Milagro Sala recibió un gesto de Alberto Fernández que desde hace un tiempo anhelaba. Estaba emocionada. Le levantó el ánimo de manera notable. A su familia, a compañeras y compañeros de la Túpac Amaru también. El Presidente suspendió otras actividades para ir a verla a la clínica donde está internada en Jujuy por un cuadro de trombosis venosa profunda y donde Gerardo Morales le mandó de inmediato policías para que la rodearan dentro y fuera de la habitación de terapia intermedia que comparte con otras personas.
Alberto Fernández y Milagro Sala conversaron sobre el hostigamiento judicial, político y mediático que vive la dirigente, así como sobre su situación de prisión preventiva sostenida desde hace siete años contra todas las normas. Hubo menciones a la dificultad del otorgamiento de un indulto desde el Poder Ejecutivo. Hablaron incluso de política: ella le pidió la intervención del Partido Justicialista jujeño que sostiene una alianza con el gobernador, le habló de la pobreza y del atraso salarial que supera al de otras provincias.
Al terminar el encuentro, el Presidente dejó en claro el mensaje que quería dar: "Les pido a los jueces de Jujuy que dejen de lado las teorías y doctrinas que se difundieron en los años del gobierno anterior y que contradicen al esencia del Estado de Derecho. Le pido también a la Corte Suprema que hace más de dos años tiene la sentencia contra Milagro Sala para su análisis que por favor se aboque al tema". Morales cuestionó la visita, difundió una carta con reclamos y sobre la dirigente dijo: "Que se mejore, pero para seguir cumpliendo la condena en cárcel común".
El paradigma Sala
El expediente contra Sala que está en la Corte es conocido como "Pibes Villeros" y por él recibió una condena a 13 años de prisión, en enero de 2019. Fue juzgada por un tribunal de Jujuy que la consideró responsable de un supuesto desvío de fondos destinados a la construcción de viviendas por parte de cooperativas de la Túpac Amaru y otras organizaciones. Todo fue irregular y denunciado en ese proceso (y desde mucho antes también), desde la designación de una de las juezas a dedo hasta la construcción de hechos y la entrega de pruebas dudosas.
Pero estaba presa desde mucho antes: enero de 2016. El disparador había sido una protesta, pero a partir de ahí comenzaron a activarse causas viejas y nuevas con el claro propósito de tenerla encarcelada. Fue un caso fundacional de la sistematización del abuso de las prisiones preventivas durante el gobierno de Mauricio Macri y en Jujuy fue una política sostenida por Morales en el tiempo.
Marcos Aldazábal, uno de los abogados de Milagro, explicó que —por ejemplo— "estuvo cuatro años presa por procesos que terminaron cerrándose, uno prescribió y en el otro fue absuelta". Recordó también que "hay una resolución firme de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que es obligatoria para el Estado argentino y que dice que no puede volver a una cárcel común", en contra de lo que clama Morales. La disposición de la CIDH, de 2017, se basó en las pruebas del hostigamiento contra Sala, las condiciones de su detención y su delicada situación de salud. Ordenó proteger su integridad física y psíquica.
El viaje de Alberto Fernández
La decisión del viaje de Fernández estaba tomada el martes pero fue manejada con discreción. Llegó cerca de las 12 del miércoles a la clínica Los Lapachos donde aguardaban militantes de la Túpac con parcantas de apoyo a Milagro. Fue con un grupo de funcionarios: la portavoz Gabriela Cerruti, el secretario general Julio Vitobello, el de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, el diputado Eduardo Valdés y el asesor y filósofo Ricardo Forster. Todos tuvieron su ratito con la dirigente, que les mostró la herida e hinchazón en su pierna, donde le habían aparecido coágulos, y les habló de sus dolencias de todo tenor. La comitiva habló con los médicos, que explican que hay que esperar unos cinco días para observar los efectos de los anticoagulantes.
A la noche el Presidente contó en C5N que apenas volvió de Alemania conoció en detalle la situación de Sala y lo movió a ir "una cuestión humanitaria", además de la intención de poner en evidencia que "allá en el Norte está pasando algo que no puede pasar en una Argentina democrática". Detalló que sigue la situación de Sala desde el día que fue detenida, que habla con ella y recordó visitas anteriores que le hizo y remarcó una y otra vez que "no tiene una sentencia definitiva", "lleva siete años de prisión preventiva" y "en un Estado de Derecho eso no es posible". "Prolongar las prisiones preventivas es una forma de violar los derechos humanos". Explicó también que en la causa en la que fue condenada el delito principal era "administración fraudulenta", que tiene una pena máxima de seis años, pero le pusieron "asociación ilícita" para forzar un monto que la llevara a la cárcel.
En la conferencia de prensa que dio en el sanatorio, Fernández les rogó a los tribunales de Jujuy y también a la Corte que "empiecen a enmendar las barrabasadas que se hicieron". "El de Milagro Sala es un caso paradigmático en la Argentina. Lo que le ocurre a Milagro no quiero que le ocurra a ningún argentino ni argentina. No estoy pidiendo por su inocencia sino que estoy pidiendo el juzgamiento respetando las leyes, que los juicios se hagan sin presiones políticas, sin intencionalidades persecutorias, solo con el debido proceso", dijo con vehemencia.
