Pensemos a Oliver Nash trabajando como un alquimista en medio de la ciudad, y en su lista de elementos tiene al lenguaje, el amor, la identidad y las angustias. Al mezclar, el objetivo de su pócima es conseguir una magia que le quite peso al dolor hasta convertirlo en herramienta, una llave para pasar las barreras de los prejuicios, las burocracias y poder ser (y conocer) quien es. La alquimia de Oliver Nash acaba de presentarse en formato libro, y la fuerza testimonial de su primera persona se abre un espacio original entre las narrativas trans de los últimos años. En Siempre estuve ahí (Editorial Aguilar), cuenta desde la infancia hasta la adultez la historia de un varón trans y su desarrollo identitario para encontrarle palabras a su vida, nombrarse y avanzar hacia el deseo.
Oliver Nash nació en Buenos Aires en 1992. Es periodista especializado en deportes y temas LGBT+, escritor y licenciado en Comunicación Audiovisual. En redes sociales lo siguen personas de todo el mundo y es imposible no asociarlo a que hace dos años, cuando inició su tratamiento hormonal, empezó a contar el paso a paso de su transición. A diario divulga sus propias vivencias, que son las de miles, y alrededor de sus posteos se generan debates y comunidad. Por estos días da conferencias en distintos espacios y organizaciones, además de participar en la colectiva Abosex (Abogados por los Derechos Sexuales). Según su carta de presentación, "intenta ser la persona que hubiera necesitado cuando era chico, para hacer visibles a quienes el mundo invisibiliza".
Siempre estuve ahí tiene varias claves de lectura. Se puede abordar como un diario íntimo, como una novela en primera persona o una autoficción, ese género tan en boga donde la biografía toma atajos ficcionales como puente, en busca de evitar las zonas donde la literalidad aleja de los múltiples sentidos de la experiencia. Después de todo, cualquier biografía es también una ficción, ya que la objetividad es una estrategia narrativa. El libro de Oliver Nash puede tomarse como insumo para informar acerca de cómo es la vida de un varón trans en la Argentina contemporánea -si quien lee no tiene idea del tema-, pero también es excelente compañía para aquellas identidades incómodas de los mandatos biologicistas y los binomios de género.
Es tu primer libro, ¿cómo fue el proceso creativo? ¿Lo hiciste en solitario o trabajaste en algún taller?
-Empezó como una manera de ir dejando una forma de miedo, de ir sanando sobre los recuerdos que me habían aparecido en la infancia y adolescencia y con los que en ese momento no había podido hacer nada. Por un lado eso, ir asentando y dejar alguna huella de lo que pasó. A su vez necesitaba sacar de adentro todo lo que venía sucediendo últimamente, así que fue una manera de sanar un montón de cosas. También lo pensé para que otras personas no tengan que pasar por eso que viví a causa del desconocimiento, de la falta de información. En ese punto sentí que podía aportar a que haya un poquito de representación de hombres trans y que las personas sepan que existimos. A nivel español prácticamente no hay relatos de hombres trans de editoriales grandes, casi nada, este es uno de los primeros libros que no es teórico.
Es entretenido pero a la vez como que va “traficando” data, ¿fue tu intención al momento de la escritura?
-Mi idea era que no sólo fuera entretenido por la manera que está escrito, sino que a su vez quien lo leyera pudiera entender lo que vive un hombre trans, en este caso a través de las vivencias y la experiencia. Creo que puede acompañar a alguien que se está preguntando sobre su identidad o mismo alguien que es trans y recién está entendiendo lo que le pasa, pero también a una persona que no es trans, o sea una persona cis, para acercarse a lo que vive alguien trans. La idea principal de este formato, que pensé y trabajé con mi editor Genaro Press, fue que no sea un libro teórico donde lo trans quedase como algo abstracto, sino bajar las ideas a tierra.
En una parte decís que las redes sociales te resultaban más útiles que leer algo teórico, ¿qué lugar ocupan las redes en tu vida?
