. Atentos a eso, comenzamos a enviarnos audios. Nos dimos cuenta de esta forma que podíamos depurar todas esas angustias. Sin duda, este es un disco muy diferente a lo que solemos hacer. Tenemos una sala propia, donde tocamos, ensayamos y componemos. Todo lo que hacemos sucede en torno a la sala, con los instrumentos colgados. En este caso eso no pudo suceder, y la experiencia que nos dejó es que tuvimos que armar el disco y salir a ensayarlo luego porque nunca llegamos a estar todos juntos cuando lo hicimos. Fue un objetivo lindo, y nos sacó la tensión.
-El reggae suele hacer reflexiones espirituales o metafísicas sobre el tiempo que nos toca vivir. Considerando que las letras de Nonpalidece son afines a esa intención, ¿cuánto influyó la pandemia en ellas?
-Con esta metodología de trabajo que describí, me dediqué a la melodía y a las letras. Al momento de escribir esas reflexiones que terminaron en canción, lo que siento que empezó a florecer fue la sensación de esto que estamos viendo. Está muy presente. Me refiero a valorar los momentos y a darnos cuenta de cuán pasajeros somos. Cuando comenzó la pandemia, mi primer hijo había cumplido dos años, con lo cual tenía para entretenerme. Era una experiencia nueva para mi compañera y para mí la crianza de un niño, y además en ese clima de encierro. Todas esas vivencias y esas reflexiones impregnaron a las canciones del disco.
-Lo curioso es que contás esas vivencias y reflexiones de una forma muy sencilla.
-Estas letras no encierran una poesía dificil de entender, son directas. Encarar un proyecto, valorar la amistad, y apoyarte en la familia y en la sonrisa de tu hijo en la mañana. Si bien esto no es literatura, sí fueron la inspiración.
-Si bien Juanchi Bailerón es otro bastión del reggae, sorprende la inclusión del freestyler y rapero argentino Stuart como invitado del disco. ¿Por qué recurrieron a ellos?
-A Juanchi lo conozco de hace muchos años. Nuestro segundo disco lo grabamos en el estudio de Los Pericos, con mucha colaboración de Diego Blanco en la producción. Tocamos juntos anteriormente, tengo su WhatsApp y nos cruzamos mensajes. Aparte de que le tengo mucho cariño y respeto. Venía escuchando los demos de este disco, y le dejé un mensaje a Juanchi diciéndole que escuchaba su guitarra en el disco. Aunque no sabía en cuál de los temas. Lo invité a grabar, pero sus tiempos y los nuestros retrasaron la posibilidad de que pasara por nuestra sala. Hasta que le mandé un par de opciones, y él terminó eligiendo (prestó su instrumento para el tema “Salir del olvido”). No está su voz, pero sí una improvisación muy bonita y un solo principal que me emociona cada vez que lo escucho. Si bien es un excelente músico, supo reinventarse como cantante de una manera que no me queda otra que sacarme el sombrero.
-¿Y cómo entró el campeón de la FMS?
-Es un invitado nueva escuela. Lo conocí a través de Instagram. Descubrí las batallas de freestyle en pandemia, porque no sabía de qué trataban. Conocí a Stuart a través de su arte. Me gusta lo que hace, y cómo improvisa. Le escribí, le pareció una linda idea y vino a la sala. Compartimos un almuerzo, y le conté cómo lo descubrí y por qué lo quería en el disco. Nos sentamos a escuchar todas las maquetas, hasta que se dio que el tema en el que tenía que participar. Era “La alegría manda”. El la eligió. Se quedó dándole vueltas veinte minutos, agarró el teléfono, escribió y la grabó. Así fue. La canción quedó bonita, y actualmente es el tema que está rotando. Incluso tiene un video.
-Luego de todos estos años, finalmente decidieron titular a a su sexto disco de estudio con el nombre de la banda. ¿Lo hicieron a manera de reivindicación?
-Así es. Es la misma formación que grabó el primer disco. Tenía que ver con muchas cosas nuestras, con el proceso en el que lo hicimos y los 25 años de la banda. Cuando se expusieron tres o cuatro títulos diferentes, nos pareció que Nonpalidece era el más contundente. Tiene un significado muy especial para nosotros.
-25 años es un montón de tiempo. ¿Cómo ha sido para vos comandar un proyecto conformado por tantos músicos, y que tuvo que batallar contra tendencias y otras adversidades?