Morales al ataque
El gobernador Morales fue rápidamente al cruce. Dijo en público lo mismo que difundió en una "carta abierta" dirigida a Fernández. Mostraba estar sorprendido de que frente a "los graves problemas del país" se hubiera tomado "tiempo de venir a la provincia de Jujuy a visitar a Milagro Sala". Le recriminó haberlo invitado "decenas de veces" para hablarle de todos los proyectos de su provincia y "se negó". A la vez le cuestionó su respaldo a Sala, a quien trata de "delincuente" y le adjudica en el propio texto supuestos hechos por los que incluso fue sobreseída, como la golpiza a un militante, y otro que no tienen sentencia firme, como supuestos desvíos de fondos. Uno de los párrafos finales parece burla: "Reafirmo mi convicción y mis deseos de pronta recuperación para que la señora Milagro Sala siga cumpliendo sus condenas en una cárcel común".
El abogado Aldazábal señaló en la AM750 que las expresiones de Morales son "una presión absoluta al Poder judicial de Jujuy, que de todos modos es un poder ya controlado y alineado con él, o al menos casi todos su miembros. En Jujuy es imposible siquera hablar de división de poderes", señaló.
El envío de policías para vigiliar a Milagro Sala en el Sanatorio muestra a las claras la injerencia directa del gobernador. El primer día había una oficial al lado de la cama de ella, con el arma bien visible, y otros dos policías en la puerta de la habitación, como si se fuera a escapar.
En las antípodas de Pepín Rodríguez Simón
El Presidente hizo una comparación con el caso de Fabián Rodríguez Simón, quien huyó a Uruguay para eludir a la Justicia e "invoca fueros" de parlamentario del Mercosur, mientras que Sala hizo lo contrario. Su defensa y la Secretaría de Derechos Humanos (SDH) presentaron quejas ante el juzgado de ejecución por semejante presencia policial y consiguieron que se sacara a la policía del cuarto.
La SDH, además, le respondió a Morales en un comunicado donde lo acusa de "tergiversar" y usar "información falsa" para "referirse a la alarmante situación de Milagro Sala". "Vuelve a utilizar un relato estigmatizante para atacar a una organización y a una dirigente social que es víctima de una permanente persecución política, judicial y mediática desde 2016. Es falso que Milagro esté condenada por crímenes violentos. Es falso que Milagro haya sido investigada por graves violaciones a los derechos humanos (...) Está privada arbitrariamente de su libertad desde hace casi siete años, perseguida penalmente en una decena de causas sin garantías del debido proceso".
"La carta que escribió Morales es lo mejor que nos pudo pasar, porque quedó claro quién decide quién va preso en la provincia", dijo a este diario Alejandro "Coco" Garfagnini, coordinador del Frente Milagro Sala. "Me siento contento con la visita del Presidente, porque al margen de las mil diferencias políticas que podamos tener con la gestión, fue humano en medio de este matadero que es la política", agregó. "El tema quedó en la agenda nacional, fue importante", remarcó.
Indulto y otras salidas
"Yo no puedo indultar a Milagro Sala, les pido a todos los compañeros y compañeras que piden que la indulte que lean la Constitución. Milagro Sala ha sido juzgada por tribunales provinciales y quien puede indultarla es el gobernador de la provincia", afirmó también Alberto Fernández. "No me pidan que haga un gesto político y que ese gesto sea contradecir la Constitución, porque soy un respetuoso de los derechos constitucionales. Estoy al lado de Milagro y siempre lo estuve. Están cometiendo una injusticia con ella", subrayó.
Fernández y Sala hablaron a solas, aunque ella en cierto momento pidió que se sumaran su compañero, Raúl, y su hija Claudia. El diálogo atravesó trivialidades, pasaron por las cuestiones de salud —el Presidente le contó que había tenido una dolencia similar a la de ella— y también hablaron de política, del escenario judicial, la saña de la persecución, la incesante multiplicación de causas y de las herramientas para revertir la situación. Ella aspira a que en algún momento se intervenga el PJ local, que sostiene una alianza con Morales, que lo fortalece. Fernández eludió referirse al gobernador ante las consultas periodísticas.
La cuestión del indulto apareció en la conversación, Fernández se mostró dispuesto a analizar variables, pero por ahora eligió —al menos en su discurso público— poner el foco en las arbitrariedades del Poder Judicial jujeño y en las cuestiones pendientes en la Corte, que tiene la causa de Sala desde el 18 de marzo de 2020. Los supremos pidieron todo el expediente para revisarlo, pero ahí lo tienen, sin haber resuelto nada. Nunca se expidieron tampoco sobre los abusos de las prisiones preventivas de la era macrista, lo que fue un respaldo. A Sala se la confirmaron en 2017. Ahora pasó el tiempo. "La Corte Suprema que tiene tanta urgencia para tratar los temas que atañen a sus intereses, como el Consejo de la Magistratura, o los jueces de la Cámara Federal, les pido que impriman urgencia al tratamiento de la sentencia que les llegó por vía de queja --reclamó el Presidente-- y que descansa en algún lugar de la Corte, y que, por favor, resuelva".