-Antes de haber salido del armario, las redes fueron el primer lugar en el que pude ser yo, donde pude ser Oliver, donde me animé a decir que me traten en masculino. Si bien uno siempre habla de la hostilidad y el odio que puede ver en redes sociales, porque es quizá lo que resalta, también hay un montón de gente que te apoya y te va acompañando en ese proceso. En momentos en los que me sentía muy solo me ayudaron un montón, tanto como acompañamiento como una forma de ir entendiendo, porque al leer a otras personas trans que ya habían salido del armario y cambiado documentos, estaban con las hormonas y todo; veía un reflejo de cómo yo quería estar en un futuro, cómo me quería ver y cómo quería vivir. La experiencia directa de esas personas me sirvió mucho más de lo que me puede servir la teoría.
¿De alguna manera el libro sería una retribución?
-Muchas personas colaboraron en lo que soy, y aunque no es que me estaban haciendo un regalo, yo quería, de alguna manera, devolver todo lo que me había servido de ver otras vivencias trans que ya lo habían hecho antes. Intenté ser esa representación que a mí me sirvió tanto y que a su vez yo hubiera necesitado cuando era más chico y lamentablemente no estaba. Es decir, ser esos reflejos que yo necesitaba ver para no sentirme solo.
Y hablando de reflejos, ¿sentís que el Oliver que aparece en el libro te refleja?
-Obvio que es una parte de la historia y no es la totalidad, pero el libro sí refleja lo que fui sintiendo a lo largo de toda mi vida con respecto a lo que es ser trans. Lo que me gusta de cómo quedó es que te va mostrando cómo las cosas van “evolucionando”, porque a veces las personas creen que uno un día se despierta y “se hace trans” y dice “bueno voy a empezar con las hormonas y ya está”. Y no, generalmente las cosas son más complejas. Uno evalúa 500 veces y lo piensa un millón si está seguro de lo que está haciendo, entonces volver a recuerdos de la infancia y la adolescencia fue para mostrar que yo siempre estuve ahí, justamente el título del libro. Siempre había estado, pero por un millón de circunstancias que tienen que ver con cuestiones de la misma sociedad, de la discriminación y la invisibilización no lo podía decir.
En cada capítulo abordás diferentes momentos de la vida pero sin correrte de ese foco que es ser varón trans en un mundo con reglas cis. ¿Cómo fue ese ejercicio de volver sobre la memoria?
-Algo que me gusta en particular es el tema de la infancia, porque muchas veces cuando le digo a la gente que ya lo sabía cuando era chico no me creen y dicen “¿¡Pero cómo puede ser!? ¿Por qué saliste del armario recién adulto…?”. Es muy claro, no tenía forma de decirlo porque nadie me había explicado lo que era ser trans. Creo que explicarle a los nenes lo que es ser LGBT o trans en particular, no va a volver a ese nene trans, sino que le va a permitir poder decir quién es. Cuanto sos chico hay problemas para que se te respete la identidad, porque está toda la cuestión de creer que “es muy chico para hacerlo”. Cuando ya sos adulto a la gente igual le cuesta, porque cree que “estás muy grande”. En realidad si te quedás esperando lo que digan las personas nunca hay un buen momento para ser trans, y esto se ve en todos los lugares que vas pasando porque nunca están preparadas para recibirte.
¿El libro es una biografía?, ¿cómo lo clasificarías?
-Me gusta definirlo como una autobiografía, pero también es una novela escrita en primera persona. Claramente trata sobre cuestiones de mi vida, pero aunque sea sobre mí, no soy yo. Quizás suena raro, pero lo principal ahí no soy yo sino la historia y toda la cuestión que va ocurriendo sobre el tema identitario. Contarlo a través de vivencias es una búsqueda para que no sea leído en clave teórica, porque yo sentía que no soy quién para estar definiendo que ser trans es de tal manera y que esa es la única posibilidad. También que no haya sido teórico es para que pueda acceder cualquier persona, porque soy de pensar que la mayor parte de la gente no nos odia, sino que no sabe lo que es ser trans y a partir del desconocimiento se genera rechazo y te terminan excluyendo y discriminando.
