La Federación Internacional de Natación (FINA) anunció el pasado 19 de junio, en pleno Campeonato Mundial que se celebra en Budapest, un cambio en sus políticas de género que, según denuncian referentes del transfeminismo, supone un fuerte retroceso en materia de derechos humanos. La nueva política, que intentó ser presentada como un "avance" en pos de la "equidad competitiva", establece que las nadadoras trans de elite deberán demostrar, para competir internacionalmente en la categoría femenina, que se sometieron a una transición hormonal antes de los 12 años o antes de alcanzar la etapa dos (en la escala de Tanner) de la pubertad, "lo que ocurra después". Las demás --es decir, la gran mayoría-- tendrán que conformarse con competir en una "categoría abierta", que será creada en los próximos 6 meses.
Para conocer los argumentos en los que se basa esta decisión, el impacto que tendrá en las nadadoras trans de Argentina y el que podría tener en les deportistas trans en general, Página/12 dialogó con Juan Pablo Morino, secretario de Deportes de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), con la Jefa del Servicio de Endocrinología del Hospital Fernández, Cecilia Calvar, con la primera mujer trans en jugar al fútbol femenino de forma profesional en Argentina, Mara Gomez, y con Lorena Berdula, representante no hegemónica de Gomez, profesora en Educación Física e investigadora de la Universidad Nacional de La Plata. Este diario también intentó comunicarse con las autoridades del Ministerio de Deportes y la Confederación Argentina de Deportes Acuáticos (CADDA) pero no obtuvo respuesta.
Comité Olímpico Internacional
Hasta el año 2015, el Comité Olímpico Internacional (COI) exigía a las personas trans que quisieran competir según su género autopercibido una cirugía de reasignación de sexo. Ese año, el organismo reemplazó esa exigencia por un análisis de testosterona: para ser aceptadas en la categoría femenina, las mujeres trans empezaron a tener que mostrar resultados menores a 10 nanomoles por litro en sangre, luego de un tratamiento de contra hormonización que les permitiera disminuir la "ventaja deportiva" que, según el COI, presentan frente a las mujeres cis.
En noviembre de 2021, el COI admitió que era improcedente excluir a una deportista trans de la categoría femenina basándose en una ventaja que no hasta ahora no sido comprobada científicamente, por lo que, a partir de entonces, delegó a las federaciones internacionales la potestad de desarrollar sus propios criterios de elegibilidad a partir de investigaciones específicas de cada deporte.
Fue en ese marco que la FINA, en un congreso extraordinario desarrollado durante el Mundial de Budapest --y tras el debate que suscitó la victoria de Lia Thomas, primera mujer trans en ganar una competencia universitaria de natación de elite--, sometió a votación una nueva política que excluye de la categoría femenina a las deportistas trans que no hayan hecho una transición hormonal antes de sus 12 años o del comienzo de su pubertad. "Tenemos que proteger los derechos de nuestros atletas a competir, pero también tenemos que proteger la equidad competitiva en nuestras pruebas", dijo el presidente de la federación, Husain Al-Musallam.
"La FINA siempre acogerá a todos los atletas. La creación de una categoría abierta significará que todo el mundo tiene la oportunidad de competir a un nivel de elite. Esto no se ha hecho antes, así que la FINA tendrá que marcar el camino. Quiero que todos los atletas se sientan incluidos para poder desarrollar ideas durante este proceso", añadió, en tono conciliador.
Nadadoras en Argentina
La nueva regla impuesta por FINA, aseguró a este medio Juan Pablo Morino, secretario de Deportes de la FALGBT, solo tendría validez para las nadadoras trans que deseen competir internacionalmente y no para las que quieran hacerlo en Argentina a nivel nacional o regional, ya que en el país existe, desde 2012, la Ley de Identidad de Género (N°26.743).
En la práctica, sin embargo, son varias las confederaciones que siguen al COI y a las federaciones internacionales al momento de decidir. En hockey, por ejemplo, hubo "muchos reclamos de chicas trans que no eran fichadas en la categoría femenina", dijo Morino. Esos reclamos, no obstante, fueron judicializados utilizando el paraguas de la ley 26.743 y "la justicia terminó fallando a su favor", así que "ahora se está empezando a decidir con mayor inclusión", destacó el activista.
La Ley de Género, recordó, "dice que la sola autopercepción es lo que hace que uno sea mujer u hombre, algo que el año pasado se extendió también a las personas no binarias". Entonces, "si la norma no patologiza, tampoco deberían hacerlo las confederaciones deportivas", reflexionó el referente de FALGBT.
¿Hay ventaja deportiva?
Cecilia Calvar, jefa del Servicio de Endocrinlogía del Hospital Fernández, afirmó que no existe, en la actualidad, evidencia científica que compruebe que las deportistas mujeres transgénero tienen una ventaja sobre las deportistas mujeres cisgénero, dado que "toda la bibliografía respecto a las ventajas deportivas está basada fundamentalmente en la comparación entre hombres cis y mujers cis".