-El balance que hago es que somos amigos, antes que nada. Somos conscientes y agradecidos de lo que nos pasa. Todo eso hace una combinación especial, en el sentido de valorar. Hubo roces y peleas, y las sigue habiendo. Siempre por pavadas, como que estaba fría la comida o que nos toca un colchón de mierda en el micro. Pero finalmente volvemos a nuestra misión, que es esta banda, lo que generamos tocando y la devolución que nos hace el público acerca de nuestros conciertos. Nos llevamos bien y nos conocemos. Sabemos hasta dónde tirar la soga.
Los Pericos, nunca puristas
La vigencia del reggae tiene sus razones: Los Pericos lanzaron a fines de mayo su nuevo disco: ¡Viva Pericos!, un trabajo tan fabuloso como inesperado. No sólo porque se trata de un repertorio en el que revisitan en clave de reggae el cancionero popular latinoamericano, sino también porque los reencuentra con su impronta. “Parte del concepto de este disco era volver al reggae de Pericos, al estilo Pericos”, confirma Juanchi Bailerón, frontman del grupo, que se prepara para encarar sus shows en vivo en España: el 6 de julio en Madrid y el 7 en Barcelona. “El género tuvo sus momentos. Se puso de moda, y explotó. Había bares de reggae por todos lados, había fechas de reggae, había festivales. Es como todo. Decanta, y son los artistas lo que desean seguir estando y manteniendo su personalidad. Y renovarla. Eso es lo que han venido haciendo Dread Mar I, Los Cafres y Nonpalidece. Nosotros siempre nos mantuvimos en el reggae fusión, nunca fuimos puristas. Nos gusta eso. En el segundo disco hacíamos cosas diferentes, no nos interesa quedarnos en el género puro. El reggae demostró que puede experimentar con otros estilos porque siempre queda bien. Todavía hay que ver si se puede adaptar canciones de heavy metal. Pero si se logró hacer con The Dark Side of the Moon (se refiere al disco Dub Side of the Moon, de 2003 y en el que el proyecto Easy Star All-Stars transforma en reggae el disco de Pink Floyd), se puede hacer cualquier cosa."
Promesas para el futuro
Si el programa de radio La de Dios es el gran amplificador del reggae en la Argentina, Santiago Palazzo, su conductor, vendría a ser como el evangelizador del género en el país. Este año se cumplen dos décadas de la creación del espacio, por lo que lo celebra con aguante. “Claramente, el movimiento del reggae local ha tenido altibajos. Estamos quizá en una etapa más de sequía, tras la ola gigantesca que tuvo entre 2005 y 2010”, reflexiona quien también lleva adelante el ciclo de recitales Reggae Movement. “Hay poco público y pocas bandas que sean mainstream. Pero en relación al movimiento artístico, sigue siendo sano y prolífico. Es un equlibrio loco, y está”. En tanto que el folklore jamaicano avanza a paso de campeones en el resto del mundo, de lo que da fe la inminente edición del Rototom Sunsplash (el gran festival mundial del reggae, a realizarse entre el 16 y el 22 de agosto en la ciudad española de Benicassim), Palazzo pone fichas en la nueva promesa local: “Los Hermanos del Ghetto. Pero los invito a investigar”.
Reggae a la colombiana
Para los que se qudaron sin entradas en la fecha de este jueves de Nonpalidece, hay alternativa. Y viene de Colombia. Se trata del grupo Tarmac, que se presentará en Niceto Club, este jueves 1º a partir de las 21, junto con los artistas locales Malena Dalessio y M-Roots. “Del reggae argentino, lo que conocemos son los artistas que comenzaron la movida: Los Cafres, Los Pericos, Nonpalidece, Alika”, dice Rimazz, frontman del grupo originario de Medellín. “Pero en 1999 vimos en vivo a Lumumba (banda comandada por Fidel y Amílcar Nadal, y Pablo Molina), lo que nos terminó marcando. Fue el comienzo de la banda y de otros artistas de la escena. Y posteriormente nos inclinamos hacia un sonido más jamaiquino”.
Estos embajadores colombianos del reggae se encuentran en Buenos Aires, a pocos días de la llegada de la izquierda al Palacio de Nariño. “Esperamos que sean ciertas las propuestas que se hicieron, los cambios sustanciales que esperamos. Siempre fui crítico de los debates presidenciales, pero en el caso de Petro hay esperanzas. Es algo diferente a lo que dejó la elite que manejó al país”.