La historia tiene un comienzo y una conclusión, pero en la vida ¿creés que las identidades tienen un lugar al que se llega?, ¿o más bien es un devenir en el cual se sigue transicionando?
-Creo que eso va a ser particular de cada persona, aunque uno se va descubriendo cada vez más y quizá por eso se va modificando la manera en que uno se llama, se autodenomina o se identifica. Cuando era más chico todo el mundo me decía que era una nena y terminé viviendo una parte de mi vida así aunque no me identificaba de esa forma. Después cuando empecé a entender quién era, en un primer momento me identifique más con la etiqueta no binaria, y no porque ser no binario sea una etapa de transición ni nada, sino porque estaba intentando conocer qué era lo que yo sentía. Después de entenderlo y pensarlo un montón en todos esos recuerdos que voy relatando en el libro, terminé de entender que soy un hombre y me parece que no tengo más que descubrir ni otra etiqueta para ponerme, pero tampoco creo que uno pueda cerrarse a eso.
¿A qué manos te gustaría que llegue Siempre estuve ahí?
-Muchas personas me preguntan si solo está orientado a personas trans y justamente no. Por un lado está orientado a alguien que está descubriendo su identidad o alguien que es trans y quiere leer experiencias similares a la suya, pero la verdad cuando lo escribí no fue el punto solo eso sino enfocarme en toda la población en su conjunto. Es importante que se sepa de este tema porque si no siempre nos quedamos las personas trans hablando sobre personas trans. La única forma de que se respete nuestra identidad es que la mayor parte de las personas sepan lo que es ser trans, para que nuestros derechos estén protegidos necesitamos que la sociedad en su conjunto sepa quienes somos, qué vivimos, qué es lo que pasamos para poder ser quienes somos.
En un punto es pedagógico, porque en varias escenas aparecen situaciones violentas de burocracias y se nota que fácilmente podrían cambiar si alguien entendiera lo simple y a la vez importante que son esos detalles.
-Son las estructuras del Estado, las empresas y las instituciones en general las que tienen que educarse sobre el tema y no una persona trans que va a ser un trámite estar educando a cada persona que se le presenta en el camino, porque realmente es agotador e imposible de realizar. Los problemas se presentan porque ni siquiera tuvieron en cuenta tu existencia para modificarlos antes que ocurran. Por ejemplo, cuando intentaba abrir una cuenta de banco, como las bases de datos no habían cambiado mi nombre anterior y yo tenía mi nombre nuevo en el documento, cruzaban los datos y siempre había algo que estaba mal, entonces no me querían abrir la cuenta.
También aparecen escenas con el sistema de salud, el acceso al trabajo y la educación. ¿te gustaría que en esos espacios te lean?
-Tanto en el sistema de salud como en la educación el libro podría servir un montón porque hay muchos profesionales que no tienen ni idea de lo que es ser trans. Vas a una consulta, surge el tema por lo que sea y se te quedan mirando como si fueras un extraterrestre, es la razón por la que muchos no van al médico. La misma dificultad se traslada al mercado laboral, que no saben cómo tratarte y tienen miedo de que les generes un problema. Las personas trans tienen la misma capacidad que cualquier otra persona, sin embargo cuando se enteran de tu identidad se quedan como en una especie de shock y no saben qué decirte. De a poco está cambiando y te respetan, pero el tema es que no deberían ser la minoría sino no una regla básica, porque ser trans no es ninguna dificultad ni problemática en sí. El libro se plantea mostrar estas experiencias y más allá que suene a obviedad, dejar en claro que somos una persona como cualquier otra.
Generacionalmente puede ser abordado desde diferentes edades.
-Desde adolescente para arriba, cualquiera lo puede entender perfecto porque lo escribí pensando en eso, siento que ahí me ayudó a haber estudiado comunicación para que la lectura no necesite de ninguna cuestión de nivel académico o ser un gran lector. La idea fue que esté bien escrito y sea entretenido pero a su vez tenga un lenguaje accesible para cualquiera, no irme por las ramas de las terminologías.