"Hay muy pocos estudios sobre atletas de élite transgénero", observó Calvar. Uno de ellos, realizado en Estados Unidos, midió los tiempos de carrera de 8 corredoras trans "antes de la transición y un año después de la transición" y los resultados, en todos los casos, indicaron que "después del año hubo una reducción en el rendimiento atlético por un aumento en los tiempos de carrera".
Un segundo estudio, también de Estados Unidos, comparó a 46 mujeres trans, con 2 millones de hombres cis y 567.000 mujeres cis --a diferencia del anterior, que solo se centró en 8 mujeres trans-- pero lo hizo entre aspirantes a la Fuerza Aérea y no entre deportistas de elite. "Esta investigación encontró que a un año de la terapia hormonal había una reducción en la capacidad de realizar flexiones y abdominales en las mujeres trans pero estas mantenían una velocidad de carrera que era más rápida que la de las mujeres cisgénero", precisó la endocrinóloga. Después del año de transición, "se observó también, entre las mujeres trans, una reducción de la fuerza muscular y una reducción de la masa muscular", completó la especialista.
Existe un tercer estudio, realizado en Países Bajos, que analizó a 19 mujeres trans al año y a los tres años del comienzo de la terapia hormonal. Esta investigación también incluyó una comparativa con mujeres cis pero, al igual que la anterior, no tuvo como objeto de estudio a deportistas de elite sino a la población general. "Allí se vio que la masa muscular de las mujeres trans después de un año de terapia hormonal se redujo pero siguió siendo significativamente mayor que las mujeres cis, algo que se mantuvo a 3 años de terapia hormonal", puntualizó Calvar sobre los resultados obtenidos.
"Si se toman en cuenta estos dos últimos estudios, uno tendería a pensar que habría una ventaja deportiva. Pero lo cierto es que no se está comparando a deportistas transgénero de elite con deportistas mujeres cisgénero de elite", insistió la experta. Además, "hay que tener en cuenta que con el tratamiento hormonal de transición baja mucho el hematocrito. Los glóbulos rojos en sangre bajan y eso hace que se tenga menor capacidad de transporte de oxígeno, lo que podría inducir a una desventaja deportiva", sumó la endocrinóloga del Fernández.
"Comprendo que haya dudas sobre la ventaja deportiva en mujeres trans que pasaron por la pubertad, pero pienso que si quieren que la discusión sea válida tienen que investigar más, en general y en cada deporte. Hace 10 años que hay atletas de elite transgénero que compiten en distintas disciplinas y sin embargo no vemos que permanentemente se estén destacando sobre las demás", advirtió en ese sentido. Además, concluyó la especialista, "me parece sumamente discriminatorio negarle a una persona que transicionó a los 16 años, por ejemplo, el acceso a hacer deporte (con el género autopercibido), con lo que importante que es para un adolescente la actividad física y con lo tremendamente vulnerable desde el punto de vista psicológico y físico que es la población trans".
Testosterona: la experiencia de la futbolista Mara Gomez
Mara Gomez, primera mujer trans en poder jugar al fútbol de manera profesional, ya estaba realizando una contra hormonización cuando pidió ser fichada por la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en la Primera División de la categoría femenina. "Yo había empezado por un deseo propio. Pero ese deseo no me obligaba a tener que estar en un tratamiento hormonal en altas dosis. No es lo mismo tomar un cuarto de pastilla que tomarse una pastilla y media para poder cumplir los parámetros de testosterona que te exigen para competir", explicó la jugadora, incorporada por la AFA en 2020 tras someterse --pese a que existe en el país la Ley de Identidad de Género-- a un análisis hormonal.
"AFA, como entidad privada, supo escuchar y comprender que el fútbol tiene que ser de todos y de todas, pero aún así nos seguimos basando en las recomendaciones del COI sobre la testosterona, es decir, en el desconocimiento", denunció la jugadora de Estudiantes de La Plata. Las instituciones, coincidió con Calvar, siguen hablando de ventaja y desventaja "basándose solo en estudios físicos y biologicistas" de cuerpos cis. "A mí nadie me hizo un estudio completo que demuestre esa ventaja en la cual muchos se basan para excluir. Por lo que la única que sabe las desventajas y ventajas que tengo, que prácticamente son desventajas, soy yo", planteó la futbolista, quien actualmente padece "muchísima fatiga" y siente que no puede "rendir a la par" de sus compañeras.
Por otro lado, agregó su representante no hegemónica, Lorena Berdula, hay que tener en cuenta que la contra hormonización no solo trae consecuencias físicas (a las enumeradas por Calvar, la profesora de educación física sumó "probabilidades de tener cáncer de mama" y "mayor potasion en sangre, lo que genera problemas de coágulos"), sino también consecuencias emocionales (el cambio de humor propio del tratamiento, que va de la euforia a la angustia, y el impacto psicológico que toda transición implica). "Por eso, nuestra intención con los ministerios de Deportes y de Género es comenzar a evaluar a Mara y otras deportistas trans más allá de la testosterona, para poder entender realmente cuáles son las ventajas pero sobre todo las desventajas de un cuerpo contra hormonizado", contó a este diario Berdula.
Transicionar antes de los 12 años
A las críticas que hace años recibe el requisito de la testosterona, la Federación Internacional de Natación respondió con un cambio en sus políticas de género que viene a traer aún más exclusión: ahora solo podrán participar de la categoría femenina las mujeres trans que hayan transicionado antes de los 12 años o de la etapa 2 de la pubertad. El argumento es que, al no haber estado nunca en contacto con la hormona masculina, esas deportistas no llegan a desarrollar cuerpo masculino y no obtienen, por lo tanto, la supuesta "ventaja deportiva" que está en el centro de la discusión.
Para Morino, el anuncio de FINA es una "locura" ya que "no se puede pretender que las personas transicionen antes de los 12 años cuando uno en su adolescencia recién se está descubriendo. Los procesos de las personas no se pueden cuantificar, uno no puede decir ‘hasta acá sos trans y de acá en adelante no podés participar como mujer’". Además, observó el referente de FALGBT, pocos países podrían cumplir con esta regla, ya que "salvo Argentina, casi ningún Estado prevé acompañamiento a menores de 18 años en lo que respecta a la transición".
Por otro lado, "hay que entender que son muchas las cuestiones que hacen a la ventaja deportiva, como la capacidad física de cada persona, la respiración, el cerebro. No se puede contemplar al físico como la única ‘ventaja’", remarcó Morino. Con ese criterio, "Messi tendría que jugar entre mujeres porque mide 1.70 y Serena y Venus Williams no deberían competir porque tienen un lomazo", ejemplificó.
"Así compita una mujer cis con otra mujer cis o un varón cis con otro varón cis, siempre va a haber una diferencia", coincidió Mara Gomez. Para pensar en ventajas, planteó la jugadora como alternativa, "tendríamos que empezar a analizar cuántas veces por semana se entrena, cuántas horas, cuál es la alimentación, hace cuánto se entrena, cuáles son las condiciones en las que uno entrena, etc.".
La decisión de la FINA de hacer el corte en la pubertad, opinó la futbolista, está tomada desde el "transodio", desde "la necesidad de excluirnos porque no cumplimos los estereotipos sociales". Las instituciones deportivas, remarcó, "no tienen porqué decidir por nosotras y menos a una edad tan temprana como lo es la adolescencia, bloqueando el crecimiento y el desarrollo completo del cuerpo". Es evidente, subrayó la jugadora, "que no les importa la salud y la vida de las personas trans", que son "entidades patriarcales que fomentan la discriminación".
Desbinarizar el deporte
La creación de una categoría abierta que propone la FINA para aquellas personas trans que no hayan hecho transición hormonal o la hayan comenzado después de los 12 años o de la pubertad "es excluyente", sentenció Berdula. "No solo reproduce un discurso binario sobre las corporalidades sino también un discurso patriarcal, de jerarquías, donde ya no solo es el varón el que disputa el poder sino las mujeres cis, quienes terminan vulnerando el derecho a la identidad de las diversidades con la misma violencia simbólica con la que históricamente las han vulnerado a ellas", aseguró.
"Es hora de que las asociaciones se deconstruyan, que desde la educación física nos ocupemos de desbinarizar la motricidad y enseñar deporte sin pensar el sexo y el género que tienen les estudiantes para después planificar o dosificar el entrenamiento. No tenemos que hablar más de cuerpos trans y cis. Tenemos que hablar de fisiología humana aplicada al entrenamiento deportivo y desbinarizar los reglamentos deportivos", propuso Berdula como alternativa superadora, pensando también en personas no binarias y en el resto de las diversidades.
Además, "es cierto que los deportes son diferentes entre sí" pero "todas las personas que los practicamos, más allá del género, tenemos derechos y a los derechos hay que respetarlos", sumó Mara Gomez, su representada. "El fútbol, en mi caso, fue una posibilidad de vivir, un medio de contención en una de las etapas más duras que me tocaron, que fue la adolescencia, en la cual tuve varios episodios de autoeliminación porque el bullying y la exclusión me hacían pensar que no merecía vivir, que no podía tener sueños", contó sobre la importancia que este derecho tuvo en su historia personal. Ahora, con el tiempo, el fútbol sigue siendo para ella un "medio de socialización y de fortalecimiento". El deporte "es nuestra terapia, nuestro cable a tierra". Es, en definitiva, "nuestro salvavidas", concluyó Gomez.